Capítulo 12

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P.O.V. ALBA

Me desperté en una cama que no era la mía, pero al reconocer el olor que inundaba la habitación dibujé una sonrisa con los labios. Olía a ella. Estiré el brazo, esperando encontrarla junto a mi, pero no fue así, la cama estaba vacía. Y entonces me dí cuenta, en la casa había otro olor. Olía al bar al que me llevó María, el bar en el que la vi por primera vez. 

Me levanté, y vi que la puerta estaba entreabierta, me acerqué lentamente y escuché como tarareaba al otro lado, mientras se movía por el piso. Abrí la puerta, y allí estaba ella, vestida con ropa de calle y un delantal.

- Buenos días bella durmiente - Me dijo con una gran sonrisa, al verme salir de la habitación.

- Buenos días - Respondí, de la misma forma, mientras me acercaba a ella.

- Te he preparado el desayuno, no puedes pasar aún - Me dijo, poniéndose en la puerta de la cocina, sin dejarme ver que había en su interior.

Me hizo sentarme en la mesa y cerrar los ojos, mientras ella ponía lo que había echo delante de mi. Pude distinguir el chocolate caliente, pero había otro olor que hacía tiempo que no olía, y deseaba que no fuese lo que pensaba, porque no quería hacerle el feo a Natalia. Abrí los ojos, y, evidentemente, era lo que creía. Ella me miraba con una sonrisa de oreja a oreja, pero al ver mi cara sin saber que decir la fue bajando poco a poco.

- Que pasa? - Me dijo, desconcertada.

- Nat, es bacon... - Dije, con una sonrisa para que no se pensase que no estaba agradecida, ya que yo sentía todo lo contrario, y me sabía mal la situación.

- Si... No te gusta?

- No es eso... Soy vegetariana, te tendría que haber avisado, lo siento.

- Que? No! Lo siento yo, vaya forma de cagarla, lo siento Rubia... - Dijo, con una expresión triste.

Me reí y me acerqué a ella, le di un abrazo, y ella me lo correspondió.

- Lo siento, de verdad - Repetía.

- Nat, ya está, no lo sabías, no es tu culpa. Es una tontería! 

- Joer, pero me sabe mal... El chocolate si que te gusta, verdad?

- Me encanta... Pero... - Dije, sintiéndome la peor persona del mundo en ese instante.

- Pero que? - Dijo, desesperándose.

- Nada, ahora vuelvo - Dejé de abrazarla, me dirigí a la habitación, buscando mi riñonera, y de ella saqué una pastilla. Siempre llevaba una encima por si a caso. Salí otra vez y me dirigí a la cocina, bajo la mirada de Natalia. Me tomé la pastilla y la volví a mirar - Ya está.

- Que te has tomado? - Dijo, sorprendida.

- También soy alérgica a la lactosa, pero si me tomo esto y no como demasiada no me pasa nada.

- Estás segura? No quiero acabar en la cárcel por asesinato involuntario eh.

Me reí ante su comentario y la volví a abrazar, no se como lo hacía esta chica, siempre me sacaba veinte sonrisas al minuto. Me senté en la mesa, y ella se sentó frente a mi, no sin antes guardar el bacon en la cocina, ya que decidió que si yo no comía ella tampoco. Desayunamos tranquilamente, hasta que me contó el plan para ese día.

- He hablado con María - Sonrió.

- A si? Y que te ha dicho?

- Primero me ha insistido en como había ido la noche - Dijo, mientras reía - Durante unos cinco minutos, sin parar. Yo le he dicho que ha sido una noche tranquilita. 

Abrí los ojos, quería matar a María, pero empecé a reír por como lo estaba contando Natalia, como si fuese la cosa mas normal del mundo. 

- La voy a matar - Dije, recibiendo una sonrisa suya de respuesta - Y algo mas?

- Si... Hemos quedado a la 13.00 en vuestra casa para ir a hacer la ruta, me ha dicho que comeremos en algún restaurante de por aquí.

- Pero yo me tengo que vestir... No iré con la ropa de ayer...

- Por eso hemos quedado en vuestra casa. Está todo pensado, Rubita.

- Claro - La miré a los ojos, y le sonreí.

Acabamos de desayunar y nos vestimos. Yo me puse la ropa del día anterior, ya que no tenía nada más en su casa y me iba a cambiar en una rato, y Nat se puso unos pantalones de chándal de color gris, con una camiseta corta y ancha del mismo color. Estaba preciosa. Se recogió el pelo en una coleta, sin tocar su flequillo, y se maquilló. Estuvimos hablando y bromeando hasta que faltaba media hora para la 13.00. Salimos de su casa y empezamos a andar.

Llegamos a una portería y frené en seco, indicándole que ya habíamos llegado. Llamé a María por el interfono, y nos abrió casi al instante. Subimos con el ascensor, en el cual nos hicimos una foto entre risas, y cuando la puerta se abrió vimos a María esperándonos con una sonrisa de oreja a oreja en el rellano del piso. Me había tocado compartir piso con la persona menos disimulada de Madrid, perfecto. La miré, intentando que entendiese que no había pasado nada entre Natalia y yo, y se aceró a nosotras, abrazándonos a las dos a la vez.

- Que tal chicas? - Nos preguntó, mirándonos con cara traviesa. 

- Muy bien - Respondió Natalia, con una sonrisa indiferente en la cara, me miró, miró a María y miró el rellano en el que estábamos.- Que bonita vuestra casa no? Tu debes dormir allí, no, Alba? - Dijo señalando la alfombrilla de la entrada de una casa aleatoria - Y tu allí, María - Dijo señalando otra al azar. - Mira, si está personalizada! Pone: Vigila con el perro!

Me empecé a reír, mientras María no entendía muy bien lo que estaba pasando y Natalia me miraba fingiendo no saber porque me reía. María entendió la broma y empezó a reí junto a mi, y Natalia se nos añadió riendo. Me encantaba su capacidad de salir de las conversaciones en las que no quería estar o como esquivaba las preguntas a su gusto.

Entramos en el piso, y yo me metí en mi habitación, no quería hacerles perder mucho el tiempo.

P.O.V. NATALIA

Alba se metió en la habitación, y yo me quedé con María. Nos sentamos en el sofá de su piso, Observé el salón, se notaba muchísimo que María lo había decorado a su gusto, era tal y como me lo imaginaba conociéndola des de hacía solo un día.

- Bueno, cuéntame - Dijo María, mirándome con los ojos entrecerrados.- En esta casa solo hay una norma: Se habla y se cuenta todo.

- Que quieres que te cuente? 

- Que te parece Alba?

- Alba? Pues nos llevamos muy bien, la verdad. Me ha ayudado mucho sin casi conocerme, estas últimas horas no han sido fáciles para mi...

- Ya... Me contó algo, ayer en el bar de Dave, cuando entró a por tu guitarra.

- Pues yo se lo agradezco muchísimo la verdad... Oye, tu la has oído cantar?

- Has flipado, a que si? Ya te dije que era increíble.

- Es increíble. - Dije, recordando el día anterior, no solo su voz, sino todo lo que pasó luego de que me cantase.

- Me estáis ocultando algo... Lo huelo. Y lo voy a descubrir.

La miré y me empecé a reír, cosa que hizo que ella asintiera con su cabeza y apostara mas por su teoría. En ese momento Alba salió de la habitación. Se había dejado el pelo suelto, aunque llevaba una pequeña trenza en su lado derecho de la cabeza, llevaba puesta una camiseta negra apretada de tirantes y un poco transparente y unos pantalones tejanos anchos con agujeros, junto a una chaqueta muy fina de color negro que le llegaba hasta las rodillas.

La miré de arriba a abajo, sin darme cuenta, y las dos rubias me miraron a mi, una con una sonrisa traviesa y la otra con una de avergonzada. Ya os podéis imaginar a quien pertenecía cada una. Cogieron lo que les hacía falta para pasar el día y volvimos a salir a la calle, el día acababa de empezar.

Stupid Love Song ~ Albalia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora