31. Epifanía

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07:20 | Lunes 16 de Septiembre de 2030

Salí temprano a Lincoln, luego de haber tenido un desayuno accidentado en casa. Lo cierto es que sigo molesta con mamá y Madeleine por querer obligarme a ser una muñeca. Mamá estuvo a punto de castigarme, pero Sophie intercedió por mí. No deseaba empeorar la situación así que me fui sin más. 

Mi estado de ánimo sigue siendo una completa incógnita para mí misma. Tengo razones para estar molesta y confundida, pero incluso así siento que hay algo más que debe justificar mi comportamiento. No paro de darle vueltas a todas estas cosas de camino a la parada del autobús escolar. De pronto la bocina de un auto me hace despertar. 

- Hey Wright ¿quieres que te lleve a la escuela? - pregunta Dean Gray con una sonrisa.

- Hola Dean, te lo agradezco, pero iré en autobús - respondo taciturna mientras contemplo su Mustang.

- ¿Segura? No te ve veo muy convencida - señala mientras me observa fijamente.

- La verdad es que... hoy no estoy segura de nada - farfullo.

- ¿Has tenido un problema grave? - cavila mientras frota su barbilla.

- No - miento de forma cortante.

- No te creo ni por asomo - señala. 

- Pues no tengo que demostrarte nada - contesto al tiempo que empiezo a andar.

- ¿Sabes cómo sé que mientes Wright? - pregunta alzando el tono.

- ¿Cómo? - pregunto sin siquiera voltear a verlo.

- Es tu inseguridad. Nunca en todas las veces que nos hemos encontrado te he notado tan vacilante - argumenta, se detiene un momento y prosigue - pero si quieres irte sola, no insistiré. 

Me quedo unos segundos de pie pensando, en cómo este chico, que durante la mayor parte de la semana pasada me hizo la vida difícil, ahora me ha pillado de mal humor y con la guardia baja. No tengo ganas de hacer nada en este día que promete ser una maratón: debo revisar los bocetos de Paula, hablar con Natasha, reunirme con Jimena. Eso sin contar las tareas y los trabajos de la escuela. Mi jornada ni siquiera ha empezado y ya estoy agotada. 

- ¡Rayos! - grito al notar que al autobús se ha marchado durante el breve instante en el que estuve divagando por todos los problemas y pendientes que debo solucionar. Giro a ver y Dean aún está a unos metros. 

Pensé en andar, la escuela no está tan lejos, pero muy probablemente llegaré tarde. Eso me podría traerme problemas con White y con mamá. Decido por primera vez en el día ser racional y hacer lo único sensato que puedo hacer. 

- Dean... ¿aún puedes llevarme a Lincoln? - musito resignada.

- Claro, sube - responde al tiempo que me abre la puerta.

- Gracias - respondo.

Afortunadamente permanece en silencio durante el trayecto. Al parecer nota que estoy atribulada y decide no agotarme con una conversación. Al llegar a la escuela, nos quedamos quietos un momento.

- Bueno, muchas gracias por traerme Dean - afirmo mientras le doy una sonrisa amable.

- De nada, supongo que ya hablaremos en un mejor momento - responde. Confirmo con la cabeza y luego salgo del auto.

Camino con pies cansados a la escuela. En serio, hoy hubiese preferido reportarme enferma y no tener que hacer absolutamente nada. De pronto noto que todo el mundo me sonríe y murmura mi nombre. No termino de entender lo que pasaba. Hasta que me topé con Paula.

Víctima IndefensaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora