Capítulo 47

4.5K 244 30
                                    

P.O.V. NATALIA

Llevaba una hora en Pamplona. Nuestro plan de ir de ruta a ver a nuestras familias se había ido a la mierda. La había llamado tantas veces esa noche que había decidido no hacerlo más hasta que ella decidiese hablar.

No había dormido bien desde esa noche, no había comido bien y había estado ausente los cuatro días que llevaba sin saber nada de ella.

Había disimulado lo mejor posible con mi familia, aunque mi cara me traicionaba y mi madre había insistido en si estaba bien.

Salí de casa y fui hasta el parque en el que había quedado con Ici. Necesitaba hablarlo con alguien que estuviese al margen del problema ya que sabía que podía contar toda la historia al no tener relación con nadie del entorno de Alba.

Me senté en un banco y saqué un cigarrillo de la riñonera, lo encendí entre mis labios y esperé a que llegase.

A los cinco minutos unos brazos me abrazaron por detrás y una voz que conocía a la perfección resonó en mi cabeza.

- Nat! - Dijo Ici, sacándome la primera sonrisa verdadera desde hacía cuatro días. Se sentó a mi lado y me miró, sabía que necesitaba hablar con alguien. - Por tu cara entiendo que no estás pasando por tu mejor momento...

Lancé el cigarro al suelo y lo pise, soltando la última bocanada de humo. La miré y no quise andar con rodeos, así que empezé a contarle lo sucedido desde el principio, evitando las cosas demasiado explícitas, privadas o sin relevancia.

Al acabar mis ojos estaban húmedos, y Ici había entrelazado nuestras manos.

- No se que coño hacer, Ici... La necesito a mi lado y la he cagado... Solo pensar que le pase algo por mi culpa... - Rematé, notando como resbalaba una lágrima por mi mejilla.

- Es muy complicado todo, Nat... Alba estará bien, eso no lo dudes... No denunciará, y el imbécil ese escribió en la carta que solo si lo hacía pasarían cosas, no?

- Si, tienes razón... Pero esque pienso en perderla y... No puedo... No concibo un presente sin ella... Todo ha sido muy precipitado, necesito escuchar su voz y que me diga que está bien, necesito abrazarla, solo eso... Luego, si quiere romper conmigo - Me rompí de nuevo al pensar en eso, no quería ni imaginarmelo - Asumo la culpa, pero quiero, necesito saber como está.

- No va a romper contigo. Por lo que me has contado parece muy lista, y alejarse de ti con todo lo que os habéis aportado sería un error.

- No se si sería un error o no, pero no quiero pensar en eso...

- Entiendo... Y la has llamado?

- El jueves, cuando se fue, la llamé muchas veces... Pero no me lo cogió... Llegué a la conclusión de que es mejor que sea ella la que dé el paso...

- Creo que si, es mejor.

Miré a Ici y le intenté mostrar una media sonrisa, aunque no podía dejar de pensar en Alba. Ella se acercó a mi y me abrazó. Lloré en su hombro todo lo que no había llorado desde hacía horas.

Volvimos a mi casa al cabo de un rato, me convenció en dormir juntas y hacer maratón de películas, así que eso hicimos. 

Vimos películas de risa para animarme, pero no lo consiguieron y mi amiga lo notó.

La echaba de menos. Echaba de menos su pelo rubio despeinado por la mañana, sus ojos color miel mirándome, su risa eterna, su peculiar forma de sacar la lengua al concentrarse... echaba de menos sus manos, sus labios, sus abrazos, sus besos, su todo. Pero sorbe todo echaba de menos su voz. Solo quería saber que estaba bien, que no lo estaba pasando tan mal como yo, que ella también deseaba solucionar las cosas, perdonarme por ser una imbécil y intentar solucionarlo todo juntas, como antes.

A la tercera película Ici se quedó dormida, y yo, aunque lo intenté apagando el portátil no lo conseguí. Me levanté de la cama sin hacer ruido, salí de la habitación y me senté en el sofá del salón con mi libreta y un boli. No era plan de ponerme a tocar la guitarra, así que decidí escribir sin pretender que eso fuese una canción.

Perdóname.

Perdóname por querer quererte bien.

Perdóname por quererte escondiéndote de tu realidad.

Perdón si te mentí, lo hice queriendo salvarte.

Y ahora me hundo y solo tu puedes salvarme.

Que si no te tengo cerca el mar me cubre y yo empequeñezco.

Que si no te tengo cerca me desubico entre preguntas sin rumbo.

Que todo lo que empiezo acaba en tus labios, y no hay mejor manera de sellar un verso que con un beso.

Y más si es de los tuyos.

Guíame otra vez hacia ti, como lo hiciste el primer día, borrachas de amor.

Dime que tengo que hacer para que todo sea una simple pesadilla.

Quiero despertar mañana a salvo y a tu lado. Sin miedo, sin prisa, sin distancia ni palabras sin rumbo.

Quiero impregnarme de tu aroma una vez más y que me digas que todo va a ir bien.

Porque me derrumbo, porque tu eres mi pilar central, mis ventanas, mis puertas, mi soporte. Que sin ti no me soporto ni yo.

Y ahora, en vez de estar a tu lado, estoy a muchas canciones de ti. Y no se si al cantarlas vas a querer escucharme, a lo mejor insonorizas todo tu mundo, dejándome fuera.

Y a lo mejor me lo merezco. A lo mejor no te merezco.

A lo mejor es eso, pero te quiero sin cinturón de seguridad. Y si tengo que estrellarme conduciré por las mismas curvas hasta romper los muros que me impidan respirarte.

Una lágrima manchó el papel. Cerré la libreta y eché mi cabeza hacia atrás, apoyándola en el respaldo del sofá.

Busqué mi riñonera y salí a la pequeña terraza de mi casa a fumar. Me senté en la vieja silla y cerré los ojos. Escuchando a mi ciudad dormida, imaginando a Alba dormir, como si eso fuese lo único que me hacía estar cerca de ella en esos instantes.

No escuché la puerta abrirse, pero si que noté como se sentaban a mi lado. Al girarme me sorprendió ver a mi madre mirar al horizonte, igual que yo hacía unos segundo atrás.

- Mamá... Alba no va a denunciar - Le conté, volviendo a mirar al paisaje, aunque sabía que ahora ella me miraba a mi.

- Que? Porque?

- No puede... Han pasado cosas, por eso no ha venido, por eso no está aquí...

Le conté todo lo relacionado a la carta y a nuestra discusión, y ella pareció entenderlo todo.

- El tema legal déjamelo a mi, tengo que pensar... - Me dijo. Le miré a los ojos y mostré una pequeña sonrisa a modo de agradecimiento - La quieres mucho, verdad?

Esa pregunta me sorprendió, y volví a notar como los ojos se me humedecían. Pero conseguí tranquilizarme y responder.

- Nunca he querido tanto a alguien, mamá - Me sinceré.

- Entonces todo saldrá bien.

- Como lo sabes?

- Porque ella también te quiere a rabiar... Si supieses la de veces que he discutido con tu padre, la de días que hemos pasado sin hablarnos... Si lo supieses no entenderías porque llevamos treinta años juntos. Y es que el amor es eso, se basa en reconciliaciones cariño. No te preocupes.

No dijimos nada más. Se levantó, dejó un beso en mi cabeza y entró en la casa, dejándome sola en frente de ese gran paisaje, que ahora me parecía un poco más bonito.

Stupid Love Song ~ Albalia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora