¡ sesenta y ocho !

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173 días antes


Jisung se colocó una camisa blanca abotonada hasta el cuello, un moño azul francia y unos jeans achupinados negros. El reloj de su muñeca marcaba que aún tenía quince minutos para prepararse, así que decidió colocarse un suave maquillaje casual para darle un toque más delicado a su apariencia. En eso, Minho apareció por la puerta del baño y lo miró fijamente reposado en el marco.

—Estás precioso —sonrió al ver las mejillas rosadas de su lindo novio, le gustaba provocar eso en Han—. ¿Por qué estás tan producido?

Jisung lo miró unos segundos antes de hablar.

—Voy a ir al café.

—Últimamente pasas mucho tiempo ahí —Minho se cruzó de brazos y clavó sus ojos en los de Jisung—. ¿Hay algo que no me estés contando?

—Te dije que voy a estudiar.

—No hay muchos adolescentes en esa zona como para ir a estudiar —Minho suspiró pesadamente y pasó una mano por su rostro antes de hablar otra vez—. Sungie... No me ocultes las cosas, por favor.

Jisung se miró por última vez en el espejo y acomodó su cabello. Salió del baño chocando suavemente su hombro con el de Minho y tomó su mochila, la cual estaba apoyada sobre el sillón. Abrió la puerta y antes de salir se giró para ver al mayor.

—Vení, acompañame —pidió teniendo su mano hacia Lee.

Minho sin dudarlo dos veces, tomó la mano de Jisung y cerró la puerta detrás de él.

Jisung caminaba a paso acelerado, mirando cada dos por tres el reloj de su muñeca. Minho comenzaba a inquietarse; no solo porque Jisung caminaba demasiado rápido —cosa que nunca hacía—, sino también porque miraba mucho la hora, y el rubio era la persona menos indicada para hablar sobre puntualidad.

—¿A dónde tenemos que ir tan apresuradamente?

Minho recibió una mirada rápida de Jisung, quién pensó unos segundos, que para Lee parecieron eternos, antes de hablar.

—Al café. Estoy trabajando ahí.

Se hizo silencio. Minho comenzó a caminar un poco más despacio, sus ojos café oscuros se clavaron en el piso y sintió un tironcito en la mano que sostenía la de Jisung. En vez de avanzar como Han se lo pedía, se quedó quieto en su lugar y levantó repentinamente la cabeza.

—¿Por qué no me lo dijiste?

—¿Por qué debería habértelo dicho?

—No me respondas con otra pregunta —pidió haciendo un puchero—. Sabés que no me gusta.

Jisung suspiró.

—No te lo dije porque no sabía como ibas a reaccionar. Un día me decís que no querés que trabaje porque tengo que terminar la secundaria y al otro día te quejas de que no hago nada para ayudarte. ¿Quién te entiende, Minho?

El nombrado no respondió, solamente bajó la cabeza como si de un perrito castigado se tratase.

—No te hagas el desentendido —Jisung clavó su dedo índice en el pecho de Minho—. Por vos busqué un trabajo, por vos me voy todas las tardes al café a atender viejitos solitarios, por vos me esfuerzo más de lo que creo posible —cada vez que pronunciaba vos, su dedo se clavaba con más fuerza contra Minho—. Por vos, y porque quiero que esto dure, Honey.

Un puchero involuntario se formó en el rostro de Han y Minho sintió sus labios curvarse levemente hacia arriba.

—Perdón, bebé. Perdón por no ser alguien con quien puedas contar en todo. Perdón por no ser el soporte que vos sos para mí. Perdón por no saber cómo cuidarte. 

Tomó el pequeño cuerpo de Jisung entre sus brazos y lo estrechó contra su cuerpo, como si eso evitase que el rubio alguna vez se aleje de él.

—¿Qué haría sin vos, Sungie?

Jisung refregó su cabello contra el cuello de Minho suavemente.

—Probablemente colapsar.

[...]

Faltaban pocas cuadras para llegar al café. Jisung volvió a ser el mismo globito de amor y energía que era siempre con Minho, y el mayor se sentía verdaderamente aliviado por eso. Ver la sonrisa de Jisung junto con sus particulares carcajadas y sus ojos entrecerrados lo devolvía a la vida.

—¿Y tenés algún compañero para ayudarte o estás solo?

—Tengo un compañero —respondió Jisung, aún sin aire en sus pulmones por haber estallado a carcajadas por un chiste que Minho había hecho minutos antes—. Se llama Youngjae, y en realidad yo lo ayudo a él.

—¿Y es bueno?

Jisung lo miró confuso.

—Supongo que sí —se encogió de hombros mientras agarraba las tiras de su mochila—. Me trata muy bien y siempre está preguntándome como estoy, porque él cree que hay algo preocupándome mucho.

—¿Y vos crees eso? —la voz de Minho sonaba un tanto amenazante y fría. Jisung se sintió pequeño junto a él.

—No sé, quizás sí. La verdad es que todavía no lo pensé mucho.

Minho observó a su novio caminar con su cabecita gacha y se sintió culpable por invadir su espacio, y también por no infundir la suficiente confianza en Jisung para que comparta con él sus problemas.

—Sungie... —lo llamó sin saber muy bien qué decir, aún con sus ojos fijos en Hannie— Bebé, ¿puedo decirte algo?

Jisung asintió con su cabeza, un suave movimiento apenas perceptible. 

—Quiero ser como un lugar seguro para vos. Quiero que al final del día puedas venir a mí y contarme tus preocupaciones, momentos divertidos y tus dificultades. Me gustaría poder ser la persona con la que puedas relajarte completamente, Sungie.

Jisung lo observó y cuando llegaron a la puerta del café, abrazó a Minho por la cintura. Sus labios chocaron contra la piel del cuello del mayor e inhaló profundamente su perfume. Era la misma colonia barata de supermercado que Minho usaba hacía años, pero Jisung la amaba.

—Vas a ser mi lugar seguro cuando seas capaz de notar cuando haces algo que me lastime.

Sin darle tiempo a responder algo, Jisung besó lentamente los labios de Minho y sonrió al separarse.

Entró al café y cerró la puerta detrás de sí bajo la curiosa mirada de Youngjae. Se dio media vuelta y saludó con la mano a Minho a través del vidrio.

—¿Y él? —preguntó Youngjae una vez Jisung se acercó a dejar sus cosas bajo el mostrador.

—Minho.

—Oh, tu novio —Youngjae comenzó a acomodar unas copas sobre las mesas mientras Jisung se ataba el delantal—. El famoso Minho gruñón cuando está en un mal día.

—El mismo —Han contestó con una mueca melancólica, no le gustaba ese apodo para su Minho. 

—¿Sabés, Jisung? Creo que ya sé que es lo que te tiene mal —Jisung lo miró curioso y Youngjae solo siguió hablando al notar la mirada del rubio en su nuca—. Él. Minho.


CRY ━ MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora