Capítulo 57

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P.O.V. NATALIA

Me dolía la cabeza, escuchaba un leve pitido que inundaba mis oídos, lo veía todo blanco. Moví levemente la cabeza pero noté un pinchazo en mi nuca, así que me quedé quieta ante el dolor.

Entonces me empecé a acordar de lo que había pasado. Alba. La había dejado desprotegida ante ese imbécil. Alba. Alba. Parpadeé y escuché ruidos en la lejanía. Un llanto, un bebé llorando. Donde estaba? Y, sobre todo Alba.

Moví los dedos de una mano, y me di cuenta de que ésta estaba sujeta por alguien. Parpadeé y empecé a ver la silueta de lo que me rodeaba. Estaba tumbada en una cama. El olor, olía a hospital. Estaba en un hospital? Como había llegado a un hospital? Y, sobre todo... Alba.

La luz que me cegaba empezó a evadirse y entonces la vi. Alba. Sujetaba mi mano como si me fuese a romper en cualquier momento, como si me fuese a alejar. Su brazo libre reposaba paralelamente junto a mis piernas, y su cabeza, mirándome, dormía encima de éste.

Moví la cabeza aun sintiendo ese pinchazo y la miré. Su expresión era triste, su rímel teñía sus mejillas, dormía pero no descansaba, estaba atenta aunque sus párpados hubiesen decidido bajar la guardia.

Cuantos días llevaba en esa cama? Cuantas horas llevaba Alba vigilando mi calma? Cuantas lágrimas había derramado por mi culpa? Que había pasado tras el golpe?

- Albi - Susurré, estrechando un poco nuestras manos, notando como mi voz salía ronca y dormida.

Alba se levantó de golpe, como si mi susurro fuese su alarma, como si llevase esperando ese momento durante horas. Y, de echo, supuse que eso es lo que realmente ocurría.

Me miró a los ojos sin soltar mi mano y le sonreí levemente. Las lágrimas inundaron de nuevo sus mejillas, empezó a sollozar y yo me rompí. Todo eso había sido mi culpa, si no me hubiese encarado todo seguiría en calma.

Con mi mano libre intenté alcanzar sus mejillas, pero me di cuenta de que ésta estaba sujeta por un pequeño tubo, así que la dejé es un posición inicial.

- Albi - Volví a susurrar, notando como mi voz se rompía - Abrázame Albi.

Se acercó a mi con cuidado y reposó su cabeza en mi hombro, notaba como el golpe reclamaba su atención, pero decidí restarle importancia, ya que tenía a todo lo que en ese momento me importaba entre mis brazos.

Sollozó durante un buen rato, yo solo la pude acompañar en silencio, mientras acariciaba su pelo y intentaba entender lo que había pasado.

Cuando ella se calmó me acordé de su voz sin imagen. Me hablaba rota y yo solo le ofrecí silencio, aunque la escuchaba. Mi amor, mi vida, mi todo. Mi amor, mi vida, mi todo. Esas palabras resonaban con su voz en mi cabeza.

- Mi amor, mi vida, mi todo - Le susurré, aun sin deshacer el abrazo. - Mi calma, mi cordura, mi cielo, mi destino, mi mundo.

Se separó un poco de mi y me miró a los ojos, aun empapados. Su sonrisa me hizo volver del todo. Sus pestañas sujetaban lágrimas suicidas, sus ojos eran más transparentes, sus mejillas estaban sonrojadas y su pelo despeinado.

Le acaricié la mejilla con los dedos y ella cerró los ojos, como respirando el momento. Se acercó a mi y dejó un suave beso en mis labios.

- Me escuchabas - Dijo.

La puerta de la habitación se abrió antes de que pudiese responderle lo que ya había quedado claro. Escuchamos pasos entrando y cruzando el pasillo que me impedía ver la puerta. Cuando el intruso en nuestro momento llegó hasta nosotras se me cayó el mundo. Mi padre? Que hacía mi padre allí?

Me miró con los ojos abiertos y me fijé en sus ojeras. Se acercó a mi rápidamente y una lágrima resbaló por su mejilla. Alba dejó un beso en el dorso de mi mano y salió de la habitación. Tres segundos después mis hermanos y mi madre nos acompañaban en esa habitación de hospital.

- Que hacéis aquí? - Pregunté, tras una ronda de abrazos cuidadosos y de más de un sollozo.

- Cariño llevas dos días dormida - Me contó mi madre, intentando suavizar la información - Alba nos llamó y vinimos en cuanto pudimos.

- Que ha pasado? - Dije, esta vez mirando a Alba, que apoyaba su espalda en la pared mientras me observaba con alivio en sus ojos - Me acuerdo de todo hasta que me caí.

- Te diste con la cabeza en el suelo - Empezó a contar Alba - Por suerte tres policías estaban en el bar cuando pasó y vieron la escena. Han cogido a Álex, Nat. Lo han cogido gracias a ti.

Me quedé callada asimilando lo que me contaba, pero la felicidad me invadió al escuchar sus últimas palabras. Habían cogido a Álex, todo me dala igual en ese momento, solo importaba que los miedos de Alba habían sido callados, sin importar las consecuencias que eso hubiese tenido.

Sonreí. Miré a Alba y sonreí. No podía hacer otra cosa.

El médico entró y me contaron lo que me había pasado. Me dijeron que tendría que estar las siguientes 24 horas en observación, y que si al día siguiente todo estaba bien podría marchar.

Mis padres decidieron ir, con mis hermanos, al bar del hotel tras comprobar que yo estaba bien, pero Alba se quedó conmigo, volviendo a coger mi mano.

- Sabes que tus padres y los míos se llevan muy bien? - Me contó.

Abrí los ojos y solté una carcajada.

- Echaba tanto de menos tu risa, Nat. Al principio pensaba que... Que no te ibas a despertar, Nat Y yo... Lo siento.

- Ha sido culpa mía, cariño. No hay nada que perdonar.

- Gracias a ti le han cogido.

- Le han cogido - Repetí, con una sonrisa y mirándole a los ojos. - Le han cogido Alba, le han cogido.

Asintió con la cabeza y me besó, esta vez sin dejarlo en un simple beso pasajero. Nuestros labios encajaban a la perfección, eran un rompecabezas predestinado a encajar y que siempre estábamos dispuestas a juntarlo.

- Oye - Dije, cuando nos separamos - Tendríamos que estar en Madrid, hoy teníamos academia...

- No te preocupes, me he ocupado de avisar a todo el mundo. Noemí y los profesores me dijeron que te tomaras el tiempo que hiciese falta y que cualquier cambio se lo informásemos. Los chicos se empeñaron en venir, pero les dije que no hacía falta y que no podíamos agobiarte, así que me mandan WhatsApps constantemente. Estaría guay que les dijeses tu que has despertado. Los Javis han mostrado un especial interés, he hablado con ellos por teléfono cada día.

Me sentí muy querida, nadie había tenido tanta gente preocupándose por mi, se lo iba a compensar como pudiese.

- Llamé también a Ici, te cogí el móvil para encontrar su contacto. - Prosiguió.

Sonreí y le pedí que me diera su móvil, iba a llamar a todo el mundo.

- Alba, pasa algo? - Respondió Javier Calvo ante la primera llamada - Te estamos escuchando los dos.

- Hola... - Dije yo - Soy Nat

- Natalia! - Me interrumpieron - Por dios, que alivio, como estas?

- Un poco confusa, pero bien... Alba me ha contado que os habéis preocupado bastante por mi, muchísimas gracias, enserio.

Hablé un poco más con ellos y llamé también a Noemí, a Manu, a Mamen... Al llamar a Ici ésta se puso a llorar, y yo, en esa habitación de hospital, no pude retener las lágrimas. María, Marta, Miki, Joan... Los llamé a todos, uno por uno. Les agradecí la preocupación y les disculpe las molestias, no podía estar mas agradecida.

Stupid Love Song ~ Albalia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora