¡ ochenta !

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638 días después

Los días libres eran, sin duda, los favoritos de Minho. Le gustaba vestirse con unos jeans y una remera básica y caminar por la ciudad. Últimamente, tenía muchos pasatiempos y estaba contento de disfrutarlos tantos. Le gustaba visitar cafés de gatitos en las tardes de septiembre, llevando en el bolsillo de su pantalón una pequeña libreta para armar coreografías cuando le llegaba la inspiración.

Esa tarde, Minho no tenía trabajo por lo que se propuso recorrer la ciudad completa. Ir a las tiendas de ropa, y a las de electrodomésticos. Necesitaba una nueva lavadora y un par de calcetines, dado que Dori estaba encaprichada en jugar con los suyos y los había dejado llenos de agujeritos. 

Su cabello ahora estaba azul. Curiosamente, uno de sus alumnos le había sugerido que le quedaría genial, y cuando finalmente se decidió a teñírselo, le dio toda la razón. Sentía que de verdad se veía bonito. Y no podía evitar recordar cuando le pintó el pelo a Jisung de azul y prometieron verse cambiar de colores hasta el fin de los tiempos. De verdad le hubiese gustado cumplir esa promesa.

Después de unas horas, Minho ya tenía en su mano una bolsa con varios pares de medias blancos y negros. Le gustaba caminar por la ciudad, sin tiempos que lo apurasen. Le gustaba mirar a su alrededor y recordar las veces que caminó por esas calles junto a Jisung, especialmente la vez que cantaron I like me better y Minho tuvo que hacer un enorme esfuerzo para no llorar mientras lo hacían. 

Le gustaba mirar hacia atrás y verse a ellos dos, juntos y felices. Pero también le gustaba ver en quién se había convertido gracias a Jisung. Hacía poco había entendido lo que Changbin había querido decirle una vez, que si hay sombras, también hay luz; que no hay flores sin lluvia. Minho había sido capaz de interiorizar ese dolor que Jisung le dejó al irse de su vida y lo hizo parte de él, aprendió a vivir con él y a utilizarlo para crecer. Al igual que la taza sobre el estante en su departamento que Hyunjin había reparado. 

Minho había logrado hacer todo lo que Jisung siempre había soñado que hiciese luego de dejarlo.

No le faltaba mucho para llegar a su departamento cuando sintió una voz conocida entrar en sus oídos. Un escalofrío recorrió su espalda y todo su cuerpo se puso en alerta. Buscó al dueño de la voz entre las personas frente a él, pero le era imposible encontrarlo. Comenzó a desesperarse cuando dejó de oírla. Quizás había imaginado todo.

Pero no, ahí estaba de nuevo; lo suficientemente cerca para que Minho lograse oírla pero muy lejos como para poder entender que decía. Al fin y al cabo sí era esa voz, un poquito más grave, pero seguía siendo aquella voz...

Giró inmediatamente sobre sus pies, sus manos temblaban y sentía como el corazón le comenzaba a latir muchísimo más rápido. No fue hasta después de unos segundos que lo encontró, frente a él, con el celular en la mano pero sus ojos fijos en Minho. Ninguno de los dos hizo nada, Lee no se acercó y el otro no salió corriendo, ¿eso era bueno? 

Su cabello, ahora negro, estaba peinado hacia atrás, dejando su frente al descubierto; sus ojos estaban delineados con una suave sombra café brillosa y sus labios humectados con un bálsamo que Minho dedujo era de durazno por su color anaranjado. Vestía un traje gris oscuro y una camisa blanca, y se veía extremadamente precioso. Sintió como sus pulmones se vaciaban y buscaban aire necesitadamente. 

Jisung estaba frente a él. Y se veía hermoso. 

Minho mentiría si dijese que esperaba que algo así sucediera. De verdad había borrado cualquier idea de volver con Jisung de su cabeza y estaba bien con eso. Él creía que Han estaba en Londres, rehaciendo su vida. 

CRY ━ MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora