119.Hermione 27

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Todos los personajes y la historia pertenecen a JK Rowling

POV HERMIONE GRANGER 27

Estaba con mis padres en el callejón Diagón comprando mis útiles escolares del tercer curso. Sólo me faltaba por comprar la tercera edición de Introducción a Runas Antiguas. Pasé cerca de la Tienda de Varitas de Ollivander y vi un par de niños, que no sobrepasaban el metro cuarenta, que trataban de hacer funcionar las varitas que les ofrecía el señor Ollivander. Pero había un tercer niño en la tienda, aunque quizá llamarle niño fuera un error. Allí estaba Taurus Malfoy con su cresta mohicana aún más pronunciada. Había pegado un estirón en verano y medía cerca de metro setenta. Aparentaba tener más edad de la que realmente tenía.

Dudé de si acercarme o no. Tenía miedo de él, pero también me moría de ganas por saber algo de Draco y de paso agradecerle por salvarle la vida a Violet y Ron. No lo había hecho en el banquete ni en el tren porque su séquito estaba pegado a él, ahora estaba sólo así que me armé de valor y entré en la tiene.

—Señorita Granger, me alegro de verla ¿necesita usted también una varita? —preguntó cortésmente el señor Ollivander. Me sorprendió que se acordara de mi después de dos años.

—No. —dije dibujando una sonrisa al propietario. —Mi varita sigue funcionando perfectamente. Venía a saludarle. —mentí. No podía decir que quería hablar con Taurus, ya me estaba arrepintiendo de haber entrado.

—Pues muchas gracias por su visita, señorita Granger. —dijo Ollivander despidiéndose con amabilidad.

—Ya nos veremos en otra ocasión, señor Ollivander. —dije. Y salí de la tienda sin haber logrado el objetivo que me marqué. —Eres una cobarde—susurré enfadada conmigo misma.

—Con qué a saludar, ¿eh?—oí la voz de Taurus a mi espalda. ¡Por Merlín, que susto!, vi que tenía una ceja levantada, no se había tragado mi mentira.

—¿Eh? Bueno ... yo.. —tartamudeé. —Esto, ¿que hacías ahí, Taurus?—pregunté cambiando de tema, y así de paso abría el hielo.

—Comprar un elefante, ¿a ti que te parece que hacía ahí, sangresucia? —preguntó sarcásticamente Taurus.

Y dale con lo de sangre sucia, aunque al menos ya no había la maldad y el odio en sus palabras que había cuando me lo decía anteriormente.

—Y antes de que me sigas preguntando, necesito una varita porque no se donde diablos está mi varita. No recuerdo nada de lo que sucedió en la Cámara, pero cuando me desperté no tenía mi varita. —dijo Taurus.

—Pero no he visto que hayas comprado nada. —dije extrañada.

—Eso es porque aún no lo he hecho. He salido porque quería saber por qué has dicho esa gilipollez a Ollivander sobre saludarle, y de paso así no tengo que matar a esos mocosos. Esos niñatos inútiles están acabando con mi paciencia, llevan probando más de 100 varitas y aún nada. Media hora de mi vida tirada a la basura por su incompetencia. —dijo Taurus molesto.

—Bueno es posible que no haya sido totalmente sincera con el señor Ollivander. —dije, nerviosa y  juntando y separando los índices.—Quería hablar contigo.—

—Estás roja como un tomate, sangre sucia. —comentó Taurus con indiferencia.

—¡Eso es mentira! —dije enrojeciendo por la rabia del mote y la vergüenza que tenía.

—Lo era, pero ahora ya no. —expuso Taurus con tono burlón.

Enrojecí aún más y apreté los puños. Si había algo que le gustaba hacer a Taurus Malfoy era provocar a la gente. ¡Y lo peor de todo es que lo hacía muy bien! Me di la vuelta dispuesta a marcharme del lugar.

—¿No querías hablar conmigo, sangresucia? —oí la voz de Taurus cuando ya había dado unos pasos.

—¡Ya no! —respondí sin detenerme.

—¡Al menos entretenme hasta que salgan esos mocosos! —continuó el heredero Malfoy.

—¡No soy un payaso, Taurus! —dije girándome nuevamente y enfrentándome a él con la mirada.

—Vamos ...te prometo que me portaré bien.—dudé por un segundo, era cierto que quería hablar con él. No podía dejar que sus provocaciones me alteraran tanto. 

—Pues nada de llamarme sangre sucia por hoy. Al primer sangre sucia que oiga me largo, que aún tengo que comprar un libro. —dije mirándole fijamente.

—¿Te molesta tanto que te llame sangre sucia? —preguntó Taurus, parecía genuinamente sorprendido de que su mote me causara efecto. Apreté más los labios. —Vale, vale, tú ganas, Granger. Todo sea por no volver a ver la cara de esos mocosos. ¿De qué querías hablar conmigo, Granger?—

—No te agradecí por haber ayudado a Harry, Ron, Violet y Ginny .....¡Gracias por ello! —dije inclinándome un poco.

—No me acuerdo de nada así que no sé cuanta ayuda pude ofrecer. Pero sí tienes que agradecer a alguien, agradéceselo a Violet. Si no le debiera un favor, estoy seguro que no hubiera ayudado a la comadreja. —explicó Taurus posando sus manos en su nuca.

—Aún así, gracias. —dije sinceramente.— Mmmmm, ¿has venido sólo? ¿Están tus padres cerca? ¿Está mmmm, Draco contigo?—pregunté mirando al suelo. Me daba muchísima vergüenza preguntarle por Draco. Vi como levantaba una ceja, escéptico.

—He venido sólo, Granger. —dijo Taurus con indiferencia. —¿Quieres que le de un beso de tu parte cuando lo vea, Granger? —continuó en tono burlón.

En mi rostro podría freírse un huevo.

—Al menos disimula mejor, Granger. Antes me has agradecido por lo que hice por tus amigos ..., cuando debería ser yo el que tendría que darte las gracias por lo que hiciste por él. Por lo del espejo—dijo cabizbajo. —Le salvaste la vida. No lo olvidaré eso nunca, Granger. —continuó Taurus.

—Yo ..... —me quedé sin palabras por unos instantes. — ...No es necesario que me agradezcas nada. Siempre haré lo que esté en mi mano para ayudar a mis amigos, para protegerlos.—me observó por unos segundo entrecerrando los ojos.

—Lo sé. —respondió, con sinceridad. —Creía, creo y seguiré creyendo hasta el día que muera que los sang ...., —se lo pensó dos veces. —que los hijos de muggles son inferiores a nosotros. —conocía los prejuicios de Taurus, pero aún así me dolió su comentario. —Pero...., quizás... —noté su mirada penetrante, no podía apartar la vista de él. —... quizás tú seas la excepción que confirma la regla. Empiezo a ver lo que te hace tan especial .... Lo que te hace tan especial como para que Draco esté dispuesto a arriesgar todo por ti. —siguió mirándome intensamente con esos ojos negros como la noche. No sé cuanto tiempo estuvo observándome con esa intensidad, Yo me quedé paralizada en el sitio sin apenas pestañear. Al fin decidió romper el contacto visual. —¡Por fin! Ya era hora que se fueran esos niñatos. Hasta la vista, sangre sucia. —dijo dedicándome un último vistazo furtivo. 

Seguidamente entró en la tienda, quedándome sola en la calle.

—Cielo, ¿que haces ahí parada? ¿Ya has comprado todo? —preguntó mi padre

—Esto.. sí. ¡Quiero decir no! —dije saliendo del trance. —Me falta aún un libro. —continué, avergonzada.

—¿Y quién era ese chico tan guapo? ¿Es compañero tuyo? —preguntó mi madre sonriéndome.

¿Taurus Malfoy guapo? Nunca antes había pensado sobre él en ese sentido. Habían otras características que lo definían mejor. Era un chulito, cretino, provocador, odioso, arrogante, manipulador, malvado, soberbio... ¿Pero guapo? Mmm, quizás sí que era guapo. 

Enrojecí violentamente.


Efecto Mariposa - DramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora