47.Hermione 12

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Todos los personajes y la historia pertenecen a JK Rowling

POV HERMIONE GRANGER

Son las 20:35, estamos en el comedor. Sin embargo, no hay rastro de Violet, ni de Taurus, ni de ... Draco. Ni de casi un tercio de los alumnos de Slytherin. Los cuchicheos se hacen de notar por todo el salón. Era un secreto a voces que estaban en la fiesta de Taurus.

-¡Alumnos de Hogwarts! -grita levantándose Dumbledore -Me imagino que os estaréis preguntando dónde están los alumnos de Slytherin que no están presentes. No tenéis motivos para alarmaros. El profesor Snape me ha informado que Taurus se ha reunido con él explicándole que se encuentran indispuestos porque han comido un pastel en mal estado. Pero nada de gravedad, mañana ya estarán todos recuperados. Así que por favor, empezad a comer o si no se os hará fría la cena.

¡Está mintiendo! O mejor dicho ¡el profesor Snape ha mentido a Dumbledore! ¿Tanta influencia tiene Taurus para qué un profesor mienta por él? Trata a todos como sus títeres, diciéndoles qué y qué no pueden hacer. Primero a Draco, luego a Snape. Es un manipulador. Me vienen recuerdos del tren. De sus amenazas, de su cercanía intimidatoria ... 

Olvídalo, tengo que olvidarme de todo ser que se apellide Malfoy. Como me dijo Taurus. Somos de mundos diferentes.

Al día siguiente Harry, Ron y yo nos dirigimos a los invernaderos para empezar la clase de Herbología con los de la casa de Hufflepuff teniendo a la profesora Sprout.

—¡Hoy iremos al Invernadero 3, muchachos! —dijo la profesora Sprout.

Se oyeron murmullos de interés. Hasta entonces, sólo habían trabajado en el Invernadero 1. En el Invernadero 3 había plantas mucho más interesantes y peligrosas. La profesora Sprout cogió una llave grande que llevaba en el cinto y abrió con ella la puerta. 

—Hoy nos vamos a dedicar a replantar mandrágoras. Veamos, ¿quién me puede decir qué propiedades tiene la mandrágora?

Levanté rápidamente la mano.

—La mandrágora, o mandrágula, es un reconstituyente muy eficaz —dije recitando de memoria las palabras del libro de Herbología—. Se utiliza para volver a su estado original a la gente que ha sido transformada o encantada.

—Excelente, diez puntos para Gryffindor —dijo la profesora Sprout—. La mandrágora es un ingrediente esencial en muchos antídotos. Pero, sin embargo, también es peligrosa. ¿Quién me puede decir por qué?

Levanté nuevamente la mano.

—El llanto de la mandrágora es fatal para quien lo oye. Pudiendo causar incluso la muerte. —dije

—Exacto. Otros diez puntos —dijo la profesora Sprout—. Bueno, las mandrágoras que tenemos aquí son todavía muy jóvenes. Poneos unas orejeras cada uno — Aseguraos de que vuestros oídos quedan completamente tapados —dijo la profesora Sprout—. Cuando os las podáis quitar, levantaré el pulgar. 

La profesora Sprout se puso unas de color rosa, se remangó, cogió firmemente una de las plantas y tiró de ella con fuerza. En lugar de raíces, surgió de la tierra un niño recién nacido, pequeño, lleno de barro y extremadamente feo. Una cosa era verlo en los libros de texto y otra bien distinta era verlo en persona.

—Como nuestras mandrágoras son sólo plantones pequeños, sus llantos todavía no son mortales —dijo la profesora con toda tranquilidad—. Sin embargo, os dejarían inconscientes durante varias horas. Cuatro por bandeja. 

Harry, Ron y yo compartimos bandeja con un muchacho de Hufflepuff que sólo conocíamos de vista.

—Justin Finch-Fletchley —dijo alegremente, dándole la mano a Harry—. Claro que sé quién eres, el famoso Harry Potter. Y tú eres Hermione Granger, siempre la primera en todo. —sonreí al estrecharle la mano —. Y Ron Weasley. ¿No era tuyo el coche volador?

Ron no sonrió. 

—Ese Lockhart es famoso, ¿verdad? —dijo contento Justin, cuando empezábamos a llenar nuestras macetas con estiércol de dragón—. ¡Qué tío más valiente! ¿Habéis leído sus libros? Yo me habría muerto de miedo si un hombre lobo me hubiera acorralado en una cabina de teléfonos, pero él se mantuvo sereno y ¡zas! Formidable.

Sí que era formidable el profesor Gilderoy Lockhart. Noté como el calor me subía a las mejillas. Era mi amor platónico. Tan valiente, tan listo, tan guapo ....

En la clase de Transformaciones con la profesora McGonagall nos pidió convertir un escarabajo en un botón. Yo convertí vario, sin embargo a Ron y a Harry no les fue tan bien. En especial a Ron. Había recompuesto su varita con un poco de celo que le habían dado. Crujía y echaba chispas en los momentos más raros, y cada vez que Ron intentaba transformar su escarabajo, quedaba envuelto en un espeso humo gris que olía a huevos podridos. Sonó la campana todos salieron ordenadamente de la clase salvo yo Harry yRon, que todavía estaba dando golpes furiosos en el pupitre con la varita.

—¡Chisme inútil, que no sirves para nada! -bramó Ron

—Pídeles otra a tus padres —sugirió Harry.

—Ya, y recibiré como respuesta otro vociferador —dijo Ron, metiendo en la bolsa la varita, — que diga: «Es culpa tuya que se te haya partido la varita.»

—¿Qué hay esta tarde? —preguntó Harry cambiando de tema rápidamente.

—Defensa Contra las Artes Oscuras —dije en el acto.

Ron con una agilidad fuera de lo común me cogió el horario de la bolsa.

—¿Por qué has rodeado todas las clases de Lockhart con corazoncitos? -preguntó Ron.

Le quité mi horario sin contestarle. Estaba roja como un tomate. Me marché sin despedirme de ellos.

Efecto Mariposa - DramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora