¡ veintinueve !

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Minho se despertó con el pequeño cuerpo de Jisung entre sus brazos. Las piernas del menor se enroscaban en las suyas y su nariz chocaba contra la piel de su cuello.

Notó que estaban en la habitación del peliazul y sonrió tranquilo.

Llevó una de sus manos a la espalda baja de Jisung, para notar que solo llevaba puesta la ropa interior. Dejó varias caricias en el huequito que formaba su columna vertebral, y después se dedicó a llenar de dibujitos dulces la mejillita del menor, pasando por sus finos labios y su nariz.

Cuando quiso moverse para ver la hora en su celular, su cabeza dio vueltas y tuvo que volver a la posición en la que estaba antes de estirarse.

Tenía recuerdos muy claros de lo que había pasado durante la noche, y hacía lo posible por no pensar en ellos; le daría mucha vergüenza tener una erección con el pequeño cuerpito de Sungie sobre el suyo. Sin embargo ahí estaba, intentando relacionar la carita tierna de Han y lo que hizo en el boliche.

Recordó como Jisung bailó en el medio de la pista, como se agachaba hasta el piso para luego subir con su mirada tentadora y atrevida clavada en los ojos de Minho. Se acordaba como el menor había tomado sus manos para posarlas en su propia cintura y bailar lo más juntos que podían. 

Jisung era tan hermoso.

Era hermoso a las cuatro de la madrugada, con un energizante en la mano y un vaso con un poco de vodka en la otra. Era hermoso a las nueve de la mañana con los ojos aún dormidos y una sonrisa enorme. Era hermoso a las cinco de la tarde cuando le llevaba el té a su abuela o acompañaba a su madre a hacer las compras. Era hermoso cuando intentaba provocar a Minho y cuando actuaba como un pequeño niño.

Era hermoso hasta cuando los mocos y la tos no dejaban que fuese capaz de darle besos a su novio.

Minho dejó de pensar cuando sintió un suave movimiento sobre él. Miró a Jisung y se encontró con sus labios abultados en un piquito y los ojos cerrados formando una expresión juguetona.

—Buenos días, Sungie.

Minho dejó un corto beso en la trompita que estaba haciendo el menor.

—Buenos días, Minhonnie. 



CRY ━ MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora