36.Taurus 08

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Todos los personajes y la historia pertenecen a JK Rowling

POV TAURUS MALFOY

Mierda. ¿Cómo se me ha podido olvidar? Voy andando en círculos por la mansión nervioso. No sabía como salvar la situación. Me detengo de mi camino sin sentido. Unos ojos grandes y saltones me están mirando con una mezcla de curiosidad y agistación. Pertenecen a nuestro elfo doméstico, Dobby. Me está irritando su idiota cara.

-¿Quieres marcharte de una puta vez, Dobby?. ¿No ves que no me estás dejando pensar? -le recrimino.

-Lo siento, señor. Enseguida, señor -hace un chasquido con los dedos y desaparece de mi vista.

Últimamente está actuando de una forma rara. Bueno, más rara de lo habitual. Pero tengo demasiados problemas como para preocuparme por la actitud distinta del elfo doméstico.

Mierda. Mierda. Mierda. Me muerdo el pulgar de la inquietud. Normalmente siempre tengo un plan perfecto para cada situación. Ahora no se me ocurre nada. Se me ha olvidado que hoy era el cumpleaños de mi hermano pequeño. Y por tanto, se me ha olvidado hacerle un regalo. Nada propio de mí. Son las 10 de la noche y no hay ninguna tienda abierta. Madre nos ha reunido en su cuarto para abrir sus regalos. Joder, soy un desgraciado.

Draco lleva tiempo sin regalarme nada. Lo cierto es que no es nada detallista. Pero esa no es la cuestión. La cuestión es que yo soy el hermano mayor. Yo soy el que tengo la responsabilidad de cuidarlo y de pensar en su felicidad. 

Aunque tiene una justificación que me haya olvidado. Nada más regresar de Hogwarts, padre me sermoneó de lo lindo. Y con razón. Resulta que mi enfrentamiento con Dumbledore se hizo vox populi por el mundo mágico. Incluso El Profeta estuvo a punto de publicarlo en su periódico. Gracias a los contactos de mi padre en el Ministerio, se consiguió detener la noticia.

Por mucha razón que tuviera por la injusticia del director, me comporté como un crío. Dejarme dominar por la ira y encarar a Dumbledore delante de todos no fue mi movimiento más astuto. Eso desde luego. Tenía que madurar. Ser más fuerte. Más inteligente. No se lo dejaría tan fácil al viejo barbudo la próxima vez.

Así que nada más llegar a casa me puse manos a la obra. Durante el verano nada de diversión. El ajedrez, el entrenamiento mágico, el quiddich y la lectura ocupaba todo mi tiempo. Libros de estrategia, historia de ciraturas mágicas ...INCLUSO LEÍA LIBROS MUGGLES. Por muy inferiores a nosotros que fueran los muggles, siempre tienes que conocer a tu enemigo. Y he decir que conseguí información valiosa de esos libros muggles.

Antes he dicho que nada de diversión, pero a decir verdad, para mí el quiddich era diversión. En parte por la sensación de volar, y en parte porque lo hacía con Draco. Entrenábamos dos horas diarias practicando nuestro deporte preferido. Sobre mi cadáver iba a dejar que el huerfanito me venciera en el quiddich.

 Tantas cosas que hacer en el verano ha hecho que me olvide del día más importante del año. Baaaaa. Son excusas baratas. No tengo perdón. 

Subo al despacho de padre. Estamos los cuatro y todos los regalos que le han hecho a Draco. Joder hasta los imbéciles de Crabbe y Goyle se han acordado de su cumpleaños y le han regalado algo. Pasan los minutos y Draco va abriendo regalos. Uno de ellos es una fotografía de él y una chica...

Mierda ... es la sangresucia. Mi corazón se acelera al ver que mi madre le presta atención a la fotografía y se pone a leer lo que está escrito en ella.

-Lo siento. Te echo de menos. Hermione ¿Quién es esta chica tan guapa, hijo mío? -le pregunta mi madre con una sonrisa.

Ruedo los ojos. Si ella supiera ...

-Es Hermione Granger una chica de mi curso, es una amiga. -dice algo avergonzado.

Me echo la mano a la cara. Esto se va a poner feo.

-¿Granger? No me suena. ¿Va a Slytherin con vosotros? -pregunta mi padre.

Confío en aprender y dominar la telepatía en menos de 5 segundos. Miente. Miente. Miente. Miente. Miente. Miente. Miente. Veo que Draco duda. ¿Lo estaré consiguiendo? Me concentro más.  MIENTE. MIENTE. MIENTE. MIENTE. MIENTE. MIENTE.

-No, es de Gryffindor ...-dice mi hermano.

Mierda... Veo que a mi padre se le tuerce el rostro. No digas que sus padres son muggles. No digas que sus padres son muggles. No digas que sus padres son muggles. No digas que sus padres son muggles. No digas que sus padres son muggles. No digas que sus padres son muggles. No digas que sus padres son muggles. NO DIGAS QUE SUS PADRES SON MUGGLES.

-.... es hia de muggles. -finaliza Draco

Me cago en todo lo cagable. 

-¿Cómo has dicho?. -pregunta Lucius entrecerrando los ojos que estaban llenos de ira y apretando fuertemente el bastón.

-Cariño, seguro que hay una explicación. -le dice muy nerviosa mi madre y con preocupación en su rostro. Narcissa le coge la mano a mi padre para calmarlo

-Eeeee, esto... -traga saliva Draco.

-Yo le ordené que se hiciera amigo de esa sangresucia. -dije

Mi cerebro estaba trabajando a mil por hora para intentar salir de este lío. La cara de mi hermano era un poema. No sabía donde meterse. La de mi madre se había relajado algo. La de Lucius en cambio ....Parecía aún más cabreado. Mejor conmigo que con Draco.

-¿Qué tu le ordenaste qué? -ahora su mirada estaba centrada en mí.

-Gracias a esa amistad conseguí que los asquerosos de Gryffindor perdieran 150 puntos. Le dije que retomara esa amistad. Para poder volver a usarla en un futuro. Los de Slytherin ya están comiendo de nuestra mano. Me pareció buena idea ganarme el apoyo de Gryffindor y los sangresucia. -mentí.

Las mentiras salían de mi boca como si nada. Lo dije con tanta seriedad y convicción que parecía verdad. Incluso llegué a creérmelas por un instante. Draco tenía la boca abierta de par en par.

-¿Y tú Draco, le seguiste el juego a Taurus? -preguntó Lucius. Draco asintió aún con la boca abierta. -Que sea la última vez que te relaciones con esa sangresucia. -rompió la fotografía con el bastón. -Y deja de hacer caso en todo lo que diga Taurus. Últimamente no para de cometer errores. ¿Sacrificar el orgullo Malfoy por unos puntos? ¡ESTÁS EN TU SANO JUICIO, TAURUS! Y encima no conseguiste nada, Gryffindor ganó la copa.

-No fue la mejor de mis ideas. -volví a mentir. Mi padre se giró a Draco.

-Hijo, sé que sientes adoración por Taurus. Pero tienes que pensar por ti mismo, saber aquello que beneficia al apellido Malfoy y lo que no. Porque está claro que Taurus es incapaz de discernirlo, a pesar que es mayor que tú. Tienes que madurar. Así que como castigo, te quedas sin regalos. Así lo pensarás dos veces antes de seguir a ciegas a Taurus. -dijo Lucius.

Suspiré. Ojalá me hiciera caso en lo que le digo. Jodida sangresucia. Para ser la primera de la clase es muy torpe. Mira que enviar a la mansión Malfoy una fotografía en la que aparece. ¡Cualquier persona con dos dedos de frente sabría que eso es una cagada, y de las gordas!

-Sí, padre. -dijo Draco a punto de llorar. 

Padre le dio un pequeño abrazo a Draco.

-Narcissa, llévate a Draco. Taurus y yo tenemos que hablar a solas. De hombre a hombre. -dijo mientras se separaba de Draco.

Madre cogió a Draco con una mano y se lo llevó a fuera del despacho de padre cerrando la puerta. Unos instantes volvió sola, cerró la puerta y me cruzó la cara de un guantazo sin mediar palabra. Me toqué la mejilla adolorida. Me había pegado fuerte.

-¿A quién se le ocurre? ¿Obligarle a que se relacione con una sangresucia para conseguir tus propósitos? Eres despreciable -me dijo con furia en los ojos Narcissa para posteriormente escupirme en la cara.

Volvió a marcharse dejándome a solas con mi padre. Me da a mí que ese no iba a ser el único golpe de la noche.

Efecto Mariposa - DramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora