¡ setenta y dos !

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81 días antes

El reloj en la mesita de luz marcaba las seis de la madrugada. El silencio reinaba en el departamento, hasta que fue interrumpido por suaves pisadas. Luego el sonido de la cafetera y de la taza de cerámica al ser apoyada sobre la mesada. Jisung forzó una sonrisita en su rostro y tomó la ahora llena taza. 

Caminó despacio, con mucho cuidado de no tirar el contenido en el piso. Abrió la puerta de su habitación y dejó la taza sobre la mesita junto a la cama. Prendió la pequeña luz y dejó un suave beso en la frente de Minho. Su despertador sonaría en menos de cinco minutos. Dejó la habitación mirando el pacífico rostro de Minho al dormir. 





El celular de Jisung vibró varias veces en su bolsillo, pero lo ignoró completamente. Sacó el artefacto cuando el característico tono de llamada que le había colocado a Minho sonó por quinta vez en la mañana.

—¿Hola? —Jisung intentó sonar tranquilo cuando respondió. Del otro lado de la línea, oía miles de ruidos mezclados, pero más que nada la respiración de Minho.

—Sungie... ¿Dónde mierda estás, bebé? —su voz se notaba cansada, seguramente estuvo bailando un buen rato.

—Tenía una cita con el médico —el volumen que Jisung utilizaba para hablar era cada vez más bajito y a Minho se le hacía casi imposible oírlo bien.

—¿Por qué no me lo dijiste? Podría haberte acompañado —nadie dijo nada por unos segundos que parecieron eternos—. ¿Qué médico era? ¿Qué te dijo?

Jisung suspiró profundamente, su mentón comenzaba a temblar.

—No quería molestarse... Vine al terapeuta.

—¿Y qué dijo? —volvió a preguntar Minho.

—Después te cuento bien, nada muy importante. 

Ninguno dijo nada, Jisung quería terminar la llamada y Minho sentía la enorme necesidad de seguir escuchando la voz dulce de su hermoso novio.

—Sungie —habló Lee después de un rato, recibiendo un quejido como respuesta—. Gracias por el café, bebé. Te amo.

Jisung sonrió levemente mirando el piso, y sin contestar absolutamente nada, cortó. 





Cuando Jisung le explicó a Minho que le terapeuta le había recomendado que se tome un descanso de sus obligaciones, pensó que su novio se quedaría con él todos los días, al menos un ratito. Pensó que lo mimaría y llenaría de amor, justo como él había hecho semanas atrás. 

Pero Minho no tenía tiempo. Estudiaba, trabajaba y ensayaba, llegaba muy tarde a casa y se iba extremadamente temprano. Su corazón le pesaba al igual que los ojos; dormir le era casi imposible sin Minho a su lado.

Una tarde, mientras acariciaba a Dori, el timbre sonó y dudoso, fue a abrir la puerta. Dio un brinco cuando Felix y Allen lo saludaron con gritos y risas. Sus ojos se fijaron en el cheesecake que traía el mayor y sonrió.

—Hace como tres días que no respondes nuestros mensajes —explicó Felix abrazando a su amigo por los hombros —, y por eso vinimos a verte. 

—Gracias...

Los dos invitados se sentaron en la sala de estar mientras Jisung buscaba tres platitos y tenedores para comer la torta. Una vez se sentó y sirvió tres porciones, Allen y Felix lo observaron serios.

—Ahora sí, contanos que te está pasando. No nos vamos a ir hasta saber que te tiene así.

Jisung suspiró, quizás era hora de dejar salir todas las preocupaciones que lo abrumaban. 


CRY ━ MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora