Capítulo 60

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P.O.V. ALBA

Ya hacía una semana del accidente, dos días desde que me había mudado con Natalia y faltaban horas para que se celebrase el juicio que determinaría el destino de Álex. No podía estar mas nerviosa. Andaba por el piso sin rumbo, intentando crear una hipótesis de lo que pasaría, pero todas las opciones me ponían aún más de los nervios.

- Albi - Dijo Natalia, que escuchaba mis conclusiones des del sofá - Ven.

La miré y ella abrió los brazos con una media sonrisa comprensiva. Esta semana había sido un no parar: Había hecho horas extra en el trabajo para compensar las perdidas, había mantenido llamadas interminables con la madre de Natalia para hablar del juicio, la mudanza, los nervios, mis preocupaciones constantes para saber si Nat estaba bien tras el golpe, la academia... Estaba sobresaturada de emociones, me sentía como si estuviese subiendo una montaña, cada vez con mas peso en la espalda, pero me reconfortaba saber que al llegar a la cima todo, supuestamente, se convertiría en triunfos.

Me acerqué a Natalia notando como mis ojos humedecían y me dejé caer encima de ella. Me acurruqué entre sus brazos, notando como ella me acercaba a su cuerpo.

- Deja de pensar en el juicio - Me dijo - Solo hace que te pongas más nerviosa... A demás, todo va a salir bien, es imposible que lo pierdas.

- Pero... Y si su abogado es buenísimo y gana él? Y si me meten a mi en la cárcel por denuncia falsa? Y si...

- Albi - Me paró, cogiéndome la cara con las manos, haciendo que le mirase a los ojos - Nada de eso va a pasar.

Una lágrima resbaló por mi mejilla y ella la secó con el pulgar, acariciándome con cuidado, como si me fuese a romper.

- No solo estás estresada por eso, verdad? - Preguntó. Negué con la cabeza y respondí.

- Ha sido una semana de mucho estrés - Más lágrimas se escaparon de mis ojos - Y me da rabia ya que tendría que estar disfrutándola, es decir: Cantamos juntas, cogen a Álex, tu estas bien, ahora vivimos juntas... Hay muchas cosas buenas...

- Pero toda cosa buena arrastra un peso. Mira, Alba, entiendo que estés así, yo estaría peor en tu lugar, pero creo que estas intentando que todo te salga bajo lo previsto. El juicio si que es motivo de preocupación, pero ni la academia ni el trabajo tendrían que comerte la cabeza de ésta manera. Todo el mundo entiende por lo que estas pasando y no creo que nadie te diga nada por respirar aunque sea un día.

- Ahora ya no puedo retroceder en el tiempo y tomármelo con calma.

- Bueno, pero tienes estas horas para dejar de pensar en todo eso... Y si te ves en esta situación alguna vez más pues... No lo sé... Acuérdate de esta charla, y sino estaré yo para recordártela, no te preocupes.

Sonreí secándome las mejillas y le di un beso. No me merecía a alguien como Nat, era increíble. Sabía reconfortarme aun estando en medio del caos, sacarme de mis pesadillas aun estando despiertas.

El beso se intensificó y la tranquilidad empezó a florecer dentro de mi. Nat era como una anestesia a mis problemas, era como mi valor absoluto, todo se volvía un poco más ameno a su lado.

Nos dio la vuelta en el sofá y se tumbó encima de mi cuidadosamente. Sus labios bajaron hasta mi cuello y sus manos hasta mi barriga. Con un rápido movimiento me quitó la camiseta, dejando mis pechos al descubierto. Busqué su camiseta con las manos pero ella se separó un poco de mi y me miró.

- Déjate hacer, olvídate de todo, pon tu mente en blanco - Dijo, dejando besos en mi dorso mientras bajaba con suavidad mis manos.

No le discutí la propuesta y cerré los ojos, reposando la cabeza en el sofá. Ella dejó un rastro de besos hasta mis pechos y se entretuvo un rato con ellos, sin prisas, sin reloj de arena. Continuó bajando por mi barriga hasta llegar a mi pantalón, mi centro reclamaba desde hacía rato atención.

Stupid Love Song ~ Albalia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora