Extra #02: Natasha Bailey

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Lunes 9 de septiembre de 2030

Quisiera quedarme en mi cama. Hoy no tengo ganas de ir a Lincoln. ¿A quién se le habrá ocurrido inventar los lunes? Peor ¿Quién inventó las escuelas? Tarados.

- ¡Natasha levántate! – grita Andrea detrás de mi puerta – no pienso llegar tarde por tu culpa otra vez.

- Pues vete – le espeto a mi hermana mayor sin ningún remordimiento mientras me vuelvo a cubrir con la cobija.

- Natasha Bailey es hora de ir a la escuela – señala papá en tono enérgico mientras abre la puerta y luego retira mi ropa de cama – de pie señorita.

- Está bien papá – murmuro mientras me pongo de pie.

- Vístete rápido pequeña – me susurra antes de darme un beso en la frente.

- Date prisa Nat – rezonga Andrea mientras pasa delante de mi puerta a paso ligero.

A veces ser la menor es un asco, quisiera que me tomen más en serio, pero lo único que consigo es que me sigan tratando como una niña pequeña. Vale, vale, sé que no ayuda mucho a mi argumento el modo en que me comporto cuando papá, mamá o Kate están cerca de mí. Y no se trata de que no quiera a Gwen o Andrea, sino que ellas no dejan pasar la oportunidad para tratarme como una infanta. Llego al comedor y me siento a tomar mi desayuno. Mis padres y Andrea ya están en la mesa.

- Buenos días Nati – dice mamá mientras acaricia mi cabello.

- Mamá, por favor – suspira Andrea algo desesperada – no le des cuerda, necesitamos salir de aquí temprano.

- Tranquila Andrea – señala papá – aún tienen tiempo suficiente para comer algo, salir y llegar a la escuela.

- Sí tienes tanto apuro, ve – apunto algo mosqueada – la verdad es que hoy no me apetece ir a Lincoln.

- De eso ni hablar Nati – sostiene papá en tono inflexible – tienes que ir, es tu obligación.

- El lugar es tan deprimente y aburrido que me dan ganas de dormir – señalo antes de fingir un bostezo.

- Puede que hoy ocurra algo interesante – afirma mamá con una sonrisa amable.

- Mami... es lunes – arguyo – todo el mundo sabe que nada interesante pasa los lunes.

- ¿Por qué me obligan a esto? – se queja Andrea.

- Querías manejar y así como has obtenido beneficios con el auto, también debes asumir la responsabilidad de llevar a tu hermana – razona papá – y ni se te ocurra quejarte, pues hasta el año pasado Gwen tuvo que hacer lo mismo por ti.

- Ya ves hermanita, te quedan dos maravillosos años de esto – afirmo antes de sacarle la lengua.

- Y Natasha – me interrumpe papá – quiero que respetes a tu hermana.

- Sí papá – mascullo mientras Andrea sonríe.

- Bueno vayan terminando – apunta mamá para calmar las aguas.

Luego de unos minutos nos marchamos, Andrea se pone tras el volante mientras yo me acomodo en la parte trasera del vehículo. Empiezo a mandarle textos a Angelina, quiero ver si encontramos a la tercera chica para nuestro grupo. Mi amiga no parece muy convencida, cree que estaremos bien siendo solo las dos. Y puede que por ahora este bien, pero para los próximos años en Lincoln vamos a necesitar a alguien más, sobre todo si queremos llegar a ser las líderes indiscutibles de nuestra generación. Afortunadamente llegamos con diez minutos de antelación a la escuela, mi hermana mayor parece satisfecha, pues luce una sonrisa.

Víctima IndefensaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora