¡ treinta y cuatro !

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Una vez le pidió a Yerin y los niños que se vayan, Jisung por fin se dirigió nuevamente a la habitación del mayor. Minho seguía en la misma posición en la que Han lo había visto por última vez. El pelinegro hizo espacio en la cama para que su pequeño novio también se acueste y lo abrace. Jisung se acomodó contra el respaldo de la cama y dejó que Minho escondiese su rostro en su pecho. Sus manos se aferraban débilmente a la remera del peliazul y sus piernas estaban enredadas. 

De un momento a otro, Jisung sintió las lágrimas de Minho traspasar su remera y humedecer su pecho. Llevó sus manos al cabello de Lee y a su espalda, para acariciarlo y llenarlo de todo el amor que sabía necesitaba. Minho era tan hermoso y no quería verlo llorar por nada. 

—Tuvo otros hijos, Sungie. Y nunca me lo dijo —dijo el mayor después de un rato—. Esos tales Jeongin y Seungmin. No son mis hermanos, nunca van a ser mis hermanos. Y ella ya no es mi mamá, se olvidó de mí y me reemplazó.

La tristeza en la voz de Minho rompía el corazón de Jisung. El nudo en la garganta le dificultaba hablar y el aire pasaba costosamente por su nariz debido a los mocos y las lágrimas. 

—Y yo la estuve esperando tanto, siempre pensaba en ella. Fui un idiota, Sungie. ¿Tan fácil es reemplazar un hijo que no querés?

Minho envolvió la cintura de Han sumamente fuerte, negándose a soltarlo en algún momento. 

Ambos se quedaron así, son decir nada y llenando el espacio con sus respiraciones. Jisung dejó que Minho llorase en su pecho y lo llenase de lágrimas, mientras se dedicaba a darle mimos y besos para tranquilizarlo aunque sea un poquito. 

Después de un tiempo, Jisung sintió el cuerpo de Minho moverse sobre el suyo y acomodarse para quedar con sus narices rozándose. 

—¿Qué mirás tanto? —preguntó el menor bajo la intensa mirada de Lee.

—Tus ojos son muy hermosos —respondió despacio, casi en un inaudible susurro—. Podría perderme en ellos toda la vida.

Las mejillas del peliazul se calentaron un poco y sus orejitas se tiñeron de rojo. Llevó su mano derecha a la mejilla de Minho y la acarició con su pulgar, limpiando los restos de lágrimas secas que allí habían quedado. 

—A veces me pregunto donde estaría ahora si no me hubiese cruzado con vos en ese baño —ladeó su cabeza en busca de más contacto—. Quizás estaría deprimido o ya me hubiese muerto.

—¡Ey! No digas eso —pidió Han con un pequeño puchero y Minho rió suavecito.

—Pero te encontré, y ahora me estás abrazando y llenando de mimos y soy la persona más feliz del mundo porque te tengo conmigo —chocó sus narices y estiró sus labios en un poquito para dejar un corto beso en los labios rosados de Jisung—. Nunca te amé tanto como lo hago ahora, y mañana te voy a amar todavía más, y así hasta el final. 

Han sonrió y tomó a Minho por la nuca para atraerlo hacia él y fundirse en un beso. Sintió al mayor sonreír aún con sus labios juntos y pudo asegurar lo bien que le hacía ver a Minho feliz.

—No te alejes nunca de mí, Sungie.



CRY ━ MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora