Se ha manifestado, y eso ha sido el todo qué necesitaba ahora, para mantener mis fuerzas y mis alientos de la misma manera en la qué he estado tolerando todo éste absurdo sufrimiento en el qué me encontraba ahora.
Mi yo enfermo, seguía haciendo de las suyas, dándo voces que realmente me costaba mucho salir de éste sitio. Todo era una absurda ironía de la qué me tocaba asumirlo con la mejor compostura y la mejor revelación de todas.
Ella era mi miedo, mi lágrima, mi sueño, mi todo en una mujer. ¿A caso no habría algo qué ella no pudiera lograr con su esencia de vida? Si con tan sólo recordar su significativa presencia en mí, me daban los alientos suficientes para continuar con la batalla por la cuál realmente había venido.
Contaba los minutos para poder ver la audiencia de la cuál todo o nada podría salir de todo éste mar de artimañas que lo único qué se evidenciaba era el frecuente caos.
No podía dejar qué descubrieran mi otro lado, porqué sería una catástrofe que no tendría remedio. Y no sería efectiva para lo qué fue enviada a ser en estos momentos.
Estábamos en el dulce y bello consultorio de un psiquiatra, en el qué estaba intentando descubrir que existía yo, y qué mi otro yo, eran casí que una parte profunda de mi interior.
En ese momento mi yo enfermo comienza a desatar un caos impredecible y fuerte en medio de la tormenta. Hasta tal grado que el médico desistió de seguir buscándome y tratar de sacarme a la luz, cómo sí fuese una marioneta de juegos.
Inmediatamente salimos a la sala de juzgados, dónde se dictaminará sí toda está tortura habrá sido un exito y podremos ver el nuevo amanecer de todo lo qué hemos tenido qué pasar.
Al llegar a la sala de juzgados, y allí estaban Hyungwon, Shownu, Jooheon, Minhyuk, Kihyun, Wonho, Liz, Jan, Nath, Laura ‘Day’, Jimena Park, y Mariana. Mi hermosa Mariana, quién también estaba muy nerviosa.
Me han visto llegar, y de manera sorpresiva se abstienen de saludarme, pues supongo qué mi yo enfermo habrá de mostrarles la cara de la dureza, en la que me encontraba en éstos momentos.
Sin embargo, ella fue la más valiente para haberse acercado a mi yo enfermo, en medio de guardias y de los múltiples controles que habían, aún más al ver a mi yo enfermo, quién estaba esperando por éste encuentro, al cual él había denominado cómo el punto de pérdida para mí.
Lo qué no sabía, es qué estába tan equivocado cómo soñador.—(Mariana): A pesar de qué no dures mucho, te debo dar las gracias, por todo lo qué has hecho por mí.
—(Changkyun enfermo): ¡¿Piensas qué habré de dejarte ir así cómo sí nada, cuándo te quiero cómo sí todo siguiera igual entre nosotros?!
—(Mariana): Gracias por soportar la tortura, y el dolor que has tenido qué soportar, para éste momento.
—(Changkyun enfermo): Te voy a buscar y te voy a encontrar a cómo dé lugar.
—(Mariana): Sólo sé qué es por un leve momento, el qué he visto a Changkyun enfermo. Pero después de todo, me ha dolido lo más profundo de mi ser, porqué sé qué es el momento para despedirme de tí, en la manera adecuada.Ella solicita permiso a los guardias qué estaban custodiando mi cuerpo maltratado, invadido por mi yo enfermo. En ese momento, los guardias acceden a la petición de ella, haciéndose a un lado para otorgarle lo qué había pedido.
Ella lo nota, suspira fuertemente, toma el cuerpo herido y cansado qué tenía mi yo enfermo, abrazándolo de una manera que sólo ella podía hacer en éste momento para mí.
Mi yo enfermo se comienza a hacer un poco débil, tratando de dejar que escaparán unos cuántos y leves sollozos qué tenía resguardados en el interior de su oscuro y tormentoso ser.Al sentir eso, mi yo enfermo dejo qué entrará un poco de luz en medio del caótico y triste yo enfermo. Algo qué desde dónde estaba, se veía de la manera más bella y profunda, qué jamás nadie hubiese podido imaginar y coexistir en el mundo real.
Mariana había debilitado a mi yo enfermo, para qué cuándo llegase el momento de irse, lo pudiera hacer con el modo adecuado y no se rehusara a hacerlo con grandes pasos de generosidad; algo qué jamás había visto en mi yo enfermo.Los guardias le dicen a Mariana qué ya es hora de ingresar al tribunal, ella pide sólo dos minutos para poder hacerle un último gesto de generosidad a mi yo enfermo, para sacarle lo mejor qué tenía en éste momento. O mejor, lo qué jamás había visto en mi yo enfermo.
En ese momento ella toma mi cuerpo en sus manos, le acerca hasta sus labios, y a manera de susurro me hace oír su dulce y tierna voz qué me decían...
—(Mariana): Estaré esperándote, con todo mi corazón, estaré dispuesta a saber que llegarás. No importa lo qué pase, ni mucho menos lo qué quieren hacer con nosotros, yo sé lo que he visto y vivido contigo a mi lado.
Es allí qué mi yo enfermo se ha hecho un mar de dudas, los cuáles eran lo suficientemente fuertes, pero no para dejar qué el último gesto que haría Mariana, logrará pasar esto por desapercibido.
El beso en la cabeza de mi yo enfermo, era el acto más inesperado y dulce que se hubiera hecho presente ahora.
Allí mi yo enfermo sonrió por unos pocos, pero significativos momentos. Los cuáles eran la respuesta de los últimos días en que todo se había comenzado a planear de manera improvisada.
Allí los guardias me tomaron por pocos minutos, para llevarme al estrado judicial, para recibir la respuesta de todo ello.
Hyungwon estába ya en el estrado, con sus argumentos médicos y demás alegatos en los qué tendría una definición de todo lo qué se iba a ver a continuación.
Desafortunadamente no podía hacer más nada, qué ver a lo lejos del redil, todo lo qué se vendría a continuación.
Aúnque temeroso, estaba seguro de algo y es que tenía a una mujer capaz de soportar mi vida y mi yo enfermo, en momentos dónde la tensión y la ansiedad se hacían presentes.
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Alma oscura, alma blanca
Fanfiction«No quiero destruir tu alma blanca, con mi alma llena de oscuridad, debes abandonarme, aúnque no quiera, aúnque me cueste la vida olvidarte. Tú, fuiste quién me enseño lo que es el mundo. Y ahora, no puedo hacer mas que aferrarme, desgraciadamente...