¡ sesenta y tres !

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250 días antes

Jisung terminó de meter los libros en su mochila negra, guardó algunas lapiceras de colores en su cartuchera y se calzó la mochila en los hombros.

Minho, por su parte, ya tenía todo armado desde hacía varios días y en ese momento, se estaba encargando de dejarle comida a Dori para todo el día que iba a estar sola.

Han lo esperaba parado en la puerta mientras revisaba las redes sociales en su celular. Su cabello rubio resaltaba notoriamente sus orbes marrones y Minho quería quedarse todo el día mirándolo. 

—¿Sabías que ese suéter celeste te queda perfectamente perfecto? —preguntó Minho mientras cerraba la puerta detrás de él y comenzaban su viaje. 

—¿De verdad? Gracias —las mejillas de Han se tiñeron tiernamente de rosado, pero intentó darle poca atención a ese hecho. 

Caminaron en silencio tomados de las manos, sintiendo el viento mañanero chocar contra sus rostros y dejar las puntas de sus narices un tanto rojizas por el contraste entre la temperatura del aire y la de sus cuerpos. 

No faltaba mucho para que sus caminos se separasen y cada uno vaya por su parte, y Jisung sentía un golpe de ansiedad contante contra su pecho.

—Esta vez no va a ser igual, ¿no? —preguntó, inconscientemente caminando más despacio.

Minho se frenó al sentir que su bonito novio ya no estaba junto a él, dio media vuelta y Han se encontraba cabizbajo, avanzando lentamente. Lee se acercó a él y acunó su rostro entre sus manos. Sus ojos se quedaron fijos en los contrarios, en el rostro de Jisung.

—Bebé, tranquilo. Vamos a estar bien, ¿si Sungie? Aunque las cosas se compliquen y se pongan difíciles, siempre vamos a estar bien. ¿Te acordás cuando dijimos que eramos el final de nuestro hilo rojo? Vos del mío y yo del tuyo —Han asintió despacio—. ¿Entonces? El hilo va a enredarse, estirarse, pero nunca romperse principito. ¿Sí? Nunca dudes de nosotros.

Minho sonrió y Jisung le devolvió una mueca torcida; el mayor besó sus labios súbitamente, tomó su mano y continuaron caminando.

En la esquina, Minho abrazó a Jisung y dejó besos por toda su carita, no quería que su bebé vaya preocupado al colegio. Las risas y quejas bajitas del menor hacían que su corazón latiese un poco más rápido y sentía que el mundo entero desapareciese. Incluso cuando se alejaba de él bajando la avenida, escuchar sus carcajadas le llenaba el pecho de calor.

Magia. Jisung era magia. 









(🍒)
hola otra vez uwu

quería agradecerles a todos los que me desearon un feliz cumple uwu <3 gracias jeje

y tambiénnn, avisar que si todo sale bien, voy a actualizar Cry a las 12:00 y a las 00:00 hora argentina (aprox.) <3

y nada eso, cuídense 🥰

CRY ━ MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora