Seis meses más tarde...
P.O.V. NATALIA
Entoné la última nota de esa canción y me di cuenta de que eso se acababa. Los meses habían pasado tan rápido que no me había dado tiempo ni de asimilarlo. Ahora la gente nos conocía, habíamos pisado ese escenario nueve veces. Las cifras desorbitantes en el canal de YouTube nos hacía creer que vivíamos un sueño. Los primeros contratos, las primeras oportunidades, los primeros golpes de realidad, ese futuro al final del túnel que cada vez estaba más cerca. Nos podíamos considerar cantantes, podíamos decir que ya éramos ese ojalá.
Y pensar que todo esto empezó por un cartel llamativo en una puerta lila, por un impulso.
Bajé del escenario y Alba me abrazó fuertemente, ella había cantado minutos antes que yo, así que podíamos dar por finalizada nuestra etapa en la academia.
Y es que no solo había conseguido el trabajo que deseaba desde hacía años, ni todos los aprendizajes y amigos... Había conocido el amor, y tras unos tres primeros meses bastante movidos habíamos conseguido encontrar el equilibrio, la calma.
Llevábamos ya nueve meses considerándonos plurales, y nada nos indicaba que esa unión se fuese a romper, nada tenía porque salir mal.
Tras cantar los dieciséis decidimos ir a un pub de noche a celebrarlo. Entramos en el primero que nos llamó la atención y el alcohol no se demoró en correr por nuestras venas.
Cuando llevábamos ya incontables canciones dándolo todo en la pista de baile decidí sentarme a observar el panorama. Mi repaso no duró demasiado ya que minutos más tarde Marta se acercó hacia donde yo estaba y se sentó torpemente a mi lado.
- Todo me da vueltas - Pronunció arrastrando las letras.
- Te encuentras bien? - Pregunté reteniendo la risa. Me cambió la expresión al ver que negaba con la cabeza y que mostraba una arcada.
Me levanté y me la llevé rápidamente al baño. No se ni como fuimos capaces de que encestase en el váter, pero lo hizo. Le sujeté el pelo mientras acariciaba su espalda.
- Me he pasado - Dijo sentándose en el suelo.
- Ya, ya lo veo - La miré y sonreí levemente - Creo que es hora de que vayamos a dormir, no te parece?
- No quiero fastidiarte la noche.
- No te preocupes - Le dije ayudándola a levantarse del suelo - Venga, vamos.
Estuvimos discutiendo nuestra retirada unos minutos, pero fue fácil convencerla, ya que iba muy mal y estaba deseando irse de allí.
Al salir pedimos un taxi y le dimos la dirección de casa de Marta. Yo le envié a un mensaje a Alba explicándole la situación, y ella me contestó "Me apetceía tenerte essta noche, pero mañaan lo soliucionamos". Me reí ante su respuesta, la Rubia también había bebido bastante, pero sabía controlarse, así que no me preocupé.
Cuando llegamos a casa de Marta la tumbé torpemente en la cama y le puse el pijama. Me tumbé junto a ella. El sueño me venció antes de lo esperado, pero lo último en lo que pensé fue en lo que estaría haciendo Alba. Esperaba que se lo estuviese pasando bien.
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Me desperté el día siguiente y Marta seguía durmiendo a mi lado. Cogí el móvil y me extrañó no tener ningún mensaje de la Rubia, pero no le di importancia y revisé mis redes sociales mientras veía como Marta se empezaba a despertar.
- Por dios, que resaca - Dijo tras unos minutos al intentar levantarse - Hoy no tenemos que hacer nada, no?
- No, tranquila - Dije tras una carcajada.
- Pero no grites!
Volví a reír y la miré negando con la cabeza levemente.
- Oye, gracias por acompañarme ayer, no creo que hubiese aguantado mucho más allí - Me agradeció.
- No hay de que - Dejé un beso en su cabeza y me levanté de la cama. Ella se volvió a cubrir con la sábana y yo cerré la puerta con otra carcajada.
Abrí los contactos y busqué su nombre: Rubita. Llamé esperando no despertarla. Un tono, dos, tres. Nada. Que raro. Fui al WhatsApp y escribí "Buenos días :)", los dos tics grises me indicaron que le habían llegado, pero no lo leyó.
Dejé el móvil en la mesa del salón mientras me preparaba el desayuno, intentando no preocuparme.
P.O.V. ALBA
El dolor de cabeza se intensificó al intentar abrir los ojos. "Joder, pero que hice anoche" Me dije a mi misma. Entonces escuché como alguien se movía a mi lado. Una sonrisa apareció a mi cara. Nat. Nat? Nat ayer se fue con Marta. Un escalofrío recorrió mi espalda. Abrí los ojos a pesar del dolor y el mundo se me cayó al suelo. Una melena castaña reposaba sobre el cojín en el que normalmente reposaba Nat. Que coño? Empecé a notar como la respiración se me descontrolaba y quise gritar al darme cuenta de que mi cuerpo solo estaba cubierto por mis bragas y la fina sábana con su olor.
Me levanté de repente notando como un mar se creaba en mis ojos. Me puse una camiseta torpemente y miré a la chica. No la conocía de nada, no la había visto en la vida. Me pasé las manos por el pelo y los sollozos empezaron a romper el silencio de la habitación. La chica se despertó y me miró fregándose los ojos.
- Que te pasa? - Preguntó.
- Que? - No daba crédito - Quien eres?
- Enserio me lo dices tía?
- Que coño haces en mi cama? - La voz se me rompía. No estaba segura de querer saber la respuesta a la pregunta que iba a pronunciar, pero necesitaba saberlo - Hemos follado?
- Tu que crees? - Dijo, sin más, confirmándome lo peor.
- Vete - Susurré.
- Que coño dices tía? No me jodas.
- Que te vayas! - Grité - Ya!
La chica se levantó a regañadientes y, tras vestirse, salió del piso dando un portazo.
Me senté en el suelo, notando como la ansiedad se apoderaba de mi. Las lágrimas no me dejaban ver bien. El último recuerdo que tenía de la noche anterior era bailando con una copa en la mano. Nada más, después de eso todo vacío. Nada.
El móvil sonó y lo cogí con manos temblorosas. El nombre de la chica a la que le había prometido amor eterno se encontraba en la pantalla, sin saber que acababa de joderlo todo. Lancé el móvil al suelo, y este siguió sonando a unos metros de mi. Cuando cayó llegó una notificación. Me acerqué para ver quien era, aún sabiendo la respuesta.
"Buenos días :)". Ojalá fuesen buenos, mi amor, pero acabo de condenar lo nuestro, y lo peor es que no se ni porque.
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Stupid Love Song ~ Albalia
FanfictionEn medio de una gran ciudad, una escuela de música y dos mudanzas. Dos voces y una mirada. Esos ojos, esa sonrisa. Otra canción de amor sin rumbo que inicia en sus labios. Un huracán.