P.O.V. ALBA
Un mes, había pasado un mes desde esa noche difusa y esa mañana sin sentido. Un mes desde la última vez que había visto a Natalia.
Había intentado por todos mis medios descubrir que pasó esa noche. Nunca había estado en una situación parecida. Estaba convencida de que había algún factor que desconocía. Y me estaba matando no poder hacer nada.
había vuelto al piso de María y esta se estaba dejando la piel para intentar animarme, pero no lo conseguía. Y es que arrepentirme de algo que no recordaba haber elegido me hundía en un mar de preguntas, el cual acababa ensanchando con mis lágrimas.
Natalia, mi amor, te echo de menos. No se que pasó, no se en que pensaba, no se ni quien era esa chica. Natalia, cariño, como estas? Espero que podamos volver a abrazarnos pronto. Y sino podemos volver a estar como antes espero que encuentres alguien que te llene. Nat, por favor, perdóname. Nat, no me lo perdonaré en la vida, pero perdóname tu, por favor. Aunque no volvamos perdóname. No puedo con la culpa. Nat, mi todo, me hechas de menos? Dime que si, por favor, porque yo me muero cada día al despertarme sin tu olor, sin tu calor, sin tu sonrisa. Natalia, Nat, por favor.
Me volví a despertar con la espalda sudada y los ojos llenos de lágrimas, con el pulso acelerado y la cabeza a mil por hora. Miré la hora. Las doce de la noche. Solo había dormido media hora. Cogí el móvil y entré en mis contactos mientras me volvía a tumbar en la cama. Busqué su nombre y dudé en si llamarla o no.
Necesitaba oír su voz, así que lo hice. Un tono, dos tonos, tres tonos. Nada... Espera, si.
- Hola? - Pregunté al escuchar el silencio al otro lado de la línea. - Nat? - La voz se me rompió al escucharla suspirar pesadamente al otro lado. - Se que me estas escuchando...
Nada, silencio. Decidí hablar aunque ella no respondiese.
- Solo quería saber como estabas... Yo no podía dormir, espero que no te haya despertado. - Dije con la voz entrecortada. Suspiré y noté de nuevo el nudo en la garganta. - Nat, mi amor...
- Alba... - Respondió, provocando una tormenta en mis mejillas - No lo compliques, por favor...
- Nat, por favor... - Dije ya llorando - Que tengo que hacer? Que necesitas?
- Tiempo, necesito tiempo - Respondió con la voz rota.
- La espera me está matando.
- Yo llevo un mes rota por tu culpa, no soy yo quien decidió joderlo todo.
Me quedé callada, sus palabras se me habían clavado en el corazón. Tenía razón, yo era la única culpable, o eso parecía creer todo el mundo.
- Lo siento - Dije con un hilo de voz casi inaudible. - Te quiero.
- Pff No ves que ese es el problema Alba? - Sollozó - Yo también, ese es el problema.
- Entonces...
- No me llames, por favor. Solo te pido eso, no me llames. Adiós, Alba.
Y colgó, dejándonos a ambas rotas, a unas cuantas calles de distancia pero a años luz de la normalidad.
Dejé el móvil en la cama y volví a acurrucarme mientras me abrazaba a mis rodillas. El llanto no tardó en volver a inundar la habitación. La puerta se abrió y María me miró con los brazos en jarra y expresión triste.
- Hazme un hueco, anda - Dijo tumbándose a mi lado. Reposé mi cabeza en su pecho y ella me abrazó.
- No estabas durmiendo?
- Que va, estaba en el sofá...
- La he llamado.
- He escuchado que hablabas con alguien.
- Me ha pedido que no lo haga más - Dije con la voz rota. - María no puedo...
- Si que puedes, Alba... Debes hacerle caso... Déjala respirar, que medite las opciones... Vuestro futuro ahora es decisión suya, y siento decirte que si haces algo que no quiere lo complicaras todo.
- Ha pasado un mes de mierda por mi culpa.
- A ver... Alba... Eso era de esperar.
- Es que no me acuerdo de nada Mari. Joder! Que estoy convencida de que algo se nos escapa de esa noche.
- Bebiste bastante...
- Que no es eso! Que otras veces he bebido más y no se me ha olvidado una noche entera...
- Es raro, pero no lo se... Ahora intenta dormir, anda - Propuso dejando un beso en mi cabeza.
- No te vayas, por favor.
- No lo haré, te lo prometo.
Cerré los ojos y le hice caso, me dormí entre sus brazos imaginándome que eran los de otra persona.
Y de repente un recuerdo me hizo despertar de repente. Un recuerdo difuso se apoderó de mi mente y mi corazón empezó a latir a gran velocidad. Me deshice del abrazo de María con cuidado y salí al salón, que estaba teñido a esas horas por la luz de la luna.
La noche que lo cambió todo...
- Voy a por otro cubata, ahora vuelo - Le dije a Júlia arrastrando las letras. Iba borracha, pero aun controlaba.
Llegué a la barra y entonces la vi, esa chica con la que me había despertado la mañana siguiente estaba sentada en la barra con una copa en la mano. Me regaló una sonrisa pero no le hice caso, se la devolví y me acerqué a la barra a la espera de que algún camarero me atendiese. No recordaba haber vuelto a hablar con esa chica.
Lo que si recordé era que cuando el camarero me sirvió dejé el baso en la barra al notar como mi móvil vibraba.
"Me voy con Marta a su casa que va fatal. Mañana nos vemos. Te quiero" Natalia me acababa de hablar por WhatsApp. Sonreí mientras respondía, y al volver a guardar el móvil un chico se chocó contra mi.
Sus ojos me asustaron, ya que estaban un poco desorbitados y parecían teñidos de sangre. Vi que en su mano guardaba algo, pero no llegué a distinguir que era.
Las luces y la rapidez de esa situación me hicieron no darle importancia, pero ahora, un mes más tarde, todo parecía tener sentido.
Sin decirle nada y deseando alejarme de su sonrisa perversa me di la vuelta para volver con los demás, pero entonces su voz me hizo girarme.
- Creo que esto es tuyo - Avisó acercándome el cubata que acababa de comprar.
El chico se guardó algo en el bolsillo, que supuse que era lo que anteriormente guardaba en su mano, y le sonreí fugazmente a modo de agradecimiento. Cogí el baso y desaparecí rápidamente de allí. Bebí un sorbo y hice una mueca al notarlo más cargado que los anteriores.
A partir de ese momento todo volvía a caer en el olvido.
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Stupid Love Song ~ Albalia
FanfictionEn medio de una gran ciudad, una escuela de música y dos mudanzas. Dos voces y una mirada. Esos ojos, esa sonrisa. Otra canción de amor sin rumbo que inicia en sus labios. Un huracán.