18. Volviendo al ruedo

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09:00 | Miércoles 4 de Septiembre de 2030

Ha pasado solo un día desde que regresé a casa. Mamá ha decidido tomarse una semana libre para ayudarme con la mayoría de los trámites y cosas que voy a necesitar. Sophie tuvo que batallar para convencer a Madeleine de ir a la escuela. Mi pequeña Cotton Candy piensa que puedo volver a desaparecer de un momento a otro. Le prometo estar de regreso cuando vuelva, pues es imposible que me pierda, ya que voy a pasar casi todo el día con mamá. 

Este día promete ser intenso. Tengo muchas, muchísimas cosas por hacer para conseguir mi nueva normalidad, por llamarla de alguna forma. Lo primero que necesito hacer es regresar a la preparatoria Lincoln, mi vieja escuela. 

No tienes ni un año que has salido de allí y le dices vieja, tonto, digo tonta

Mamá me llevará a hacer las inscripciones. Afortunadamente los registros académicos de mi prima son impresionantes, tiene sobresaliente casi en todo. Así que no debería tener problemas en ser admitida. Además las clases sólo tienen un par de días de haber iniciado. Por lo que no creo que vaya a haber ningún drama. 

Busco el lugar con los ojos mientras mamá conduce. Se siente raro volver a donde acabo de pasar cuatro de mis mejores años. Aquí empecé a escribir temas que sentí que valían la pena, inicié la banda con Kristoff, claro al comienzo fuimos un desastre, pero luego de trabajar duro un par de meses, empezamos a hacer algo decente junto a los gemelos Black. Batallé contra la ansiedad generalizada por los SAT. Eso sin contar el hecho de haber estado suspirando por la mujer de mis sueños con demasiada frustración. En fin, todas esas cosas que pasamos los adolescentes y que me tocó vivir como hombre, ahora tendré que repetirlas como una chica. 

- Cariño ¿estás preocupada por algo? - me pregunta mamá sacándome de mis pensamientos. Me giro a verla. Mamá de alguna forma es distinta conmigo. Agacho la cabeza un instante y pienso que de alguna forma todo estará bien. De hecho lo está. He vuelto a casa y a pesar de que ya no soy el de antes, la vida me ofrece una segunda oportunidad. Finalmente le contesto:

- Estoy perfecta mamá, solo pienso en las cosas que necesito resolver en los próximos días. 

- ¿Cómo cuales? - inquiere mi progenitora.

- Por lo pronto, lograr que me acepten en Lincoln. Necesito hablar con Kristoff para sacar a la banda del abismo en que se ha sumergido. Visitar a Jazmin Swan para explicarle mi situación. Y eso es solo el inicio - detallo mientras observo el camino.

- Recuerda que debemos sacar tiempo para comprar ropa. Además me prometiste presentarme a las doctoras que llevan tu caso - señala con tono serio.

-Lo sé mamá. Coordinaré eso te lo prometo, tal vez podamos ver ese asunto mañana mismo - le aseguro tratando de calmarla. 

- Y sobre Jimena ¿Qué has pensado hacer? - pregunta con cierto temor a lastimarme.

- La verdad no lo sé mamá - respondo  en tono triste.  Y no sabía, me dolía la cabeza y el corazón cada vez que pensaba en ella. Pero ¿Cómo le dices a la mujer que amas que la persona que amaba desapareció para siempre? aún peor ¿Cómo le explicas que te has transformado de forma irreversible en una mujer?

Agradecí que mamá no siguiera con el tema. Al poco tiempo llegamos a la preparatoria Lincoln. Los corredores estaban vacíos, el lugar retumbaba con el eco de nuestros pasos. Todos estaban en sus aulas. Llegamos a la dirección en un pestañeo, nos acercamos al escritorio de la Sra. Dawson y mamá empezó a explicarle toda mi situación. Permito que ella se encargue de los detalles. Después de revisar mis papeles un momento, deriva a mamá con el secretario académico. Me siento a esperarla mientras la Sra. Dawson me estudia de forma disimulada. Era extraño, nunca le presté atención a la dirección, no es que fuese un alumno problemático, pero tampoco fui un santo. De hecho solo estuve aquí dos veces, una por haberme escapado a mitad de una clase de Literatura y la otra para hacer esclarecer cómo se dio una pelea entre dos chicas, la primera una porrista llamada Amanda y la segunda una chica nueva que estaba tratando de adaptarse a la escuela. Recordar esto último me hace pensar en que también debo buscar a otra conocida. La secretaria capta en mí una leve sonrisa y aprovecha en hacerme charla.

Víctima IndefensaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora