35

9 5 2
                                        

He tenido una larga transición de tiempo y espacio, que realmente no me había fijado mucho en ella.

Hoy teníamos que retomar la profesión por la que estábamos luchando a cuestas enteras. Hoy se activaban las promociones de algo que habíamos hecho, pero no tenía certeza de qué pudiera ser útil de alguna manera. Era tiempo del show. Más está vez, no estábamos solos; sino que también estarían los demás chicos en el transcurso de las presentaciones. Era un todo contra todos qué podría resultar ser algo malo o algo bueno. Y sí, vería a quién ahora es ‘rival’ hasta en lo emocional. Después de todo, debía estar seguro de qué no se metieran en su territorio con quién amé alguna vez en toda mi existencia.

—(Ren): ¡CHANGKYUN!

*Escuchó decir en un tono fuerte y cargado de ira, detrás del escenario, en el que estábamos haciendo actuaciones de estar bien, y ser felices.
Me volteó y fue realmente impactante, porqué lo ví y todo tipo de emociones negativas se hacian presentes en mi interior. Era cómo sí hubiese visto al demonio y quisiera quedar con vida, después de ello.
No tenía un protocolo específico para actuar de una u otra manera, tampoco tenía una alternativa en la vida, para que algo se diera conforme yo lo estaba anhelando.
Sin embargo, intenté mantener mi compostura, y mi modo correcto de vida intactos, pués «“Debía actuar conforme yo merecía mi paga.”» Así qué lo volteo a ver en silencio y me quedo en completo silencio, lejos de él, para ver qué pudiera estar diciéndome en unos momentos.*

—(Ren): Hasta qué finalmente me escuchas.
—Todos los qué realmente me conocen, saben qué no pueden interferir con mi música, y menos sí tengo los audífonos puestos. Después de todo, no quiero oír sonsonetes a cerca de cómo es tu vida con... *se me quiebra la voz, y se me alcanzan a inundar los ojos de una u otra manera.*
—(Ren): Se nota que sigues siendo el mismo cretino de antes. ¡¿QUÉ NO TE DÁS CUENTA QUE ESTÁ AQUÍ EN FRENTE TUYO, Y HA QUERIDO HABLARTE AHORA MÁS QUE NUNCA?!
—¿De qué me sirve ir a verla en éstos momentos, y decirle qué actúe cómo un completo cretino, el cuál se arrepiente de todo, aún cuándo está en brazos de otro hombre y qué  muero por abrazarle? ¿De qué me sirve querer devolver el tiempo y poder no haberla tocado jamás, para que estuviera feliz contigo y no fuera dañada y condenada por mí? ¿De qué me sirve decirle en mis sueños «No quiero destruir tu alma blanca, con mi alma llena de oscuridad, debes abandonarme, aúnque no quiera, aúnque me cueste la vida olvidarte.» Si en realidad anhelo que esté en mi vida, y en mi alma. ¿De qué me sirve decirle a mi mente ‘la tendremos a nuestro lado, siempre que lo necesitemos’. Sí ahora está contigo, contandote todas nuestras anécdotas de vida y pasión en un momento dado? ¿De qué me sirve tener mis manos heladas sin su calor, cuándo sé perfectamente que no volverá a estar conmigo por toda la eternidad? ¡Tú no puedes decirme que sigo siendo el mismo idiota de siempre, porqué no sabés todo lo que he debido sufrir por todo esto. Sin su ayuda, sin su luz, sin ella.! ¡Tú no sabés lo qué es haber tenido entre tus manos a un ángel, y haberlo perdido en menos de un breve soplo de vida y de dolor, sólo porqué se te ha dado la gana de hacerlo, y después tienes al lado a tu verdugo qué te recuerda cuán porquería eres!

Termino de refutar con gran fuerza y un profundo dolor en el alma todo esto a quién se suponía es mi rival de tiempo completo, y qué debía estar en otro lugar con quién amé profundamente y ahora no puedo recuperar.
Mis manos se sentían frías, mi cuerpo temblaba de gran dolor y nerviosismo, y mi vida estaba sumergida en una completa agonía del alma qué no podría definir en palabras exactas.
Cuándo menos pensé, escuche su voz, una dulce y a la vez potente autoridad en su voz, que daba miedo y regocijo poder escucharle.

—(Mariana): ¡¡¿Ya no te puedes dar cuenta qué te he estado llamando en estos momentos?!!
—¡¿Para qué me llamas, para refregarme en tu cara lo muy feliz qué estás siendo en éstos momentos?!
—(Mariana): ¡Eres un completo idiota!
—Pero, recuerda qué fuí tu idiota. El idiota por el que conociste muchas cosas que nadie más pudo, ni podrá enseñarte. El idiota qué amaste, hasta que se saciaran tus huesos de vida y plenitud absoluta en un mismo instante. El idiota que amo, y ama cada una de tus cicatrices y temores, y al cuál desechaste cómo perro viejo, porqué es inservible en tu camino.
Ahora, sí me permites deberé irme de aquí, porqué tengo una presentación pendiente que hacer; y por la cuál esté idiota, aquí presente debe hacerlo bien, hasta qué el corazón se salga de mi cuerpo. Con eso podría dejar de sentir algo, por quién me ha considerado cómo su ‘idiota’ personal.
Cuídate, se feliz y vive con cuidado. Después de todo, ya me has hecho a un lado, y finalmente te hiciste a la idea de que has renunciado a mí, cuándo todos sabemos qué no es así.
Pero, conformate con las migajas qué tienes en la vida.

Salí de allí, corriendo cómo sí hubiese visto a mis peores fantasmas en todo su esplendor. Trate de no pensar en ello, pero no podía dejar de hacerlo.
Tenía miedo, y tenía una agonía en medio de mi corazón de la qué he estado esperando por tantos y tantos días.
Sin medir quién estaba al frente mío, sólo quería huír y escaparme de todos. Más no contaba con qué me fuera a estrellar contra Hyungwon, quién estaba viéndome con rostro atónito y perplejo, por haberlo empujado, cuándo iba a llamarme para ir a prepararme con los chicos qué estaban ansiosos por intentar dar el mejor espectáculo.

—(Hyungwon): ¡¿Querías arrastrarme contigo?!
—Lo lamento. En verdad lo lamento mucho...

Alma oscura, alma blancaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora