CRY ━ MINSUNG

¡ veintiséis !

Jisung se sentía en las nubes desde que Minho había por fin aclarado lo que sentía.

Desde ese día, entendió que podía faltarle el aire miles de veces si la causa eran los besos de su precioso Lee Minho.

—¿Estás seguro, Sungie? —iban caminando agarrados de las manos una tarde soleada, dirigiéndose nuevamente al departamento del mayor.

—Muy seguro, Hyung.

La voz dulce y suave de Jisung no hizo más que provocar que suelte el agarre que mantenían sus manitos y lo acorralase contra la pared del edificio a su lado.

Los ojos llenos de universos miraban los orbes chocolate de Minho como si viera en ellos la octava maravilla del mundo. Y en efecto, lo hacían.

La mano derecha de Minho tomó a Jisung por la nuca, y la otra se colocó bajo su remera presionando su cintura.

—Sos tan hermoso —susurró sobre sus labios apenas dándole tiempo al menor a sonreír.

El agarre de Minho se aseguró en Jisung y cortó la distancia que los separaba. Sus labios se movían desesperadamente sobre los de Hannie, queriendo llenarse de su sabor a cereza por los caramelos que había comido hace un ratito.

Jisung se había aferrado con sus puñitos al buzo de Minho como si de un bebé se tratase y el pelinegro sentía que podía tomar al menor entre brazos y cargarlo como si fuese el ser más pequeñito del mundo.

—Te amo tanto —comentó dibujando círculos en la espalda tibia de Jisung, provocando un sonrojo en sus mejillas—. Quiero comer todo tu cuerpo a besos.

—Está bien, pero primero la tintura, Honnie —Han dejó un besito en su nariz y volvió a tomarlo de la mano para seguir caminando.