¡ sesenta y cuatro !

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227 días antes

Minho sentía que a duras penas era capaz de respirar. Su cuerpo pesaba y el cansancio le imposibilitaba cualquier acción. Su cabeza dolía como si miles de pequeños alfileres se estuviesen clavando en ella constantemente y mantenerse en pie comenzaba a ser cada vez más complicado. Su vista enfocaba y desenfocaba a su gusto; todo a su alrededor daba vueltas. Sentía el viento frío chocar contra él, y al mismo tiempo su piel hervir. 

Quería entrar a su hogar y recostarse unos minutos para poder recomponerse y luego continuar con su vida diaria, debía ir a trabajar en unas pocas horas. 

Según él, estuvo aunque sea cinco minutos intentando meter la llave en la cerradura, y cuando por fin lo logró, hizo su mayor esfuerzo para entrar cuanto antes.

Escuchó la voz de Jisung lejana, retumbrando en su cabeza como si en realidad su novio no estuviese ahí.

—¿Minho? ¿Estás bien?

Jisung tomó a Lee del rostro y lo observó detenidamente. Sus pupilas estaban dilatadas, los párpados notoriamente caídos, algunas gotas de transpiración le caían por la frente y sentía la temperatura elevada de su piel.

—Sacate el buzo Honey, tenés calor.

Acompañó a Minho al sillón e intentó sacarle el abrigo una vez se hubo sentado, pero el mayor se negó rotundamente.

—Tengo frío, ¿podrías traerme una mantita? Gracias, bebé.

Jisung suspiró profundo. Minho hablaba bajito, arrastrando las palabras. Seguramente estaba enfermo, pensó Han, así que acomodó a Minho con unos almohadones debajo de su nuca y dejó la sala de estar en busca del termómetro y una mantita.

Cuando volvió, Minho miraba fijamente el techo con ambas manos cruzadas sobre su pecho. Sin decir nada, Jisung colocó el termómetro en la boca del contrario y esperó un tiempo hasta que sonase. Una vez lo hizo, se lo quitó.

—Estás ardiendo de fiebre. Voy a buscarte un ibuprofeno y un pañuelo fresquito y me voy a sentar al lado tuyo para hacerte mimos, ¿si?

Minho asintió un tanto perdido.

—Gracias, Sungie. Te amo.

Jisung sonrió al levantarse, y el tramo que caminó hacia la cocina. Aún sentado en el piso acariciando el cabello del mayor, seguía manteniendo la sonrisa en su rostro.

—Yo también te amo, mucho muchísimo. 

CRY ━ MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora