CRY ━ MINSUNG

¡ veinte !

El lunes, Minho apenas vio a Jisung.

Todo se reducía al mero hecho que Han estaba nervioso, y Lee era bastante tonto como para darse cuenta de que debía ser él quien diese el primer paso.

Ni siquiera al finalizar la jornada escolar. Minho solía acompañar a Jisung unas cuadras mientras iba a su casa, hasta que sus caminos se separaban y cada uno seguía por su parte. Pero ese lunes, cuando Jisung salió, Minho no estaba esperándolo.

—No te preocupes, Sungie —pidió su mejor amigo—. Seguramente le surgió algo importante y tuvo que irse lo más rápido posible.

El menor sonrió cansado. Quizás Minho solo lo defraudaba nuevamente.

—Lixie, las cosas no son tan fáciles.

—Pero...

—Pero nada. Es difícil, y... y agotador.

—Deberían hablarlo bien.

—Minho dice una cosa y hace otra —sin darse cuenta, ambos habían comenzado a caminar hacia la casa de Jisung—. No es como Changbin.

El australiano se quedó callado durante un tiempo. Siguieron avanzando en puro silencio; podían oír sus propios pasos y el sonido de las hojas secas al golpear contra el piso cuando una ráfaga de aire las levantaba.

—Aunque no me cuentes mucho de Changbin, sé que los dos se quieren mucho, y que te hace feliz, y sentir bien —Jisung habló despacio, cuidando muy bien sus palabras—. No está mal que seas feliz, Lixie. Y me hace bien saberlo. Me alegro por vos aunque yo esté mal, somos amigos.

—Pero Minho...

—Minho nada, es mi mejor amigo desde siempre, y lo conozco. Es difícil, muy difícil —rió ante sus pensamientos—. Que suerte que Changbin no es como él, si no serías una montaña rusa de emociones.

Siguieron hablando de la relación que llevaban el pecoso y Seo. Jisung descubrió que Felix de verdad estaba enamorado, y que Changbin era un buen partidario para su amigo. Y por un momento, deseó que las cosas con Minho fueran un poco más fáciles.

—Sungie —llamó Felix golpeando suavemente el hombro del castaño.

Jisung no respondió. Sus ojos picaban y la garganta se le cerró repentinamente. Volvería a romper por milésima vez la promesa que le hizo años atrás a Minho, y comenzó a llorar por él.