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Ha pasado una semana, una bella semana en la qué todo lo vivido con Changkyun en tiempos duros era un recuerdo.

Los muchachos y yo trabajamos juntos para enfrentar a los Kang, después de todo, no podíamos fiarnos de aquélla victoria obtenida por Hyungwon.

Estábamos hablando con los chicos, para poder secuestrar y eliminar a la miembro de menor categoría, pero no de menor irrelevancia para los Kang. Y era la abuela Kang Sun Tzu, pues ella fue la despiadada qué se encargo de dar orden para que nuestros padres fueran eliminados de manera pronta y certera qué lastimaba lo más profundo de nuestro ser.

—(Changkyun): Es fácil ir por ella, está en un geriátrico, no recuerda la última vez en qué tuvo relaciones sexuales con un cadáver, y tampoco la última vez en que le quito la piel a uno de sus esclavos, sólo para lucir cómo una dama de primera clase y de primera categoría.
—(Jooheon): Tú no podrías ser el indicado, mucho menos Hyungwon, porqué han salido en varios medios de comunicación en dónde se les ve el rostro. ¿Quién se arriesga a ir por ella?
—(Jan): ¡Voy yo!
—(Hyori): ¡Yo voy con ella!
—(Nath): ¡Yo voy con ellas!
—(Liz): Yo estaría haciendo un perimitraje al lugar, para qué no haya nada anormal en medio de él.
—(Shownu): Chicas, ¿Han usado armas, en caso de alguna emergencia?
—(Jan): No estás hablando con hermanitas de la caridad, Shownu. Yo he matado a varias personas, tengo varias almas encima mío; ¡cómo quisieras tenerme tú, Hyungwon.!
—(Hyungwon): ¡Yo no te quiero encima mío, yo te quiero abajo de mí!
—(Shownu): Wow, mucha información. Jajaja, pero encerio podemos hacer ésto con ustedes chicas.
—¿Cómo les haríamos saber a los Kang qué la guerra ha comenzado y todo gracias a ellos?
—(Wonho): Simple y elemental mi querida Mariana. ¿Recuerdas ‘el regalo enviado’?
—Ya entendí. Sería exactamente de la misma manera.
—(Minhyuk): Mucho peor, peor qué eso. Ya qué es un contra ataqué. No podemos darnos el lujo de ser sensibles.
—¡Pero es una anciana!
—(Jan): Y te recuerdo qué por ese espécimen antiguo, nuestros padres están muertos. Hemos pasado dolores y hubo un desgraciado qué quería encerrar a Changkyun en la cárcel. ¿Te doy más argumentos?
—No, es sólo qué me conmueve eso.
—(Jonghyun): De la muerte de ella nos encargaremos nosotros. Las chicas se encargarían de sacarla de ese lugar, y ser bien discretas.
—(Jan): Mariana, tienes qué ir cómo conductora, lo siento, pero no hay otra manera de hacer esto posible.
—Está bien.

Nos dirigimos hacia el geriátrico, con grandes espectativas qué realmente no me gustaban tener en el momento. Conducía hacia una provincia en Seúl, pues era el lugar qué estaba el geriátrico.

Las chicas tenían nervios, era un ambiente tenso entre mujeres qué estábamos comenzando a hablar el idioma de la muerte y la venganza en un mismo cuerpo.

Puse algo de sonido de piano en la radio. En dónde sonaba Alcan, y una pista de piano qué me recordó ir por todo contra todo. Así cómo en su época lo habían hecho ellos contra mis padres, y los padres de quiénes queríamos vengarnos.

—(Jan): Sé qué te desagrada mucho la idea de qué se haga ésto así, pero sino lo hacemos, ten presente qué ellos podrían lastimarnos peor.
—¿Por qué me dices esto?
—(Jan): La canción que tienes en la radio, solían escucharla nuestros padres cuándo se sentían mal y de cierta forma no tenían una manera de hacer que sus vidas cobrarán ánimo fácilmente. Incluso, podría decirse qué fue la melodía que escucharon el día de su muerte.

Cerre brevemente los ojos, e imaginé lo peor, con está canción, y es entonces dónde decido apagarla y no dejar qué se hiciera una revuelta en mi mente.

Hemos llegado, y tal cómo lo discutimos antes, Nath, Hyori y Jan estaban en la recepción preguntando por ella, para “sacarla a pasear”, cosa qué era tan falsa, cómo el amor de Lisa por Changkyun. Es allí qué no hacen muchas preguntas, y la han traído hasta el auto de manera “Normal”, una qué daba escalofrios de ver cómo hacían las cosas con tanta facilidad y fortuna en sus vidas.

Y era verdad, la señora no reconocía absolutamente nada. Todo era color oscuro, pués su ceño era fruncido y demasiado lejos de todo lo qué tuviera una persona normal.

De repente la anciana ha tenido una alucinación en dónde estaba matando a nuestros padres, y lo disfrutaba, disfrutaba gritar «Denme su asquerosa sangre, denme su maldita mierda de cerdos extranjeros...»

Mi corazón se ha hecho pedazos, Jan le ha colocado un paño con cloroformo, y ha quedado cedada. Mis ojos no dejaban de llorar y sentirse muy mal, por lo qué acababan de oír, por una persona qué no tenía amor por nada.

—(Jan): ¿Te das cuenta de lo qué estámos diciendo?
—(Hyori): Sabemos qué eres tan buena, cómo dulce. Pero, mira esto qué sin planearlo sucedió con ella.
—(Nath): Es cómo sí clamara por morir de una u otra manera.
—(Liz): ¿Te cuesta creerlo todo?
—Pensaba qué era alguien dulce que merecía mi comprensión de ser humano. Pero me doy cuenta qué no es así, qué es todo lo contrario.

Seguíamos debatiendo sobre lo sucedido con está señora, qué realmente no me daba tiempo de nada. Quería llegar tan pronto cómo fuera posible, y acabar con esto. Es cómo sí estuviera haciendo algo realmente ilegal.
Pero, era mi venganza. La qué tanto necesitaba para que todo se quitara de encima de mi vida.

Al llegar, me bajo de prisa del carro, entro tan pronto cómo pueda a la casa, estaba Changkyun allí, y los demás; pero no me importaba nada, sólo quería estar tan tranquila y encerrarme en mi habitación para no oír hablar a esa señora.

Tocan la puerta de mi cuarto, no digo nada, oigo que giran la perilla, y qué dan unos leves pasos, me toman por la espalda y me abrazan. Era Changkyun.

—(Changkyun): Es parte del proceso de llegar a la venganza. ¿Quieres seguir?
—Sólo sí estás conmigo.
—(Changkyun): Es una promesa. Nunca  dudes de ello.

Alma oscura, alma blancaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora