11.-Taurus 03

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-Definitivamente eres bipolar Violet-dije rodando los ojos

-Dile lo que hemos hablado y acabemos con esta situación. -oí que el niño maravilla le decía a comadreja

-Yo.yo sien.to ha.ber.te. de.sa.fia.do. a .un .due.lo. -dijo tartamudeando la comadreja.

Me fije que tenía los ojos rojos. ¿Había llorado la muy nenaza? ¡Pero si fue él quien me desafió! Si se piensa que con una disculpa me echaré atrás está muy equivocado.

-Vamos, déjalo y volvamos a la cama. -me dijo Draco tocándome el hombro.

No entiendo la actitud de mi hermano el día de hoy. Primero me echa en cara lo de la clase de vuelo, y ahora quiere que me olvide de esta comadreja. Le tendré que preguntar en privado que mosca le ha picado.

Entonces un ruido en la habitación de al lado nos dio un sobresalto. El niño que vivió ya había levantado su varita cuando oímos unas voces. 

—Olfatea por ahí, mi tesoro. Pueden estar escondidos en un rincón.

Era Filch, hablando con la Señora Norris.  Harry gesticuló salvajemente para que los demás lo siguieramos lo más rápido posible. A regañadientes acepté. No quería que me quitaran puntos. Suficientes había perdido con la fiesta que monté. Nos escurrimos silenciosamente hacia la puerta más alejada de la voz de Filch.  Oímos que Filch entraba en el salón de los trofeos.

—Tienen que estar en algún lado —lo oímos murmurar—. Probablemente se han escondido

¿Cómo se ha enterado el conserje qué estábamos aquí? Seguro que han sido los bobos de Crabbe y Goyle que lo estarían comentando en voz alta sin que supieran que los estaban escuchando. Les cerraré esas bocazas cuando los vea.

—¡CORRED! —exclamó Potter. Su hermana, la comadreja, la sangresucia y mi hermanolos siguieron. Pero Draco se detuvo cuando yo que yo no los seguía.

-¿Que haces Taurus? Nos tenemos que ir, YA. -me susurró mi hermano

-Vete con los inútiles esos. Soy Taurus Malfoy Black. Yo no huyo. -les di la espalda.

-Tenemos que irnos Draco. -escuché decir a la sangresucia. 

¿Se atrevía a llamar a mi hermano por ni nombre? ¿Qué se había creído esa sangresucia?

-Tch, cuídate Taurus. -les oí correr por los pasillos.

Draco no me insistió más porque sabe que soy muy testarudo, en sus palabras, cabezón. Pero mi orgullo está por delante que perder unos puntos para mi casa. ¿Yo huyendo de un jodido squib? Tendría pesadillas todas las noches si tal cosa hubiera sucedido.

Oí como el squib (persona no mágica con padres mágicos), se acercaba a mi con una linterna. Tch, evidentemente el inútil no podría usar un lumos.

-Vaya, vaya. Señora Norris, mira qué hemos pescado a estas horas de la noche. -el gato maulló en mi dirección.

-Aparta esa luz de mi cara, me vas a dejar ciego. -

Tenía ganas de insultarlo. Pero una cosa es no huir, y otra cosa es ser gilipollas y provocar un castigo mayor.

-¿Que hacías a estas horas de la noche vagabundeando, señorito Malfoy? -me dijo con una sonrisa maligna. 

Los rumores decían que odiaba a todo mago porque le recordaba que él no podía usar magia. El sentimiento era recíproco. Si había algo que odiaba más que a los sangresucia eran a los squib. 

-Tengo insomnio y he aprovechado que por la noche no hay bullicio para explorar el castillo.

-Pues a mi me ha dicho un pajarito que ibas a tener un duelo, ¿no es así Señora Norris?. -me dijo mientras acariciaba a su gata?

Lo sabía, era demasiada casualidad que este gilipollas estuviera justo en la sala de trofeos a las 12 de la noche.

-No sé de que me estás hablando. -mentí con descaro.

-Te llevaré ante el director y pediré tu expulsión por mentiroso. -me dijo entrecerrando los ojos.

Mi paciencia había llegado a su límite.

-Soy Taurus Malfoy Black hijo de Lucius Malfoy. Te juro por mi apellido que cómo me sigas hablando en este tono maldito squib, me aseguraré que te despidan y que tu próximo trabajo sea el de limpiar mierdas hasta el fin de tus días. -el squib tragó saliva fuertemente

A pesar que me sacaba más de 50 centímetros de estatura. En estos momentos el squib parecía el niño y yo el adulto. Incluso la gata parecía asustada. Sonreí con suficiencia. 

-Y ahora me voy a mi cama. Que el hablar contigo me ha quitado el insomnio. Como me entere que le has contado a alguien lo que ha sucedido esta noche, ya sabes lo que te sucederá. Y no hace falta que me acompañes a mi cuarto, me sé el camino de vuelta. -eché una mirada atrás y me percaté del sudor frío que se le había formado en la frente.

El camino de vuelta lo hice sigiloso, una cosa era enfrentarme a un cobarde squib y otra cosa bien distinta sería lo que pasaría si me topaba con un profesor. Por suerte, llegué a mi habitación sin complicaciones.

Zabini, Nott, Crabbe, Goyle ....no había llegado aún Draco. Mierda. Tendría que haberme quedado con él. Maldición. Odiaba cuando le dejaba solo. Si algo le pasaba...

Me di un tortazo en la cara. Debía de dejar de pensar en lo peor. Mi hermano era un Malfoy también, saldría de esa situación. Para calmar mis nervios me fijé que Crabbe y Goyle estaban roncando plácidamente. Mi hermano a saber donde está y estos gordos sebosos roncando a pierna suelta.

-Aguamenti. -de mi varita salió un chorro disparado a la cara de Goyle. Volví a repetir el conjuro en este caso a Crabbe.

-AAAA. -chillaron exaltados. Creo que Crabbe se meó encima del susto.

El grito hizo que se despertaran Nott y Zabin. 

-¿Que ha pasado?. -preguntó Zabini mientras se rascaba un ojo con su puño. -¿Eh?¿Dónde está Draco?

-La pregunta que tendrías que haber hecho es ¿quién de vosotros dos ha sido el mendrugo que ha contado lo del duelo de esta noche?. -dije señalando a Crabbe y Goyle.

-¿Duelo?. -preguntó Nott confundido

-Larga historia, ya te la contaré a ti y a Zabini mañana. Ahora responded u os juro que de la paliza que os vais a llevar no os van a reconocer ni vuestras familias. -pregunté muy cabreado.

-Crabbe y yo bajamos al comedor a eso de las 11 de la noche para picar algo y apostamos cuantos huesos rotos iba a tener por culpa del duelo de medianoche. Pero te juro que no había nadie Taurus. -dijo entrecortadamente Goyle mientras alguna lágrima se le resbalaba por las mejillas.

-Pues por lo visto el squib sí que estaba y os escuchó. ¡A la próxima vez os calláis la puta boca u os arrepentiréis!. -les amenacé. Ellos asintieron en silencio. 

No había sido para tanto el error de los gordinflones, pero el no saber el paradero de Draco le estaba poniendo de mal humor. De muy mal humor. Escuchó un ruido, la puerta de la habitación se abrió para dejar entrar a un muy pálido Draco. 

-Menos mal. -solté un suspiro. -¿Por qué has tardado tanto?

-Un mons.truo. -jadeó Draco. Estaba chorreando de sudor.




Efecto Mariposa - DramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora