Capítulo 9

5.6K 261 28
                                    

P.O.V. NATALIA

- Hola - Dije cortante - Mikel, si me has llamado para volver a pelearte conmigo ya puedes colgar.

No me apetecía hablar con él, y menos discutir. Me giré para disculparme con la mirada hacia Alba, que me miraba sin entender lo que pasaba.

- Natalia, mi amor - Me contestó Mikel, notablemente bebido. - Discutir? Tu y yo? Des de cuando? Si estamos perfectamente bien, no?...

- Estas bebido Mikel.

- Solo un poco. - Dijo mientras se reía al otro lado del teléfono.

- Que quieres?

- Quiero que vuelvas.

- No voy a volver, ya lo sabes.

- Pues entonces... - Dijo, pero se volvió a reír.

- Pues entonces que? 

- Si no vuelves corto contigo. 

Abrí mucho los ojos, y una lágrima resbaló por mi cara. Nuestra relación hacía tiempo que no iba bien, y aunque ya no le quería tanto como antes aún tenía la esperanza de que todo se solucionase. Me quedé inmóvil y me senté en el suelo, no sabía que hacer, y notaba como más lágrimas deseaban salir de mis ojos. Miré hacia el cielo, cogiendo aire, y me giré para mirar si Alba seguía allí o me había dejado sola.

Allí estaba, sus ojos miel me miraban preocupados, y al conectar con los míos y ver que estaban  humedeciendo izo el impulso de moverse hacia donde estaba yo, pero recapacitó y se quedó donde estaba. Le mostré una media sonrisa, y ella me respondió de la misma forma. 

Volví a coger aire para responder.

- Mikel... Vas bebido... No puedes hablar enserio en estas condiciones.

- Que mas da que haya bebido, Natalia? - Dijo, gritando. - Hace tiempo que no vamos bien, y los sabes. Tu me has dejado tirado por que te ha dado la gana. Necesito a alguien que esté por mi, a quien pueda besar cuando me plazca, lo entiendes?

- Si solo me quieres para besarme cuando a ti te de la gana no me quieres de verdad. - Dije. No me gustaban nada los argumentos que me estaba dando, a caso para él solo era eso? Un objeto?

- Natalia, no te pongas sentimental ahora, hace tiempo que lo nuestro solo son polvos. 

- Pues yo no lo veía así.

- Pues es así.

- Y esa es tu única solución? Cortar conmigo?

Mikel se quedó en silencio, un silencio que daba miedo, yo me esperaba lo peor.

- Te tengo que contar algo - Dijo, después de medio minuto sin decir nada. - Me he tirado a otra.

Lo dijo así, como si fuese la cosa mas comprensible del mundo. Pero yo me destrocé, ya que yo aún le quería, o eso creía. Pero él solo me había utilizado. Colgué el móvil, no quería saber nada mas, no quería volver a hablar con el. Solté todo el aire que había retenido y empecé a llorar, abrazándome a mis rodillas. Noté unos brazos que me rodeaban, unos brazos cálidos acompañados de un aroma a vainilla. 

Levanté la cabeza, Alba se había sentado a mi lado, la miré de nuevo a los ojos, y con su mano secó una lágrima que caía por mi cara. 

- Me das un abrazo? - Le pedí, o mejor dicho, le supliqué.

Ella sonrió débilmente y abrió sus brazos para darme un abrazo, le correspondí, y volví a llorar, esta vez más tranquila, sobre su hombro. Ella me acariciaba la cabeza con su mano, yo solo la abrazaba, era todo lo que necesitaba en ese momento.

Estuvimos así mas de cinco minutos, hasta que dejé de llorar. Nos separamos, aunque su mano se posó en mi rodilla, dando pequeñas caricias.

- Necesitas algo? - Me preguntó.

Otra persona me hubiese preguntado que si estaba bien, que que había pasado, que quién era Mikel, que como había acabado la cosa... Pero ella solo me preguntó que si necesitaba algo. Me pareció increíble. No nos conocíamos apenas de nada, pero parecía que leyese mi mente, que supiese lo que quería escuchar. La miré, y dibujé una sonrisa con mis labios, la primera de verdad des de hacía más de un cuarto de hora. Ella sonrió también, esperando mi respuesta.

- Quédate conmigo, por favor. - Respondí, casi susurrando, mirando hacia el suelo.

- No me iré hasta que me lo pidas de rodillas, prometido.- Dijo, sacándome una sonrisa.

- Gracias.

Y me volvió a abrazar, fue un abrazo corto, pero necesario, eterno. 

- Oye... - Me dijo, tras unos minutos de un silencio agradable.- No tienes frío? 

- Un poco, la verdad... - Miré la calle en la que estábamos, la reconocía - Vivo a dos calles de aquí... Quieres venir?

Me daba miedo la respuesta, a lo mejor pensaba que estaba loca y no se atrevía a ir a mi casa, al fin y al cabo nos acabábamos de conocer. Pero, a cambio de eso, me miró y me mostró una amplia sonrisa, acompañada de un "Por supuesto". 

P.O.V. ALBA

Me propuso ir a su casa, en otra situación hubiese pensado mal o incluso hubiese encontrado las segundas intenciones, y seguramente las hubiera aceptado, pero notaba que necesitaba compañía, nada más, y aquí no conocía a nadie, así que acepté sin pensármelo dos veces.

Yo, de la conversación con ese tal Mikel, solo había podido escuchar las respuestas de Natalia. Había llegado a la conclusión de que era su pareja y que le acababa de dejar, pero no sabía si estaba en lo cierto, así que decidí no comentar nada al respecto.

Nos levantamos del suelo, y ella se acordó de que se había dejado la guitarra dentro. Me miró, dejándome entender que no quería entrar porque se veía mucho que había estado llorando, así que me ofrecí para entrar yo y excusarnos a las dos.

Entré, me acerqué a María y le conté al oído resumidamente lo que había pasado. A los otros les dije que Natalia se encontraba mal y que la iba a acompañar a casa. Nadie lo cuestionó, así que cogí la guitarra de Natalia y salí otra vez fuera. Me la encontré apoyada en la pared, con un cigarro entre los labios.

Cogió la guitarra, me dio las gracias y empezamos a andar hacia su casa.

- Alba... - Me dijo mientras andábamos, captando mi atención - Muchas gracias... En serio, no se como agradecértelo. 

- No tienes que agradecerme nada - Le dije, con una media sonrisa.

- Me sabe mal que estés aquí conmigo y que no te cuente lo que ha pasado... 

- No pasa nada, cuéntamelo cuando sientas que estas preparada, o no me lo cuentes nunca, como quieras... Pero si quieres hablar con alguien o necesitas algún consejo  yo me ofrezco voluntaria.

- Gracias, otra vez... 

Llegamos a su casa, subimos hasta su piso y entramos. Era un pequeño y acogedor piso, aunque se notaba que Natalia se acababa de mudar, ya que no había nada de ella que se reflejase en la casa en cuanto a decoración. Nos dirigimos al salón, ella dejó la guitarra encima de la mesa y me dijo que me sentase donde quisiese. Me senté en un extremo de el sofá, que no era muy grande, y ella se sentó en el otro extremo. Me miró unos segundos y se dispuso a hablar.

- Te puedo preguntar algo? - Dijo, con una media sonrisa

- Claro - Respondí, no muy segura pero sonriendo.

- Porque eres tan buena conmigo?

Stupid Love Song ~ Albalia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora