Capítulo 31

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P.O.V. NATALIA

Ésta noche era la fiesta, tenía muchas ganas. Tenía que acompañar a Alba a trabajar, ya que le habían cambiado el turno a la mañana para poder ir a la fiesta. Habíamos quedado en que pasaría a buscarla y que iríamos juntas. No suponía ninguna molestia para mi tener que estar en el bar mientras trabajaba, me encantaba ese bar, escucharla cantar y aprovechaba para escribir o salía a fumar o a llamar. Las horas me pasaban rápido.

Mi madre se despertó antes que yo, y eso que yo tenía el despertador puesto muy temprano. Cuando salí al salón me la encontré fregando los platos de la noche anterior.

- Mamá, no hacía falta! - Le dije, acercándome a ella.

- Claro que si... Que haces levantada tan temprano?

- Tengo que acompañar a Alba a trabajar, no quiero que vaya sola. Se lo prometí a ella y a su hermana.

Me miró con una sonrisa y me dio un beso en la mejilla.

- Pobre chica... - Me dijo, volviendo a fregar los platos, mientras yo me sentaba en una silla de la mesa. - Todo por lo que ha pasado... Ese chico tendría que estar ya en la cárcel.

- Es muy injusto, ella es tan buena persona... Nadie se merece eso, pero ella menos.

- Estáis muy unidas, no?

- Que entiendes por unidas, mamá? - Le dije, riendo

- Cariño, soy tu madre, te conozco. Como os conocisteis?

- Nos vimos por primera vez en el bar en el que ahora trabaja, pero no hablamos. - Dije, recordando ese día con una sonrisa que no pasó desapercibida por mi madre - Al cabo de un rato yo estaba en un banco y se me acercó a pedirme fuego, pero tampoco nos presentamos. Entonces, ese mismo día, fui a la academia y me la encontré allí. Casualidades de la vida. Nos hicimos amigas y hasta aquí hemos llegado.

- "Hasta aquí" quiere decir que sois novias?

- No, mamá, no... Bueno, no se lo que somos. Somos más que amigas pero nunca lo hemos hablado.

- No hace falta que lo habléis, si sois felices las cosas ya se pondrán en su lugar.

- Exacto.

- Oye, os puedo acompañar? Así veo un poco Madrid y escucho a Alba cantar.

- Si! Vas a alucinar mamá... Tiene una voz...

- Pues ahora me visto y vamos.

- Perfecto.

A la media hora estábamos andando hacia casa de Alba. Yo le había avisado de que mi madre venía conmigo, me había dicho que le parecía bien pero que le daba vergüenza. Llamé al timbre y me dijo que ahora bajaba. Abrió la puerta del edificio a los cinco minutos y ando hacia nosotras. Nos saludó con dos besos a cada una, cosa que se nos hizo muy extraña ya que nunca nos habíamos saludado así.

Llegamos al bar y ella se subió al pequeño escenario, presentó la primera canción mientras mi madre y yo pedíamos el desayuno y empezó a cantar. Mi madre me miró con una sonrisa y los ojos muy abiertos.

- Tienes razón - Me dijo - Ésta chica es increíble, no me extraña que te guste.

- Mamá! - Dije, poniéndome roja.

Estuvimos un buen rato sin decirnos nada, solo escuchábamos a Alba. Noté como mi madre también podría pasarse en ese bar horas, siempre le había gustado la música.

Hablamos sobre como me estaba yendo en Madrid, le conté los detalles de la academia, los horarios, los profesores, las galas... También me dijo que Ici le había dado un regalo para mi al saber que vendría a verme, que me lo daría antes de irse. Eso me puso muy contenta, la echaba de menos. Estuvimos hablando hasta que Alba dejó de cantar, su turno había acabado.

Stupid Love Song ~ Albalia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora