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...—¿Así qué quieres me alejé de tí, y esté completamente distante de tí, cuándo me estás llamando de lo más profundo de tu corazón? *Le refutó con lágrimas en mi corazón, mi voz ya no seguía siendo la misma con la que le llamé para que se acercará a mí y me dijera ésto, que estaba taladrando mi alma y mi corazón en medio del dolor y la tormenta que quería evitar.*
—(Mariana): Tal vez, sea lo mejor para los dos. Tal vez podamos estar tranquilos y sintiendo que nos dimos cuenta qué podríamos salir peor de lastimados en una absurda guerra que no tenía un sentido o un objetivo claro para poder continuar. *Me responde ella con una mirada baja y el sentimiento de qué no se podía hacer algo al respecto, para que pudiéramos regresar.
Sin embargo, me rehusaba a dejarla ir de mi vida, porqué estaba dispuesto a enfrentarme a sus propias ideas y su hermoso amanecer en el caos.*
—Puede qué eso que piensas esté bien, y no te culpo, pero ya estoy harto de qué huyas de mí, cómo sí no tuvieras otro hobbie más qué hacer. Está vez no voy a ceder ante tus estúpidas peticiones. ¡¿SABÉS POR QUÉ?! *Le digo con voz baja, pero con un énfasis especial en estás palabras, que parecieran cobrar vida y sentido al decirlas.
Ella abre muy grande sus ojos, tratando de qué se hiciera una mella en ellos, que me hacia saltar de emoción al verlos en esa manera.*
—(Mariana):No, no lo sé, pero deberías obedecerme y alejarme de tu vida...
—No, no lo haré. Porqué te juré con mi vida entera que estaría siempre contigo, pasé lo que pasé, sienta lo que sienta en el camino. Para mí la palabra siempre tiene un significado distinto al qué tú tienes en mente. Yo estoy cansado de decirte lo mucho que lo siento por hacerte daño, pero también estoy aún más cansado de ver cómo me alejas de tu vida, siendo que me he esforzado por demostrarte lo qué siento.
Ambos renunciamos el uno al otro, sin embargo estámos aquí, estámos viéndonos los rostros afligidos por todo lo qué representa el dolor en nuestras vidas y corazones, tratando de sanar nuestro primer amor. El amor qué nos hizo felices, y el cuál perdimos por estar presurosos complaciendo nuestros placeres emocionales que nos olvidamos de lo realmente esencial y suficiente como para darme fuerzas.
¿Piensas qué ese llamado qué me acabaste de hacer, no tiene sentido o propósito de poder en medio de mi alma? ¿Tienes la absurda idea de dejarme cuándo ambos sabemos que no podemos estar lejos el uno del otro, cuándo más nos necesitamos?
¡¡Díme qué pasa por esa cabeza qué amo, pero me cuesta mucho poder entenderla de la mejor manera posible!! *He gritado esto último para qué me hicieran saber hasta dónde he podido llegar a tener mi corazón y mi alma.*
—(Mariana): Me siento indigna de tí, ¿eso te parece poco en soportarlo? Siempre he admirado tu persona, más qué tu hermoso físico, he admirado tus sonrisas y tus lágrimas, hasta tal punto de ver cómo pude sentir el dolor en medio de mi tristeza por no tenerte, y pasaba directo al dolor de tenerte y saber qué en cualquier momento me podrías decir que me fuera de tí.
El día en que decidí quitarme la vida, fue porqué tus acciones me demostraron que no podía hacer mas qué alejarme de tu corazón y tu alma entera. ¿Por qué no me quieres dejar ir? Porque tienes un sentido de fuerza y de amor tan profundo qué me dá miedo aceptarlo de está manera.
—No seas tonta, jamás eres indigna de mí, siempre fuiste y eres más de lo que pudiera esperar. Siempre tuve miedo de qué quién tomará la iniciativa de irse de mi lado fueras tú, y me dejaras en medio de la noche.
Sé qué fuí duro al haberte dicho palabras qué no quería decirte en el momento. Fuí incluso un poco atrevido con tentar tu corazón y dañarlo de una manera que te hizo pedazos el interior de tu ser.
No puedo regresar el tiempo, y tampoco puedo pedir que olvides algo qué te ha marcado para toda la vida. Sólo quiero pedirte algo qué no sé sí estés dispuesta a hacer para mí, en éstos momentos.
—(Mariana): Díme ¿qué me quieres pedir en estos momentos?
—Quiero volver a empezar a conquistar tu corazón desde ceros. Partiendo de la base en qué tenemos una amistad. Y que lo que vivimos juntos en su momento fue algo que formaría nuestra amistad y nuestros sentimientos hasta tal punto de convertirlos en elementos precisos para hacernos crecer en todos los aspectos de nuestras vidas y nuestros corazones apresurados y deseosos de amor. ¿Qué me dices, aceptarías está nueva etapa de relación?
—(Mariana): Es cómo sí ambos hubiéramos renunciado a nosotros mismos, pero en medio de eso existe la posibilidad de que me enseñes ¿qué es el amor? O ¿me equivocó?
—Algo así, sí lo quieres ver desde ese punto de vista.
—(Mariana): Está bien, quizá sea hora de sanar nuestros corazones con lo único que tengamos a la mano. Y quizá a éste tipo de renuncia es el qué estábamos accediendo en su momento. Quizá sea hora de dejarnos y pasar a reconquistarnos realmente. De lo contrario, estaríamos dispuestos a perderlo todo.
—Muy bien, entonces, permítame usted, señorita y hermosa dama decirle que es hora de qué regrese a su lugar de descanso. Ya cuándo sea el momento apropiado, nos volveremos a ver cara a cara, y podremos saber qué tan dispuestos estaremos a reconquistar lo que pensábamos había muerto en nuestro interior.

La levanto, secando sus lágrimas y llevándole hasta dónde se encontraba la salida de lo que nos conectaba en el momento menos preciso para hacerlo. Después de todo tenía que ser un caballero y darle las gracias por ayudarme a sanar mi mente, al menos por ahora sabía que la batalla estaba ganada y que no podría tener un final mejor, hasta que llegará el de repente que tanto había esperado en mi vida para hacer las cosas mejor..

Alma oscura, alma blancaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora