Capítulo 46

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P.O.V. ALBA

Era Jueves, hoy teníamos el segundo día de clases del mes de Agosto, y tenía muchísimas ganas de ir a la academia, ya que hoy nos tocaba con los Javis.

Natalia y yo, obviamente, nos compenetrábamos a la perfección para cantar la canción, pero aún no habíamos decidido como íbamos a representarla, aunque teníamos la impresión de que iba a haber proximidad entre nosotras.

Nat me esperaba en la puerta junto con los Javis. Cuando llegué ella dejó un beso en mi cabeza y yo les di dos besos a los dos profesores de interpretación. Entramos en su clase y nos contaron el plan que tenían: Iba a ser la canción bollo de la academia. Ambas aceptamos entre risas y acabamos haciendo unos juegos bastante subidos de tono para acabar de entender el mensaje de la canción.

El tiempo nos pasó volando y salimos de la academia. Nos habíamos quedado con el subidón de la clase de los Javis, la verdad, habíamos estado muy cerca y el calor se había hecho notar. Sin querer decir nada, pero insinuándolo, Nat me invitó a ir a su casa a pasar el rato, aunque yo ya sabía que eso iba a acabar siendo más que pasar el rato.

Entramos en su casa. Antes de poder decir nada atracó a mis labios y yo la recibí con ganas. Con mi espalda contra la pared bajó hasta mi cuello, entreteniéndose dejando marcas moradas mientras que yo la descubría de nuevo con mis manos. Cerré los ojos y noté como ella buscaba mi camiseta. Me la quitó sin yo poner resistencia y yo hice lo mismo con su top blanco.

La empujé hasta llegar al sofá y la tumbé en él, poniendo una pierna a cada lado de su cadera, dominándola. Ella repasó mis muslos con sus manos y, como pude, le quité el sujetador. Jugué un rato con lengua y manos en sus pechos y desabroché su pantalón corto, dejando un rastro de besos por su abdomen.

Volví a subir hasta su boca y la besé con sabor a sexo. Ella buscó con sus manos mi pantalón y yo le ayudé a quitármelo, despegando solo por segundos nuestros labios. Bajé por su cuerpo hasta llegar a su centro aún cubierto por su tanga. Se lo quité poco a poco y pasé la lengua fugazmente, haciendo que arqueara la espalda y soltara un pequeño gemido.

Noté como entrelazaba sus dedos en mi pelo al comenzar a jugar con su clítoris. Escuchaba como gemía y notaba como se estremecía. Aumenté la velocidad y introduje dos de mis dedos en el juego. Ella gimió más fuerte y a los pocos minutos se deshizo en mis dedos, al mismo tiempo que la saboreaba.

Se relajó un instante, pero no tardó mucho en darme la vuelta y ponerse encima de mi. Me quitó las bragas y acarició mi zona íntima con la yema de sus dedos, haciendo que yo gimiera entrecortadamente mientras cerraba los ojos y echaba la cabeza para atrás. Puso su pierna en mi centro y la empezó a mover pausadamente, haciendo que yo me volviera loca, mientras que subía a mis pechos y los lamía y mordía con hambre.

Cambió su pierna por su mano y introdujo dos dedos, moviéndolos al ritmo de mi respiración. Con el pulgar le dio vueltas a mi clítoris y yo pasé a ser completamente suya. Con una mano me cogí al reposabrazos del sofá, mientras que con la otra arañaba su espalda.

El orgasmo me invadió sin ni siquiera poder avisar a Nat, que al notar que me deshacía pausó el movimiento. Cuando me relajé sacó sus dedos de mi interior y se tumbó a mi lado.

Notar nuestra piel acalorada rozarse me daba la vida en esos instantes, notar como nuestras respiraciones se unían, como nuestros dedos se entrelazaban o como se aceleraba mi corazón al saborearla.

Estuvimos unos minutos en silencio, sin decir nada, solo sintiéndonos. Pero de repente noté como algo no iba bien, ya que su respiración se aceleró y escuché como sollozaba en mi pecho.

- Oye, Nat - Le dije, con un tono dulce sin entender lo que le pasaba, mientras le apartaba el pelo de la cara para mirarle a los ojos - Que pasa?

- Yo...

Intentó hablar, pero sus lágrimas aumentaron y entendí que lloraba por algo serio. Me senté en el sofá y ella hizo lo mismo. Me levanté y de su habitación cogí dos camisetas de manga corta y dos bragas. Me senté de nuevo a su lado, dándole la ropa. Nos la pusimos y volvió a llorar. La abracé y le pedí que me contara lo que pasaba.

- He intentado que no te afectase... - Dijo, aún sollozando, mirándome a los ojos - Te juro que no quería que lo supieses... Te vas a enfadar...

- Nat

- No quería decírtelo, no quería que lo pasases peor, quería solucionarlo por mi lado porque me da la sensación de que es culpa mía, y yo... Yo... Lo siento Alba...

- Nat, cuéntamelo... - Dije, más preocupada.

Se levantó y se fue a la habitación. Volvió a los segundos con un sobre en sus manos y me lo entregó. Cuando lo abrí volvió a llorar y puso su mano encima del sobre.

- E-espera - Dijo - Que no se te venga el mundo encima, por favor, págalo conmigo si quieres, pero no te derrumbes.

- Natalia, déjame ver que es - Dije, con un tono dulce a pesar de mi gran preocupación.

El pecho aumentó de velocidad cuando del sobre saqué una carta con su letra. Conocía esa letra, había estado demasiado tiempo con él como para no conocerla. Joder. Los ojos se me humedecieron y dudé en si leer la carta, pero lo hice. Lo hice con prisas y con ganas de llegar a su fin, ya que a las dos líneas entendí que me afectaba más de lo que creía.

Cuando acabé de leerla me quedé ausente, mirando hacia la pared que quedaba enfrente de mi, y noté como Nat, sollozando, ponía su mano en mi muslo. No le hice caso. Estaba enfadada con ella por no contármelo, y no quería entender porque me lo había ocultado aunque, en el fondo, sabía que lo había hecho por mi bien.

- Albi...

- Que más había en el sobre? Que es lo que dice que me podría joder tanto?

Ella se levantó sollozando y ando hasta la habitación. Volvió con un papel doblado y arrugado. Me lo acercó pero no lo soltó cuando yo lo cogí. Le miré a los ojos, que estaban inundados y tiré con un poco mas de fuerza del papel. Lo tuve entre mis manos y lo abrí.

Me levanté del sofá, tirando el papel al suelo y apretando mis puños. Empecé a andar por el salón intentado relajarme, pero noté como las lágrimas empezaban a salir descontroladamente y me senté en el suelo, abrazándome a mis rodillas.

Natalia me abrazó y noté como lloraba, pero no le dejé consolarme, ya que me levanté y me alejé un poco de ella.

- Porque coño no me has dicho nada? - Le dije, secando mis mejillas - Sabe donde vivo, Nat. Podría haber venido a mi casa cualquier día y yo como una tonta sin saberlo.

- Dice que no quiere...

- Que no quiere volver a follar conmigo! - Aumenté el volumen de voz - Y quien me asegura a mi que eso es verdad? Quien me asegura a mi que ahora llegaré a mi casa y no me estará esperando? Joder, Natalia, que tu lo sabías y has hecho como si nada!

- Te crees que no lo he pasado mal?

- Y de que sirve eso? Creías de verdad que me lo ibas a poder ocultar? Joder, que tiene fotos mías desnuda, que me puede arruinar la vida! Que hago ahora? Hacer como si nada como tu? Lo denuncio? Que coño hago?

- No lo se... - Dijo, con un hilo de voz.

- Pues no parecía que te preocupase tanto cuando me follabas como si todo estuviese en orden!

Se quedó callada, viendo como yo me vestía. No le dije nada más, salí de su casa dando un portazo y corrí hasta la mía, mientras las lágrimas salían descontroladamente de mis ojos. Entré en mi piso y María me miró desde el sofá.

- Alba, que pasa? - Preguntó, acercándose a mi.

Pero entré en mi habitación y cerré la puerta, dejándole claro que no quería hablar.

Stupid Love Song ~ Albalia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora