28

10 6 1
                                        

...*Tenía la idea de que en algún momento todo esto podría estar terminando. Pero nuevamente no era así, era cómo si algo o alguien me estuviera llamando a gritos en medio de la noche, suplicando mi ayuda.

Cerré mis ojos, intento descansar hasta que me he dado cuenta que no estoy aquí para descansar o para huír de mis problemas, sino qué estaba aquí para verme cara a cara con Changkyun, una vez más las conexiones mentales existían y se habían hecho más fuertes entre nosotros mismos.
Verlo en posición fetal, con sus heridas alumbrando por alguna extraña razón me hicieron cuestionar sobre todo lo qué estaba pensando y lo qué había hecho en aquél lugar, dónde nos encontramos hace pocos instantes.

Quería despertar y gritarle a Jan que mirará lo que estaba pasando, qué comprendiera mi experiencia, pero no ha sido posible, no he tenido una idea del para qué estaba en aquí, sólo quería correr. Pero algo se opuso a que lo hiciera, dejándome sin salida, dejándome completamente diferente a lo qué yo quería hacer. Era cómo sí una mano me arrastrará a caminar hasta dónde yo estaba, haciéndome ver qué debía hablarle, debía decirle algo o él podría perder su batalla sin mi ayuda. ¡¿Por qué me toca tan pesada misión?! Quizá sea que lo merezca y qué no vaya a haber otra oportunidad en la vida para ayudarle cómo deseo hacer con todas las fuerzas de mi alma. Tenía que hacer algo para que esto me dejará en paz.

Intento una vez más huír, intentó no hacer contacto, pero es cuándo lo escucho gritar mi nombre de una manera brutalmente fuerte, casi qué desgarraba su interior por el modo en que lo había hecho para llamar mi atención.

—(Changkyun): ¡¡¡¡¡¡¡MARIANA, MARIANA, MARIANA...!!!!!!

Quería salir corriendo y esconder mi cabeza cómo las avestruces. No quería enfrentarlo, y decirle que había renunciado a estar con él, por mi falta de confianza. Tampoco quería decirle que no quería seguir protegiendo su alma, porqué no tenía lo suficiente para asumirlo.

Y aúnque no quisiera hacerlo, mis pies tomaron la iniciativa de correr en pos de él, y saber el ¿por qué me había llamado así? Quería tener la certeza de qué también haya renunciado a mí, y mi amor. Pero todo podría esperarme de un acercamiento mental con él. No quería perder, aunque ya estaba predestinado a ver lo que sucedería.

Me acerco tímidamente, con pies temblorosos, y llena de temores sobre todo lo qué podría ocurrir en estos momentos. Tenía ganas de decirle a mis pies YA BASTA, NO ES MOMENTO DE HACERLO, NO ES MOMENTO DE HACERLO. Pero, ellos seguirían presurosos a su destrucción total, en dónde nos encontraríamos a un Changkyun que nos pudiera estar aborreciendo, y a su vez, pudiera estar dejándonos libres en medio del grito. Pero, sin embargo, debía hacerlo, debía ver con mis propios ojos y saber cuál sería el final de todas mis causas que la vida me ha puesto en el camino.

He llegado hasta dónde está él, y temerosa intento posar suavemente mis manos sobre su cabeza inclinada, pero él en un acto instintivo me toma las manos y me acerca hasta su pecho y rostro, rodeandome completamente con sus brazos, no dejándome una salida para hacer algo que mi vida tuviera una escapatoria. Aúnque he de admitir qué he anhelado éste contacto desde que me atrevo a abrir la boca con las palabras ‘yo renucio a amar a Changkyun’, ya que quería ver sí él también lo había experimentado y sentido en la misma manera en que yo lo hacia.

Su respiración me tenía rodeada, y su aliento débil era lo que me hacia sentir un poco de adrenalina en mi interior de mi ser. Quería calmarle, pero era imposible hacerlo, no tenía la manera de encontrar la forma de huír de sus brazos, y de su vida.

—(Changkyun): Así qué no tienes a dónde ir, y has venido en mi auxilio una vez más.
—Tenía que estar descansando de todo lo que me rodeaba, pero resulté viéndote en éste lugar. Es cómo sí tu estúpida mente me llamará continuamente.
—(Changkyun): Recuerda que la ley de atracción siempre estarán presentes en nuestras vidas.
—Prefiero rendirme y salir corriendo de aquí. ¡Déjame ir! *chillo con un poco aliento, tratando de reclamarle que no quería estar con él y que debía dejarlo solo. Cosa que ni yo misma me podía creer.*
—(Changkyun): Sólo pido una cosa de tí, para que puedas irte lejos de mí, y desaparezcas completamente de mi alma.
—¿Qué quieres de mí sí ya no puedes tener más de mí?
—(Changkyun): Quiero que digas mi nombre, con la misma intensidad qué yo dije el tuyo, las tres veces. Quiero oírte gritar mi nombre con rabia, pero también con gran placer y con gran deseo que esté contigo.
—¡¿Estás loco?! ¡No te das cuenta que no tengo un aliento sostenido para hacerlo!
—(Changkyun): Sí lo dices por nuestras heridas, date cuenta que de la única manera que pueden sanar es cuándo estámos juntos. ¿Yo no estoy débil y en las mismas o peores condiciones qué tú estás aquí?

No tenía una objeción para su argumento que resultaba ser convincente y demasiado especial para mi vida. ¿Cómo podría negarme a lo qué me pedía sí él es el amor por el cual estaba dispuesta a renunciar a él.

¿Cómo podría estar lejos de él sí adoraba estar en sus brazos?

—Está bien, voy a gritar tu nombre, llamándote cómo quieres, pero antes quiero saber una cosa. Sí la respondes, puedes oírme gritar o puedes verme partir de tus brazos sin emitir una sílaba.
—(Changkyun): ¿Qué quieres?
—¿Estarías dispuesto a renunciar a mi amor, sí en medio del grito te dijera que te aborrezco con todo mi corazón?
—(Changkyun): ¿Por qué habrías de decirme semejante mentira que a la luz de la oscuridad se nota qué te mueres por decirme lo contrario, pero siempre estás temerosa de lo qué pudiera estar en medio de nosotros dos? ¿Hasta cuándo piensas mentirte así tan duramente?...

Alma oscura, alma blancaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora