03. La otra chica del aeropuerto

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10:10 a.m. | Miércoles 12 de Junio de 2030 | Aeropuerto Internacional de Jacksonville

Alex está feliz, eso es seguro. Después de algunas idas y venidas, tonterías de adolescentes de por medio, caprichos y orgullos al por mayor, parece que su relación con Jimena, al fin,  promete ser algo más que una amistad. Y no por falta de intentos, ya que en dos ocasiones le pidió que estuvieran juntos.

La primera ocurrió un poco antes de que terminasen la primaria. Ambos contaban con once años. Pero fue rechazado, porque ella pensó que solo era otra broma de su amigo. La segunda fue durante la fiesta de dulces dieciséis de Jimena y en esta ocasión sufrió al enterarse que ella se había enamorado de otro muchacho.

Después de esa ocasión, Alex se prometió no volver a mendigarle su amor a Jimena. Tal vez no estaban destinados a estar juntos. Pero ahora que ella le ha pedido una canción, tiene claro que la figura ha cambiado, que tiene una posibilidad de concretar aquello que... de pronto una llamada lo saca de su devaneo mental.

- Hola Melodicat (...) sí, ya se fue (...) te buscaré en un par de horas y te llevaré con la banda (...) deja de ser paranoica, nadie se va a enfadar (...) oye alguien me necesita, tengo que cortar (...) en realidad no la conozco (...) te repito, no seas paranoica (...) voy a estar bien (...) sí, te veo en un par de horas, bye.

Sé que le prometí a Jimena no hacer más tonterías, pero esa chica se ve fatal ¿Qué le habrá pasado? Su maleta no está etiquetada, ¿será que va a viajar? - se cuestiona Alex mientras empieza a andar en dirección a la mujer que llora de forma ahogada.

A unos cuantos metros de Alex hay una chica sentada en la cafetería, junto a su maleta. Llora de forma desconsolada. La gente la ignora como si nada. Él podría hacer lo mismo, de hecho es lo que debería hacer, pero su propensión a ser amable con las personas que sufren se lo impide. No lo piensa demasiado y se acerca a ella.

- Buenas tardes señorita ¿Qué le ocurre? - pregunta Alex en el tono más amable que puede.

- Mocoso, déjame sola - chilla la chica tras alzar el rostro.

- ¿Segura? - pregunta Alex mostrando escepticismo.

- Que te vayas, acaso no entiendes castellano - contesta enfurecida.

- Claro que lo entiendo, lo que no entiendo es porqué estás llorando a moco tendido. Veo tu maleta y no tiene etiqueta de ningún lugar, eso me sugiere que eres tú quien se va. Tal vez esperas a alguien para que viaje contigo - especula Alex esgrimiendo argumentos cual joven detective.

- Lárgate, no te das cuenta de que no me interesa hablar contigo. Y mis problemas son mis problemas, métete en tus asuntos - se queja la chica levantando el tono en un intento de llamar la atención de la gente y espantar al muchacho que intenta ayudarla.

- De acuerdo, acepto que no debería meterme en la vida de una extraña, pero no soy del tipo de personas que hacen la vista gorda con los problemas de los demás - apunta el joven que no ha retrocedido ni siquiera un centímetro.

- Deseo estar sola, por favor vete - comenta casi en un ruego.

- Pues que sepas que no me voy - responde decidido.

- Eres un maldito acosador, voy a gritar - le advierte.

- Hazlo, prefiero eso, al menos así no estarás solas - responde Alex con firmeza.

- ¿Qué dices? Acaso estás loco - le reclama la joven.

- Sólo los Martes - suelta a modo de broma.

- Ah ¡LÁRGATE! - chilla.

- Que no, si quieres que me vaya lo haré, pero debes elegir una de estas tres opciones - le sugiere Alex.

Víctima IndefensaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora