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Al oírlo decir semejantes palabras sentí que desnudaba mi alma, sentí que las piezas de mi corazón estaban destronandose de su sitio y que todo podría ser la peor decisión tomada en medio de un momento de dolor y de grandes momentos de tristezas que no eran los mejores consejeros que pudieran estar en medio de una relación.

Al dejarme descubierta sin sus brazos sentí que una parte de mí estaba desprendiéndose de una forma qué me estaba costando la vida entera, el alma entera, un sufrimiento perpetuo y lleno de un tormento que no quería padecer nunca más en la vida.

Sentí que caí en tierra, y me estaba volviendo a la genuinidad que tenía antes por él. Tenía miedo de perderlo, pero quería renunciar a todo lo que había amado en el mundo porqué sentía que le estaba haciendo daño; aún así pensé que sí renunciaba podría estar perdiendo la parte más valiosa que halla tenido en la existencia.

Lloré gritando su nombre, lloré cómo nunca había llorado. Me sentía como sí estuviera en medio de una guerra penumbra en la qué no había escapatoria alguna para mí, en dónde tenía o tenía que ver mi alma desvanecerse cómo sí fuese el agua entre mis manos.

Quería salir detrás de él y decirle que volviera, que esa pregunta sólo era una manera de huír de mis más profundos sentimientos que estaba negando frecuentemente; pero las piernas no me respondían, sólo se mantenían en tierra, cómo si estuvieran pegadas a una parte que me hicieran sentir la necesidad de estar en medio del suelo.

Mi voz se desgarraba cada vez más y con mayor intensidad, ya no sentía que estuviera gritando con mis cuerdas vocales, sino que lo estaba haciendo con mi diafragma, algo que me resultaba ser algo muy doloroso y desgastante para mi vida.

Todo estaba en medio del caos y de la confusión. Tenía las palabras de la madre de Changkyun en mi interior, tenía las maneras de oír las voces que me decían que no lo hiciera, tenía un revuelto de emociones en mi mente que sólo traían caos y confusión dentro del más profundo y oscuro pasadizo qué halla visto.
¿Soy débil, soy un desastre de ser humano, soy alguién que no tenía el suficiente valor para hacer lo que era correcto en la vida? ¿Lo perderé para siempre, estaré condenada a renunciar completamente a él? No sabía la respuesta a mi incertidumbre. Pero, sí pude ver qué en un breve instante él se ha detenido, quizá escuchando mis reclamos y refunfuños, tratando de hacerme entender que ya era tarde, que no podría hacer nada y que se alejaría, tal cómo lo pedí, tal cómo aquélla voz de su eco estaba en mi vida y mi alma.

Era cómo mezclar el dolor con la amargura y el desociego  que tenía mi espíritu por estar en sus brazos, revuelto con la pesadez, la tortura que me recordaban podía perderlo en cualquier instante, porqué ya lo había dicho Al Autor De La Vida, El Anciano que estuvo conmigo en medio del propósito de transición por el que mi alma se ha debilitado sin medir las consecuencias de ello. Todo podría ser una carga, una maldición en medio de lo que pudiera tener en mi interior.

Quería verle, pero la vergüenza de mi alma y mi espíritu eran más fuertes que cualquier otra cosa en el mundo. Era cómo sí no pudiera ver el rostro de los ángeles y estuviera condenada a dejarlo todo, para esconder mi rostro como las avestruces en medio del caos y la tormenta. A pesar de que sean tan grandes y fuertes son lo suficientemente cobardes para enfrentar su destino, y por eso esconden sus rostros en el suelo. Tal cómo lo estoy haciendo yo en estos momentos dónde no podía ver la magnitud del mundo en el que estaba viviendo.
Podría darlo todo, pero siempre he temido, podría ser fuerte pero siempre tenía miedo, podría estar en la cima, pero anhelaba estar en el suelo, podría estar en el suelo, pero quería estar en la cima. Todo era una maldita contradicción entre mis emociones y mi razonamiento abstracto de la vida y sus significados.

Cuándo menos pensaba, él estaba rodeandome con sus brazos, me había devuelto su calor, su esencia de vida, su piel, su aliento de vida su existencia en todo su máximo esplendor.
Quería tenerlo así de está manera tan profunda y a la vez tan dulce que no podría definir con palabras la sensación qué tenía en medio de mi tristeza, tampoco podría describir el momento que nuestras mentes nos estaban brindando tener en medio de un caos y una revelación de nuestras vidas que lo requerían de manera trascendental.
No podía desaprovechar está oportunidad, era ahora o nunca.

—(Changkyun): ¿Por qué siempre tardas en creerme lo que te estoy diciendo? *Me dice en medio de sollozos y una voz llena de temor y dolor.*
—Es porqué tus hechos hablan de otra cosa, que tus palabras dicen en medio de mi vida.
—Changkyun): ¡¿No te has dado cuenta qué me ha dominado mi esquizofrenia y que lo único que requiero es de tí para que se aleje de mí?!
—Siempre he sabido eso, sin embargo termino siendo yo a quién lastiman por lo qué sea qué tu hagas. Entiéndeme que no puedo más.
—(Changkyun): ¿Quieres qué me aleje de tu vida, porque sientes que te estoy llevando en un elevador rumbo al Seol?
—Quiero que te atrevas a darme un tiempo sola...
—(Changkyun): ¿Quién te entiende? ¿No me estabas reclamando que viniera aquí contigo y estuviera contigo en éste momento? *Me refuta con dolor y con un toque de voz más apagado que encendido*...
—Sí, pero temo perderte, y prefiero hacerme a la idea de verte y ayudarte de lejos, a estar así cómo sí en verdad importará que esté bien.

¿Qué se supone estoy haciendo? La idea era tenerlo en mi vida, y no alejarlo de mi corazón o de mi interior. ¡¡Soy un asco mintiéndome, soy un asco siendo alguién qué no quiero ser en realidad!! No podré ocultarlo por mucho más tiempo que el debidamente necesario para que me sintiera consigo mismo...

Alma oscura, alma blancaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora