48. Entre Sugar Town y el Valle de lágrimas

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Martes 15 de Octubre de 2030

Otra mañana tranquila en Lincoln, todo parece igual, pero ya no lo es. En lo único que consigo pensar es en Natasha y en los breves momentos en que podremos estar solas. Aunque dentro de poco puede que aumenten. Ayer me dijo que ha pensado seriamente en su desempeño académico. Quiere empezar a tomar hábitos que la ayuden a mejorar. Creo que por ahora estaremos mejor en mi casa, además quiero que mamá pueda conocerla. He pensado decirle que elijamos un día a la semana para estudiar juntas. Suena ese bendito timbre para el momento más esperado del día: El almuerzo.

Como ya se nos ha hecho costumbre nos sentamos en un grupo de mesas que están cerca de las ventanas. Paula y Lucas no pierden el tiempo y se sientan frente a mí, a su derecha están Natasha y Tom. Ella ha decidido darle un par de días más a esta relación, no quiere lastimarlo, porque ha demostrado ser un buen chico. Justo a mi lado se encuentran Emma y Adriana, la primera, persiste en mirar una hoja con un poema que parece incompleto, mientras que nuestra atleta conversa con Arabella. En los bordes restantes de la mesa por un lado están Dana y Jesse que parecen revisar un video; y del otro Stella, Lizzie y James que conversan de algo que no me entero. Después de comer saco una hoja de papel y empiezo a pensar un poco en mi horario para lo que queda de esta semana. Y solo es martes.

Entre la escuela, los entrenamientos con el equipo de animadoras, agendar mis controles en Mundo Amazonas, sacar tiempo para estudiar, ver a la banda y pasar tiempo con mi amor, el recuadro que he armado me recuerda al videojuego Tetris. Después de un par de vueltas consigo dos espacios libres, martes en la tarde y jueves en la tarde. Decido que es un buen momento así que le hablo a mi rubia hermosa.

- Nati - titubeo un poco. Ella se gira a verme muy rápido.

- Sí dime - contesta y luego gesticula de forma muy discreta "preciosa".

- Ya organicé mi tiempo y tenemos dos opciones: los martes o los jueves - explico al fin. Ella aguza la mirada, lo piensa unos segundos y contesta: "los martes".

- Ok, me alegra que sea así - señalo mientras lo consigno en mi pequeña tabla.

- ¿Qué harán los martes? - consulta de inmediato Adriana.

- Vamos a estudiar - absuelvo y le doy un guiño a la rubilinda antes de añadir - Nati quiere prepararse adecuadamente para cuando lleguen los SAT. 

- Pero ¿no falta mucho para eso? - consulta Tom sorprendido.

- Sí, por lo menos dos años - aclara Emma que deja la pluma sobre la mesa y luego sonríe.

- ¡¿Qué?! - indaga Stella curiosa.

- Creo que estamos frente a otra prueba del poder de persuasión de Alma Wright - apunta la poetisa en tono divertido.

- Esto no fue mi idea - confieso levantando las manos y luego añado - fue idea de Nat. Todos se vuelven a verla muy sorprendidos. Ella se encoje de hombros y luego asiente.

- Es verdad fue mi idea - confirma Natasha y luego alega - decidí que aunque todavía no sé lo que quiero ser en el futuro debo comprometerme para ser una mejor estudiante y tener más opciones.

- Wow - murmura Dana - te ves muy decidida, me alegro por ti.

- Gracias Dana, no espero llegar a tu nivel o al de Alma - señala - pero sí espero ser una mejor versión de mí que la tienen en frente ahora. 

Los comentarios no se hacen esperar, empiezan a plantearse las cosas con algo de seriedad. Yo solo sonrío. Mi rubia aunque todavía no tiene claro su camino comienza a pensar en grande. De alguna forma me pasa lo mismo, sé que tengo que volver a hacer música, en serio la extraño mucho. Sobre todo el instante antes de tocar una pieza cuando no sabes lo que vendrá, excepto por el indescifrable algoritmo de mi propia humanidad, es esa esperanza que guardo dentro esperando que se cumpla aunque sea uno de mis más locos sueños. Por ahora el más delirante en mi pequeña agenda es ser admitida en Julliard.  

Víctima IndefensaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora