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Me pasé la tarde tirada en el sofá con Carla viendo una serie hasta que llegó la hora de comenzar a prepararme, aunque la verdad es que mi mente no estuvo conectada con la pantalla ni siquiera durante dos minutos seguidos.

Lo que había pasado con Enzo y las ganas por salir a cenar con él, lo que me permitiría conocerle algo mejor, ocupaba mi mente casi por completo y muchos eran los escenarios que imaginaba para aquella noche.

–Me voy a la ducha –le informé a mi compañera cuando eran las siete de la tarde.

–Bien. ¿Sabes que te vas a poner?

–Pues no...

–Piensa que es un ricachón. A lo mejor te lleva a un restaurante de lujo para impresionarte –comentó mofándose de la situación.

–Sería un fallo si quiere impresionarme así –contesté entre risas­–. Le enviaré un mensaje para que me especifique a qué tipo de sitio vamos.

Cogí mi móvil y, al abrir Whatsapp, vi que estaba en línea. Así que no lo dudé.


Lara 19:01

Buenas tardes, señor italiano cabrón.

Me pongo en contacto con usted para preguntarle a qué tipo de sitio pretende llevarme a cenar.

Me dispongo a arreglarme ydebería saber qué ropa escoger.

Enzo 19:05

Hola, preciosa. No sé si me acaba de gustar esa forma se saludarme, pero en fin. Ya hablaremos de eso luego.

No voy a llevarla a ningún sitio ostentoso, señorita. Algo me dice que no es la mejor forma de conquistarla, así que puede ir vestida de forma casual.

Por mí podría ir hasta desnuda, pero al ser un lugar público no creo que sea lo más adecuado.


No pude reprimir una sonrisa ante sus mensajes. Imaginé su voz profunda pronunciándolas para mí con esa diversión y picardía que le caracterizaban. Solo con eso mi cuerpo comenzó a reaccionar por él, acelerando mi corazón y elevando ligeramente mi temperatura corporal.

Inmediatamente después de despedirme de Enzo y de confirmar que a las ocho y media vendría a por mí, me metí en el baño y comencé a llenar la bañera de agua caliente. Me apetecía tomar un baño en vez de ducharme y tenía tiempo más que suficiente para hacerlo.

Aproveché los minutos que tardaría el agua en llenar la tina para escoger qué me iba a poner. Me apetecía ir cómoda y bonita, así que escogí un vestido de lana de punto y de cuello alto de color beige que me encantaba, ropa interior de encaje azul marino, unas medias negras semitransparentes y unas botas altas planas de color gris. Además, llevaría un abrigo del mismo color que las botas, un bolso a juego y una bufanda de cuadros también con tonalidades grises y beige.

Antes de sumergir mi cuerpo ya desnudo en la caliente agua, eché unas gotas de fragancia en la bañera para que mi piel cogiese aquel suave aroma a vainilla que tanto me gustaba.

Estuve cerca de media hora sumergida en el agua mientras tarareaba algunas canciones que sonaban en la radio que había puesto desde mi móvil, pero cuando los dedos de las manos comenzaron a arrugárseme decidí que era el momento de salir.

Me vestí enseguida. Sin embargo, secar mi pelo, arreglarlo un poco y maquillarme me llevó un poco más de tiempo. Cierto es que dejé mi pelo al natural, suelto y ondulado, y que me maquillé de forma muy neutra, pero finalmente acabé estando lista tan solo cinco minutos antes de que Enzo viniese a por mí.

Entre la multitud, tú © [En revisión]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora