18:20 | Sábado 14 de Septiembre de 2030
Correr de aquí para allá y dar cinco mil vueltas se ha vuelto en una nueva parte de mi rutina. Y eso no me agrada en absoluto. Tener que recordar todas las cosas que tengo que hacer me fastidia demasiado. Pero aún peor es batallar con todo lo que debo evitar. Sobre todo porque mamá y Madeleine no se cansan de corregir y recordar cómo debo comportarme. Es una infinidad de detalles que me cuesta tener en la mente todo momento.
En serio, nunca pensé que ser una chica fuese tan agotador, mentalmente hablando. Ah. A veces quisiera tener un momento de absoluta tranquilidad para poder rascarme las pelotas sin que nadie me fastidie. Ya sé, ya no puedo. Y la verdad no me atrae la idea de estarme tocando. Supongo que será bueno que hable sobre esto con Sophie. Creo que ella podrá ofrecerme una perspectiva más sensata.
Han pasado solo unas cuantas horas desde que Jimena me ha traído a casa. Y sigo pensando en que hice lo correcto al contarle la verdad. Sin embargo aún no tengo claro cómo afrontaremos las cosas que están por venir. Creo que debo tener una conversación seria con Mágica. Me vendrá bien su mente analítica, pero sobre todo un consejo sincero.
Debo darme prisa, faltan solo unos minutos para que las Bailey vengan por mí. Aunque no me provoca andar con el uniforme en la casa, es la mejor opción. Madeleine se ríe por lo bajo, es obvio que le divierte verme en una situación tan complicada. Da igual, preparé una pequeña bolsa para cambiarme de ropa cuando acabe el juego.
Suena mi móvil. Veo la pantalla. Es Natasha.
- Hola Nat - saludo a la volada.
- Espero que ya estés lista - señala la rubia en un tono casi imperativo, que para ser sincera me sorprende un poco.
- Casi, solo me faltan un par de detalles - farfullo.
- De acuerdo, estaremos en tu casa en cinco minutos. Date prisa preciosa - señala Natasha apurada y cuelga.
Termino de coger mis cosas y me despido de mi familia. Aunque ellas insisten en que vayamos todas juntas. Les aseguro que debo llegar antes porque la capitana quiere que todas lleguemos a tiempo. Sin decir nada más salgo de la casa. No pasa mucho hasta que veo llegar el auto de las Bailey. Nat me abre la puerta y me invita a subir.
- Hola Alma, vaya estás hermosa - señala Natasha.
- Gracias, tú también luces muy bonita, hola Andrea - comento algo ruborizada. Aún no me acostumbro a todos los halagos que recibo diariamente.
- Hola peque ¿lista? para tu primera participación oficial - pregunta Andrea con una sonrisa.
- Claro que sí - afirmo sin vacilar.
- Entonces andando - responde Andrea al tiempo que pisa el pedal a fondo.
Al poco tiempo arribamos a la escuela. Ya han llegado algunas de las chicas. Queda una media hora para el juego dé inicio. La capitana nos da algunas indicaciones finales sobre las rutinas que usaremos en cada tiempo. Todo queda bastante claro. Es un partido importante pues enfrentaremos a nuestro rival de toda la vida, la escuela Washington. Nuestro equipo de fútbol conquistó el torneo estatal frente a ellos en los dos últimos años. De otro lado el equipo de porristas ha obtenido el segundo lugar en la estatal en los tres últimos años a manos de las chicas de Washington. Mi capitana se siente un poco frustrada, porque considera que en los dos últimos años les han robado el oro. Y este año definitivamente no quiere perder.
Ha llegado el momento de animar a nuestro equipo para que pueda dar lo mejor. Nos ubicamos en la pista atlética delante de los asientos para el público.
ESTÁS LEYENDO
Víctima Indefensa
General FictionLa vida del joven músico, Alexander Collins, da un cambio radical tras ser capturado por error por agentes de Mundo Amazonas. Esta organización secreta se dedica a dar caza a hombres que han quedado impunes tras haber sido juzgados por la ley por ha...