Alma oscura, alma blanca

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Después de haber hecho el ridículo con ella, saliendo en traje de gala. Pensaba que iría a ser una cita muy galante; pues no pensaba qué Mariana fuera a tomar la acción de lanzarse al vacío de la adrenalina y de la euforia.

Bajo cambiado, tratando de qué no me viera tan tonto.
Llevaba puesto unos jeans azules, y una camiseta blanca. La cuál es semi ajustada, y asemejaba a la pureza qué tenía ella, la cuál me iba cautivando de manera más intensa.

Aúnque he de admitir que me dió algo de tristeza, y profundo miedo, el oírla hablarle a Hyungwon en tono iracundo, y cargado de tristeza, en la manera qué sentí su voz me produjo miedo. Pero, también la ví con su autoridad, una que no había sacado en muchos años de vida.

Estaba conduciendo, verla en su estado de ‘chófer’, resultaba ser la experiencia más hermosa de todas las experiencias de la vida. Pués, su mirada reflejaba el punto de vida, el cuál estaba recobrando en estos instantes de los cuáles eran los más hermosos en mucho tiempo y muchos momentos que pudiera tener en el universo.

—(Mariana): Siento que te has quedado viéndome fijamente, mientras estoy en la autopista. ¿Qué pasa?
—Me encanta verte en esa manera, es qué tienes un aire tan serio y a la vez tan encantador, que me dá aliento de seguir adelante.
—(Mariana): Hammn, bueno te creeré.
—Jajajaja, tan seria lo dices, qué hasta me dá risa escucharlo en ese tono.
—(Mariana): Lo digo de esta manera, porqué ya estamos a punto de llegar. Así qué, tú me hiciste vendar los ojos, al darme la sorpresa; pués es hora de regresarte el favor. Así qué te ponés el visor de descanso, qué está en mi bolso.
—¡Pero, es negro, o sea, me niego a ponerme algo rosado! *me ha lanzado una mirada de reprobación y de querer golpearme de inmediato, sino hacia lo qué me ha pedido. Además qué no había abierto su bolso, y ya había deducido el color del visor.
—(Mariana): ¡¿Estás seguro qué es rosado, ya abriste mi morral?!
—No, perdóname por no haberlo hecho.

Saco el visor, y oh sorpresa, era azul zafiro, uno muy lindo. No pensaba qué le fuese a gustar el azul. Me hizo sentir algo afligido por cómo le hice una broma sin sentido.

—Ya está puesto, ¿cómo me veo, verdad que me veo guapo y hermoso?
—(Mariana): Jajajajajajaja, obviamente sí, te ves muy lindo.
—Lastima no poder verme.
—(Mariana): Ya llegaremos.
—¿Por qué escucho que el camino se ha hecho de piedritas, y siento el olor a naturaleza?
—(Mariana): Ya lo vas a percibir totalmente.
—Hummm, ¿me vas a matar por la broma, verdad? Es qué estabas tan enojada, qué temo por mí.
—(Mariana): Jajajajajaja, déjate de tonterías.

Siento que estaba estacionando el carro, y qué ella estaba hablando con otro hombre. A lo qué decidí hacer una pausa en mi mente, para escucharle bien, qué estaría diciendo en estos momentos.

—(Hombre): Entonces comenzarán en esa parte de allí, obviamente es algo ‘suave’, para lo qué sigue que es la otra parte del plan que te comenté.
—(Mariana): Perfecto, y ¿La descendencia de allá arriba, está cómo te la pedí?
—(Hombre): Sí, está en el mismo estado qué tú me lo pediste, hace poco.
—(Mariana): Bien, entonces vamos a comenzar con ello, ‘Jeon’, necesito qué nos guíes hasta dónde vamos a estar.
—(Jeon): Obviamente así será, pero también debes tener esto contigo, para comunicarnos en todo momento.

Supongo que Mariana se estaba bajando del carro, para comenzar la travesía por la qué me estaba obligando a ir.

Siento que me estaba abriendo la puerta del copiloto, en la qué yo me encontraba. En ese momento sentí sus manos tomaban las mías, para guiarme hasta la salida de manera dulce y delicada.

—(Mariana): Hemos llegado, vamos a comenzar una travesía por el vacío.
—¡¡¡¡Espera ¿De qué vacío estás hablando?!!!!
—(Mariana): Del vacío de no ver nada, y de sentirlo todo a la misma vez.
—¿Qué ganarías con esto?
—(Mariana): Lo mismo que tú has ganado conmigo, llevándome a mis limites emocionales y existenciales. Además qué es necesario para descubrir sí lo que pensamos a cerca de tu enfermedad es cierto.
—Está bien, está bien. Sólo pido que no me mates.

Escucho sonreír a Mariana, mientras me guiaba por un camino que es bastante empinado. Por lo que podría decirse que estábamos ascendiendo hacia alguna parte del planeta, mientras tanto que se han escuchado más ruidos naturales, y de manera especial.
Podría pensar que estaríamos en una montaña. Pero, Mariana no es de las personas qué a las que le gusté los deportes extremos. Así, que quizá sea un simulador de montañas o algo similar a lo qué me ha traído en estos momentos.

De repente, sentí que estaba dando un paso en falso, qué me llevaría a un precipicio, y me haría caer en el peor de los casos.

Mariana me suelta las manos, y me toma por la espalda, para quitarme el visor de mi rostro.

—(Mariana): Hemos llegado, bienvenido a la jornada más extrema y aventurera qué podamos tener, comenzando en estás montañas que se han hecho evidentes y reales ante tus ojos. Nuestra carrera de carros, va a ser tan diferente a las tradicionales, qué quizá sea lo mejor que nos pueda pasar en estos momentos de existencia fuerte.
—Un momento, ¿tú vas a practicar deportes extremos, conmigo?
—(Mariana): Así es, y sí volteas a ver al chico qué está en esa esquina, con equipos de arnés para practicar rappel, pues es por ahí dónde comenzarán las travesías y acertijos que tenemos para lograr el fin tan esperado.

En ese momento, me sentí vivo, porqué era el sueño de toda mi vida. Practicar deportes extremos, al lado de quién fuese mi compañera. Y ella lo sabía de está manera.
Yo en su momento, conociendo los temores de ella, le ofrecí lo más extremo que me pudiera dar, y era la carrera de autos en una pista autorizada. Pero, no podía creerlo, ella ha hecho mi sueño realidad.

Ella es mi sueño hecho realidad.

Ha comenzado nuestra aventura en una travesía de rappel, ¿qué seguirá después de esto tan simplemente hermoso?