CRY ━ MINSUNG

¡ cuatro !

Para su cumpleaños número once, Jisung recibió como regalo de su mamá un celular; no el último modelo, pero sí uno bonito y cómodo para los pocos usos que aún le daría. 

El tercer número que agendó, fue el de Minho, poniendo el nombre de su mayor y junto a este, un corazón y un paréntesis que encerraba la aclaración "mi novio". Le emocionaba mucho la idea de poder hablar con él cada vez que quisiera. En ese momento, estaban ideando una salida para encontrarse en el parque y comer galletitas, o ir a la heladería frente al parque. 

Con el celular en su mano, bajó rápidamente las escaleras hacia la habitación de su mamá.

—¡Má! —la llamó, entrando rápidamente— ¿Puedo ir al parque?

—¿Al parque? Te vas a aburrir solo, Sung.

—Voy a ir con... Con Minho Hyung.

Su madre aún no conocía nada sobre Lee, aquél chico que tanto adoraba su querido hijo. 

—No lo conozco, Jisung. Me da miedo que vayas con alguien que no conozco y encima siendo tan chiquito.

—No soy chico...

—Igual, dije que no. 

Bufando, y sintiendo un nudo en la garganta, salió de la habitación completamente enojado. Hizo lo que cualquier persona enojada haría; hablar solo, caminar con pasos fuertes, y realizar cualquier acción, por más simple que sea, de forma bruta. 

Se tiró en su cama luego de dar un extremadamente fuerte portazo y abrió el chat con Minho.

Esta vez, en vez de escribirle, le mandó un audio.

—Hyung... Mamá no me dejó ir, y yo tenía muchas ganas de ir —explicó con un puchero en sus labios y utilizando todas sus fuerzas para no llorar—. Perdón. De verdad perdón, quería verte. ¡Iba a ser nuestra primera salida!

El nudo en la garganta comenzaba a distorsionar su voz y decidió que era momento de cortar el audio y enviarlo. Dejó el celular sobre la mesita de luz y se dispuso a llorar con su cara hundida en la almohada. Odiaba llorar, porque sus ojos ardían después de un tiempo y le dolía la cabeza. Encima no estaba Minho para tranquilizarlo y eso lo hacía llorar más. ¡Extrañaba tanto a su querido Hyung! 

Estaba a punto de dormirse cuando su teléfono comenzó a sonar con aquél tono tan pegadizo que Han había decidido ponerle. Se giró con un quejido y al ver la foto de Minho en la pantalla, limpió las lágrimas de sus mejillas y se sentó en la cama mientras respondía la llamada.

Ninguno habló, y Jisung apenas podía aguantar el dolor de su garganta al escuchar las respiraciones tranquilas de su mayor. Sentía que lo había defraudado y que no merecía su amistad.

—Jisung.

—¡Perdón! Es que mamá no me dejó, pero yo quería ir a la plaza porque te extraño mucho, Hyung. No dejes de ser mi amigo, podemos arreglar para otro día, o que vengas a casa así mi mamá te conoce y nos deja salir juntos a tomar helado. Perdón, Minho Hyung, fui muy malo, lo siento muchísimo, soy un mal amigo. 

Un bufido se escuchó del otro lado de la línea y lo único que pude hacer Jisung fue largarse a llorar intentando hacer el menor ruido posible. ¿Por qué se sentía tan defraudado de él mismo?

—No llores, Jisung. Muy bien sabes que no me gusta que lo hagas. 

Han secó sus lágrimas con su muñeca y habló sintiendo su mentón temblar.

—No estoy llorando... Bueno sí, pero, es que estoy muy triste. Perdón, Minho Hyung. Voy a entender si no querés perdonarme, fui muy malo.

Pasó un rato en el que no obtuvo respuesta alguna y ya estaba pensando en que colectivo podría dejarlo en la puerta de su Hyung favorito; lástima que no conocía su dirección.

—No... No estoy enojado, Jisung. No llores más. 

—¿Vas a estar conmigo en los recreos? —preguntó con voz apagada el menor, dudando si Minho pudo escucharlo.

—Sí, Sungie. Voy a seguir estando con vos, solo, no llores más porque me parte el alma.