Heartbeats /// Thiam fanfic

22

Theo

-Buenos días...- me saludó al ver que estaba despierto. -¿Dormiste bien?

-Si... algo.- dije y me giré para estar frente a él.

-¿Quieres quedarte aquí hoy?- preguntó, aunque se que él no me dejaría salir de esa casa.

-Sólo si vemos películas.- dije con una sonrisa, la cual me devolvió.

-Me gusta verte sonreír...- recargó su cabeza sobre su brazo, aun mirándome.

-Se siente bien hacerlo...- se acercó a mí y me besó. Un beso tierno y dulce, lleno de amor.

Liam

Tocaron la puerta dos veces y luego se abrió. Era Mason.

-Hola - saludó con una sonrisa.

-Buenos días.- dije sentándome en la cama.

-Buen día, venía para ver como estaban.

-Estamos bien - sonrió Theo.

-¿Ya vas a la secundaria?- pregunté acomodandome el cabello.

-Si. Mi padre ya se fue a trabajar. Hay café, cereales, tostadas, y esas cosas, agarren lo que quieran.

-Gracias.- dijimos los dos a unísono, haciendo que los tres rieramos.

-De nada...- dijo y salió.

-Bueno... ¿Me dejas pasar?- pregunté.
Yo estaba del lado de la pared y Theo obviamente en el único lugar por el que podía bajar.

-¿Mmm?

-Necesito que te bajes, así puedo salir.- dije riendo.

-Oh... lo siento, estoy cómodo. Tendrás que buscar otra forma de bajar.

Así que quieres jugar ¿eh?

-Okey...

Pasé una pierna por encima de él, quedando casi sentado sobre él, al hacer eso la quimera se mordió el labio.

-¿Sucede algo?- pregunté haciéndome el niño inocente. -¿Te molesta?

-No... claro que no.

-¿Y si hago esto?- dije y me senté complemente sobre él, en la parte baja del abdomen... sin llegar a donde él quería.

-Un poco... quizás si bajas más...

-Mmm... ¿Seguro? yo creo que esta bien aquí.

-Yo no...- dijo poniendo sus manos en mi cadera.

-¿Sabes qué? Me dió hambre.

-A mi también...- dijo mordiéndose la parte interior del labio.

Juguemos.

Me bajé de un salto y tomé mis zapatos.

-¿Haces el café? A ti te queda delicioso.

-¿Qué?- se incorporó.
Olía a completa confusión e indignación... sin contar que apestaba a excitación.
No se como aguante la risa...

-Si quieres hago el café yo...- me encogí.
Lo volteé a ver... tenía una mirada de que me iba a matar por lo que acababa de hacer. -¿Qué pasa?- me hice el desentendido.

-Eres un maldito.

-Tú querías jugar...- tomé la perilla de la puerta y la abrí. Pero antes de salir me volteé de nuevo. -Supongo que por el problema que tienes ahí abajo voy a tener que preparar el desayuno.

-¿Y si mejor me ayudas?- arqueó una ceja.

-Mmm...- solté la perilla y fui junto a él.
Poniéndome sobre él nuevamente lo besé, luego fui a su oído, donde mordí el lóbulo, haciendo que saliera un pequeño gemido de la boca del mayor.

-En 20 minutos te quiero en la cocina...- susurré y me bajé, sonriendo victorioso al ver la cara de súplica y enojo que puso al verme yendo a la puerta.

-De verdad eres un maldito.

-Amas a éste maldito.- dije y cerré la puerta.