Alma oscura, alma blanca

13

Su confesión hizo que mi vida se estremeciera y entendiera que estás enfermedades no son algo que una persona pueda soportar constantemente.

Evalúe mucho mi comportamiento con él, y entre mas lo pensaba de manera sensata, me daba por servida. Ya qué me dí cuenta que fuí totalmente egoísta, fuí egoísta al pensar qué la única  persona que estaba sufriendo era yo; todo ha sido lo contrário, todo se ha vuelto en mi verdugo del alma.

Ahora, la qué tenía una enorme herida en su pecho con su nombre escrito en una herida profunda y llena de dolor intenso, era yo misma.

Dolía, dolía intensamente, dolía cómo no había sido posible qué me fuera designado. Ahora, he tenido el corazón lleno de lágrimas en medio de aquélla herida.

No podía pronunciar palabra alguna, y tampoco podía hacer que mi alma encontrará su camino a la felicidad, o qué hiciera qué se rescataran las pocas veces que tuvo confianza en mi misma.

Changkyun me estaba viendo con sus ojos llenos de lágrimas e inflamados por aquellos golpes recibidos, por causa de su enfermedad, qué le habían hecho ver las cosas cómo sí fuesen tan reales y tan su culpa, qué ahora he visto lo cruel de su situación en la qué se encontraba. Ahora he podido comprender que he sido demasiado mala con él, y que actúe de manera dura y llena de ira.

Ambos suspiramos, con nuestros ojos empapados por aquéllas lágrimas que estaban saliendo de nuestros ojos, y qué daban a entender que nos habíamos roto, roto de una manera tan dura y profunda, que ahora sangrabamos y gritabamos por medio de nuestros ojos y nuestros sollozos.

En un instante, ví que dejo de ver aquélla ventana, para pasar a verme, y quedarse contemplando mis ojos, de una manera más cercana, profunda e intimidante.
Me toma con su manito herida, llena de sangre y moretones en los qué se veía cómo fueron tan fuertes los golpes que recibió en el momento.

—(Changkyun): Ya he podido ver tu alma, y no he podido ver la maldad que hay en la mía.
—Es porqué he intentado ser diferente, para cuándo llegará el que la toque, pueda experimentar la certeza de encontrarme totalmente.
—(Changkyun): Te he visto, te he encontrado, y he temido por hacerte esto qué se está formando en tu corazón. Por eso es que no quiero destruir tu alma blanca, con mi alma llena de oscuridad, debes abandonarme, aúnque no quiera, aúnque me cueste la vida olvidarte. Aunque mis heridas tengan tu nombre y te clamen con cada gota de sangre derramada.
—¿Tú creés qué puedo irme de tu vida? ¿Creés qué puedo tener la certeza de qué estarás lejos de mí, aún teniendote en mi mente y mi alma? Siendo tú, quién fuiste el que me enseño lo que es el mundo, con todos sus lados y facetas. Y ahora, no puedo hacer mas que aferrarme, desgraciadamente a tu alma.
No me iré de tu lado. Aúnque, estés ausente, aúnque tengas miedo, o aúnque me digas que siempre me alejaras de tí. Porqué te has dado cuenta qué ni una separación de la tierra pudo hacer qué nos alejaramos totalmente, sino qué por el contrario, nos unió en una manera tan especial y profunda, qué nos hemos quitado las máscaras que nos hacían ver qué ambos teníamos la razón de hacernos daño o de reclamarnos sin cesar.
E incluso, cuándo intente alejarme de tu vida, cuándo estabas con Hyorin en la cama, aquélla noche en qué supuestamente sería tuya, y resulté siendo tirada de una manera cruel, y déspota.
¡¿Díme cómo más puedo decirte qué me importas y qué a pesar de todo te amo?! ¡¿Cómo puedo hacerte entender que no quiero herirte, y qué por el contrario, tienes mi perdón genuino para qué continúes con tu vida?!

He dicho esto con lágrimas en mis ojos, un nudo en mi garganta, y un dolor tan profundo en mi pecho, qué sentía cómo se estaba abriendo la herida qué tenía en mi pecho. Aquélla herida, qué le estaba gritando su nombre y su presencia en mi vida y en mi alma.

Aúnque es algo irónico, porqué estoy siendo un alma, y espíritu, experimentando un dolor corporal tan profundo y lleno de pesadez qué costaba mucho desprenderme de él.

Él había notado que la herida se había hecho más profunda, y en ella se veía su nombre, y a un costado, la fecha en qué lo conocí hace mucho tiempo atrás.

Caminé dos pasos al frente de la puerta, buscando la salida para irme de éste mundo, y decirle qué ya él tenía la última palabra en la qué decidía sí era bueno o era malo seguir juntos. Quería dejarlo solo, con sus pensamientos que tendría ahora, en su interior.
Pero, misteriosamente no pude hacerlo, porqué me sentí tan débil y cansada, qué me deje llevar por un leve viento que me impulso a ir hacia atrás, de una manera tan suave como delicada, y tan delicada, como frágil.

He percibido qué ahora se han invertido los papeles, y qué es él quién me tiene en sus brazos, aún con sus fracturas y múltiples dolencias, me ha tomado en sus brazos para que no cayera al suelo y me hiciera un peor daño, de lo qué ya estába hecho en mi interior y mi alma. No dejo qué me quebrará totalmente.

Han pasado unos minutos en dónde cerré mis ojos, y lo escuchaba gritar mi nombre, con tal desesperación, qué sonaba reclamándole a la vida qué tenía, mi presencia en su vida.

Sólo podía sonreír y acariciarle su rostro herido y lleno de dolor, uno qué tenía un dolor tan profundo qué se sentía al tacto de su piel y de su alma.

No podía hablar, mi voz se había ido por completo, he quedado enmudecida, y ahora sé qué he estado en medio de un ruidaje, cargado de basura y de cosas innecesarias para mi continuó vivir y respirar.

¿Podremos ser fuertes e irnos ahora? ¿,Podremos enfrentarnos a nuestros temores, de una manera tan dolorosa? ¿Podré amarle aún con todos sus dolores y heridas? ¿Podrá amarme con todos mis defectos y heridas?