¡ veinticinco !

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Jisung despertó al sentir pequeñas mordidas en su cuello. 

—¿Qué te pensás que estás haciendo? —se quejó.

Minho ignoró las palabras del chiquitín entre sus brazos y siguió con sus mordidas y mimos en el abdomen y cintura de Han. 

Luego de un rato, rió y dejó un besito en la mejilla de Jisung.

—Buenos días, Sungie. 

Por un momento, ambos sintieron que el tiempo se detenía. Que las agujas del reloj dejaban de moverse y el mundo mismo se reducía a ellos dos. A esos besos que Jisung siempre quiso recibir y Minho siempre anheló darle.  La luz anaranjada de la mañana entraba vagamente por la ventana y provocaba un dulce picazón en los ojos de Sungie, quien intentó cubrirse con las sábanas para evitarlo. Minho rió, sentía su corazón latir en paz y lleno de tranquilidad. Pensó que en ese momento fue por primera vez realmente feliz. Con la persona que más amó entre sus brazos, recibiendo su calor. Y le pidió al universo que haga posible eso, el quedarse siempre con Sungie para poder cuidarlo y que lo cuide. Que lo llene de amor y mimos, que pueda prepararle el desayuno antes de ir al colegio y luego él hacerle la merienda al más jovencito mientras estudiase. Quería una vida entera junto a Sungie. Quería ver la carita dormida del menor todas las mañanas y sus ojitos cansados en las noches. Quería abrazarlo al dormir la siesta en el sillón y despertarlo con cosquillas.

Minho quería tantas cosas. Pero principalmente, deseaba unir todos los pedacitos que había roto en Jisung.

—Han Jisung —susurró causando que un escalofrío recorra del cuerpo del menor—. Sos lo único que está bien en este mundo. 




CRY ━ MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora