161.Draco 36

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Todos los personajes y la historia pertenecen a JK Rowling

POV DRACO MALFOY 36

Desde que he regresado a la escuela por las vacaciones de Navidad hay una cosa que me inquieta. Y no es precisamente el regalo anónimo de una Saeta de fuego que recibieron Violet y Harry cada uno. Estoy prácticamente seguro que ha sido obra de Dumbledore y sino es así es por parte de algún mago agradecido con Harry por derrotar a Voldemort cuando era un bebé. Aunque es verdad que si ese es el caso es un poco raro que también le hayan regalado una Saeta de Fuego a Violet. Son muy caras y no serían tan normal que se la regalaran por ser la hermana de Harry.

Pero bueno, ya sea Dumbledore o un admirador secreto no es algo que me quite el sueño. Lo que me preocupa es la actitud tan extraña que está teniendo Hermione conmigo. No he podido hablar con ella desde el regreso a las clases. Y ya han pasado 10 días desde que se acabaron las vacaciones de Navidad. 

Empiezo a pensar que Hermione me está evitando y no sé por qué. Lo único que se me ocurre es que no le gustase el regalo por Navidad para su gato Crookshanks. Sé que no fue el regalo más bonito del mundo, pero de ahí a no dirigirme la palabra ...

En fin, que no puedo darle más vueltas al tema. Al menos en este momento. Ya que tengo entrenamiento de quidditch y Taurus me mata como esté despistado. Además, hoy es el primer día de entrenamiento de Violet. El regalo de la Saeta de Fuego fue el empujón que necesitó Violet para decidirse por entrar al equipo de quidditch. Lo malo para ella es que como ya estamos a mitad de temporada, no puede formar parte del equipo oficialmente este año. Pero eso no quita para que pueda entrenar con nosotros. Me está sorprendiendo mucho la actitud comprensiva que está manteniendo Taurus con mis amigos, sobretodo con Hermione y Violet.

—Ya hemos ganado contra Gryffindor gracias sobretodo a la labor de Draco que me sustituyó en ese partido por mi lesión.El siguiente partido que tenemos es contra los inútiles de Hufflepuff. Pero no os confiéis, aunque siempre pierden, este año tienen a Cedric Diggory como buscador y capitán. Así que a entrenar—ordenó Taurus.

—No te preocupes, Taurus. Les machacaremos, ¿verdad, Draco?—dijo Blaise.

—Sí. —dije,  pero aún algo distraído por el asunto de Hermione. Taurus me miró un segundo arqueando una ceja dándose cuenta de mi estado de ánimo, pero luego se centró en Violet.

—Ya sé que no puedes jugar este año, Violet. Pero quiero que lo des todo. Este es tu primer entrenamiento y me servirá para ver de que pasta estás hecha. No me decepciones, enana.—dijo Taurus seriamente a Violet.

—¡Cuántas veces tengo que decirte que no me llames enana!—replicó indignada Violet. —Y voy a darlo todo. Te lo aseguro, Taurus. —

—Eso espero. Si no, el año que viene no estarás en el equipo. No te daré un trato especial por muy amiga de Draco que seas. Venga, no quiero ver a nadie ya en tierra. ¡A volar!—Cuando estaba a punto de volar, Taurus me paró cogiéndome del hombro.—Antes de que te pongas a entrenar, tengo que pedirte un favor.—

—¿Qué favor?—pregunté, curioso.

—Quiero que vayas a la enfermería a recoger algo. Dile a la enfermera Pomfrey que vas de mi parte, ella te dará algo y luego vuelves y me lo das. —dijo Taurus.

—¿Y por qué no vas tú?—pregunté, molesto por la tarea de recadero que me había mandado.

—Porque soy el capitán del equipo y tengo que supervisar a estos idiotas. —contestó Taurus. —Y antes que me preguntes que por qué no envío a otro es porque es un asunto delicado. No quiero que nadie más que tú meta las narices en mis asuntos.—

—Me estás preocupando ... ¿Estás enfermo? ¿Es grave?—pregunté, con el pulso agitado.

—¡Pues claro que no! ¡Déjate de montarte película en la cabeza! Tú ve a la enfermería y comprenderás todo. —contestó Taurus, haciéndome un gesto con la mano para que me fuera.

Obedecí a regañadientes. Quería una respuesta más concreta, pero cuando recogiera lo que quiera que fuera probablemente lo entendería. Si no, cuando volviera , exigiría respuestas a Taurus.

Llegué a la puerta de la enfermería. Toqué varias veces pero nadie respondía.

—¿Se puede?—pregunté, y sin esperar respuesta abrí la puerta. Allí solo había una persona. Y no era la señora Pomfrey, era Hermione.

—Draco ... menos mal. Ya estaba impacientándome. —me saludó Hermione. Cuando iba a darme un abrazo la paré con la mano. Ella me miró con un rastro de tristeza por mi actitud.

—No tengo tiempo ahora mismo para abrazos, Hermione. —dije fríamente. Aún estaba bastante molesto por su actitud de estos días.— Taurus necesita algo urgente. ¿Has visto a la señora Pomfrey?—

—Hoy está en el hospital San Mungo. No estará en Hogwarts en todo el día. —me contestó Hermione.

—¡Maldición! Tengo que decírselo a Taurus, ya hablaremos después. —cuando estaba por irme, Hermione se interpuso cerrando la puerta.

—No te preocupes. No es verdad que Taurus necesite algo de la señora Pomefrey.Ayer oí a Lavender Brown como comentaba con otras chicas que la señora Pomfrey tenía que ir al hospital san Mungo para ayudar un par de días por un accidente con múltiples heridos.—me explicó Hermione.— Así que fui a hablar con Taurus e idear un plan con él para que nos quedáramos a solas en la enfermería hoy, ya que sabía que estaría desierta la enfermería. 

—¿Esto es una clase de broma? Porque tengo que decir que no me hace gracia—dije enfadado.

—¿Estás enfadado por interrumpirte el entrenamiento? Siento haberlo hecho ya que sé que te encanta el quidditch, pero ésta era la mejor hora para que nadie nos molestara.—se defendió Hermione.

—¡No me he enfadado por eso! Además hoy no estaba de humor para entrenar.—dije.

—¿Entonces?—preguntó Hermione.

—¿En serio no sabes lo que me ha molestado?—pregunté sin poder creérmelo. Hermione negó con la cabeza. —Pues que llevas evitándome desde que volví de las vacaciones y parece ser que ahora eres íntima con Taurus ideando planes secretos. —dije con algo de celos. —¿Tanto te molestó mi regalo? Ya sé que no lo cosí del todo bien, pero es que era la primera vez que cosía en mi vida.—añadí en mi defensa, pero estaba abatido.

—¡No! —casi gritó Hermione, cogiéndome de las manos. —Te juro que ha sido el regalo más hermoso que nadie me haya hecho.—

—¿En serio te gustó?—dije algo más animado. —¿Pero entonces por qué me evitas? ¿Dije o hice algo que te molestó? He estado comiéndome la cabeza pero no sé me ocurre nada.—

—Nada de eso.¡ Lo siento!. La culpa es mía —dijo abrazándome enterrando su nariz en mi cuello. 

Me quedé un momento petrificado, pero finalmente le devolví el abrazo con fuerza. ¡Cómo echaba de menos sentir su perfume tan cerca! 

—Me sentía avergonzada para enfrentarte sin un regalo. Quería que nuestro reencuentro fuera dándote un regalo especial. —continuó Hermione explicándome, aún estando abrazados.

Finalmente nos separamos

—¿Por esa chorrada has estado evitándome? No me importa que no me des un regalo por Navidad. Lo que sí que me importa es no poder hablar con mi mejor amiga. —dije, ocultando lo mejor que pude el rubor de mi rostro.

—Pero es qué eres tan detallista conmigo .... y yo nunca te regalo nada ¡Quería demostrarte que tú también me importas muchísimo!—dijo Hermione con los ojos vidriosos.

—Con lo inteligente que eres y a veces pareces la más tonta del mundo. No necesito un regalo para saber que te importo. Necesito tu cercanía. Así que no vuelvas actuar así conmigo nunca más. —dije seriamente.

—No te preocupes. Además, ya tengo el regalo que quiero darte. —se quitó del cuello un colgante con un reloj de arena que no había visto ya que lo tapaba su ropa.  

—¿Un colgante?—cuestioné.

—No.—negó Hermione con la cabeza. —Mi secreto.—



Efecto Mariposa - DramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora