Alma oscura, alma blanca

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—¡¡¡MARIANA!!!

Mi voz se ha comenzado a angustiar por su vida, su vida en éste mundo. He comenzado a gritar desesperada y desenfrenadamente, de tal manera que comenzaba a sentir mis cuerdas vocales se estremecían al fuerte rugir de mi voz.

Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete minutos han pasado desde qué ella se ha desvanecido en mis brazos débiles, y golpeados, llenos de un dolor qué era tolerable, a comparación de verla en esa condición, una vez más, una maldita vez más.

No comprendía de qué modo podía salir de ésta, pero había algo que me decía qué saldríamos de ésta tormenta, aúnque con gran dificultad, podría creer en ello.

He comprendido que no es momento de cuestionar, sino que era momento para ver cómo saldría el sol después de todo ésto.

Me incorporé con mis pocas fuerzas, tratando de que mis rodillas se doblegaran de una u otra manera, que pudieran no sentir el dolor físico, porqué ya era suficiente con el dolor emocional qué tenía dentro de mi interior.
Al arrodillarme, sólo podía tomarle sus manos, con una suavidad y pureza qué me daba miedo hacerle daño con alguna de mis heridas. He tratado de qué éste momento fuera delicado y especial para nuestras vidas.

Se me escurren algunas lágrimas, mezcladas con sangre y dolor profundo qué procedía mucho más allá de las entrañas y del profundo estado en el qué me encontraba.

—¡Mariana, mi amor, mi reliquia más grande que tengo. Has vuelto, has vuelto a mí, para darme tu luz, y darle una profunda salvación a mi alma cansada y llena de confusiones.
No sé qué, o quién te haya enviado aquél día en que te ví por primera vez en la fuente del parque dónde nos conocimos hace mucho tiempo atrás. Pero sí supe que debía tenerte entre mis días y mis noches llenas de profundo imsonio. ¿Sabés por qué? Por el simple hecho de qué tú eres tan genuina, y tan hermosa, qué hiciste no me fuera de éste mundo, antes de lo previsto.
Cuándo pasó lo de Shownu y su esposa, tuve miedo de qué algo similar nos pasará y nos alejará de la manera más cruel qué la vida nos pueda plantear para irnos de éste mundo. Pero, ahora tengo una certeza mayor, y es qué yo fuí el patán más grande qué cualquiera pueda tener en su vida.
Porqué fuí yo quién te causo daño, fuí yo quién te hizo esa enorme herida, y enorme dolor en tu corazón y tu alma.
Me arrepiento de haberte enseñado todo el mal qué me rodeaba, pero quería ser honesto contigo. Quería que me vieras de la manera más profunda, y qué no te aterradas de mí o de mí alma, sólo quería ser el genuino IM Changkyun, Daniel Changkyun, ése qué te tuvo y qué no supo valorarte de la manera más dulce y especial que haya sido posible, sino que destruía tu sonrisa con mis gritos de enfermo, te tiraba cada vez que quisiera, con la furia de un depredador que no es el verdadero yo.
Es éste que ves arrodillado delante de tí, ese qué te quiere con el alma, ese qué ha estado dispuesto a no dejarte, aunque fuera la única manera de salvarte de mi vida y de mi corazón. Ése qué te necesita a diario para que no lo dejes caer en la tormenta y el dolor.
Ese es el que ahora te anhela con cada fibra de su ser para que vuelvas y le des vida a mi existencia mortal, en éste valle tan doloroso y tan cruel.
No tengo la manera precisa para decirte que me perdones por todo el daño hecho, y tampoco tengo la manera para qué tu presencia sea intacta, cómo en aquél día en que te conocí; sabiendo qué fuí yo quién te la ha dañado y te la ha destrozado hasta lo más profundo de tu ser. Pero, ahora, ahora es distinto. Porqué tienes una herida profunda que lleva mi nombre en tu piel, es cómo una marca de lo cruel qué he sido contigo, y con tu alma.
Sólo decir perdón no bastará para sanar a un ángel cómo lo eres tú. Te necesito, te necesito!

He dejado de hablar para intentar abrazarle de manera pura y genuina, haciendo que su cicatriz y mi cicatriz compaginarán de la manera más especial e importante qué se pudiera haber hecho en éste mundo, y era uniendolas de una forma tan especial y tan delicada, qué quizá éste sería el primer modo de entrar en intimidad profunda, con nosotros mismos, antes de entrar en intimidad corporal y física.

No quería dañarla, por el contrário, quería ser la persona qué ella viera con una semejanza en su vida y su ser. Aún a pesar del daño que le hice, aún más allá del momento más escabroso qué se haya vivido en nuestras vidas y corazones.

He comenzado a sentir la tibieza de su corazón, la calidez de aquella mujer qué aún seguía teniendo el alma de una recién nacida, y qué daba alegría a mi alma atormentada por mi enfermedad y mi dolor. En ese segundo en el qué había comenzado a sentir su calor, he sentido cómo una de sus manos me han comenzado a abrazar de tal manera que daban abrigo y calor a mi interior.

Creó qué se rehusaba a irse después de todo el tiempo en que creía se iría, la tenía conmigo, y eso me daba tanta alegría y tanta felicidad, que sólo podía cerrar mis ojos para despertar con ella a mi lado, cómo hacia mucho tiempo atrás lo quería haber hecho, sin restricciones o condiciones de alguna cosa.

Ambos estábamos hablando el idioma del silencio, y ambos estábamos dándole un poco de alegría a mi vida, porqué me estaba viendo en un modo más fuerte qué antes.

Quizá, estar en está situación, me ha servido de una manera tan dulce y delicada, qué pareciera ser sacado de un libro de sueños, en dónde cobran vida y amor que es genuino.

Ahora, estamos unidos, y dormidos, descansando del peso del mundo y su crueldad tan pesada.