29. Mentiras y verdades

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20:45 | Sábado 14 de Septiembre de 2030

Estoy exhausta. Eso es muy claro para mí. Tanto que sin darme cuenta me duermo por un momento sobre el hombro de Natasha. Andrea conduce con tranquilidad. Cada tanto nos mira. De un momento a otro noto que mi amiga está jugando con mi cabello. Es extraño, pero agradable. Trato de incorporarme, pero estoy tan cansada que caigo sobre las piernas de Natasha. De inmediato me sonrojo demasiado. La rubia se echa a reír y con sus brazos me ayuda a sentarme, mientras su hermana niega con la cabeza.

- Lo, lo siento - musito.

- Tranquila Alma, estamos entre chicas - comenta Natasha mientras intenta calmarme. 

Claro, para ella es fácil decirlo. Pero aún me siento algo nerviosa cuando estoy muy cerca de otras chicas, es extraño por no decir incómodo. Otro chico en mi situación, tal vez aprovecharía para hacer otras cosas. Pero yo no puedo, no quiero, sobre todo ahora que he hablado con Jimena. 

- Alma ¿te pasa algo malo? - pregunta Andrea mientras me ve por el espejo retrovisor.

- No, nada... solo estoy muy cansada - señalo mientras bostezo y cubro los labios con un brazo.

- Ya te acostumbrarás a las rutinas - interviene Natasha.

- Sí, supongo que con el tiempo podré hacerlo sin sentirme tan cansada - intento argumentar.

- Sí quieres podrías venir con nosotras a entrenar al gimnasio - indica Andrea.

- Gracias chicas, creo que lo haré en cuanto este recuperada al 100% - señalo.

- Cierto aún sigues lastimada de... - medita Natasha y luego ella sola se interrumpe durante algunos segundos - lo siento Alma, no quise recordarte eso, soy tan tonta. Ahora es ella quién sufre y se angustia por mí. 

- Hey Nat, nena, cálmate. Estoy bien - digo tratando de restarle un poco de importancia al asunto. Y resulta un poco difícil para mí, pues en serio extraño a mi tía y a mi prima. Fingir ser ella o tratar de encontrar mi nueva identidad a partir de Alma sigue siendo un reto muy grande. 

- Bueno llegamos - señala Andrea, tratando de hacernos olvidar este pequeño momento.

Natasha me arrastra a su habitación, mientras Andrea se pone a preparar algunas cosas en la cocina para la reunión. Yo sigo a la menor de las Bailey con pies cansados. 

- Venga Alma apura, que tenemos que arreglarte - sentencia Natasha. Son impresiones mías o Natasha es muy dominante.

- ¿Arreglarme? ¿a qué te refieres Nat? - pregunto con miedo.

- A que necesitas cambiarte - comenta mientras señala mi ropa y niega con la cabeza.

- Pero ¿Qué tiene? -  comento en tono cansado. En realidad lo estoy. 

- Para empezar un buzo no es muy femenino que digamos para una reunión con algunas de las chicas más lindas de la escuela - afirma al tiempo que me saca la casaca.

- Pero... - intento quejarme y entonces pone un dedo en mis labios.

- Alma, no tenemos tiempo que perder - dice mientras me sienta en su cama y aprovecha de sacarme mis tenis.  

- Hey, puedo hacerlo sola - me quejo.

- Sí, pero te demoras mucho nena y seguro que Andrea no tarda en apurarnos - argumenta mi rubia amiga.

Estando en ropa interior me siento un poco incómoda delante de Natasha. Con mis hermanas y con mamá es diferente, desde hace unos días ya no siento pudor si me ven en paños menores. Pero con Natasha es todo muy diferente. En medio de mis devaneos mi amiga tiende sobre la cama un vestido y sobre un pequeño sofá algunas prendas. De pronto ella también empieza a desvestirse.

Víctima IndefensaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora