152.Violet 25

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Todos los personajes y la historia pertenecen a JK Rowling

POV VIOLET POTTER 25

Salimos los cinco de las Tres Escobas en busca de Hagrid. Lo encontramos en un callejón sentado en el suelo, con los ojos rojos e hinchados, con lágrimas que le salpicaban la parte delantera del chaleco de cuero.

—¡Hagrid! ¡Hagrid! —gritó mi hermano para llamar la atención del guardabosques. —¿Estás bien?

Draco y Ron cogieron a Hagrid cada uno de un brazo y lo pusieron de pie. Pero aún así, Hagrid seguía sollozando de forma incontrolada. Tenía el rostro lleno de lágrimas que le goteaban sobre la barba..

—¿Qué pasa, Hagrid? —le preguntó Hermione aterrada.

Vi que sujetaba con su mano una carta que parecía oficial.

—¿Qué es eso, Hagrid? —pregunté.

Hagrid redobló los sollozos, entregándome la carta. Decidí leerla en voz alta.

—Estimado Señor Hagrid: 

En relación con nuestra indagación sobre el ataque de un hipogrifo a Taurus Malfoy Black que tuvo lugar en una de sus clases, hemos aceptado la garantía del profesor Dumbledore de que usted no tiene responsabilidad en tan lamentable incidente. Sin embargo, debemos hacer constar nuestra preocupación en lo que concierne al mencionado hipogrifo. Hemos decidido dar curso a la queja oficial presentada por el señor Lucius Malfoy, y este asunto será, por lo tanto, llevado ante la Comisión para las Criaturas Peligrosas. La vista tendrá lugar el día 25 de octubre. Le rogamos que se presente con el hipogrifo en las oficinas londinenses de la Comisión, en el día indicado. Mientras tanto, el hipogrifo deberá permanecer atado y aislado.

Atentamente, la dirección del Consejo Escolar de Hogwarts. —leí.

—Un momento, ¿has dicho 25 de octubre? —me preguntó Hermione, cogiéndome la carta y leyéndola en voz baja. —¡Pero el 25 de Octubre fue la semana pasada!

—No os he enseñado lo peor. —dijo Hagrid limpiándose la cara. Acto seguido le dio a Hermione otra nota. 

Estimado Señor Hagrid: El testimonio del señorito Taurus Malfoy Black nos ha parecido suficiente para considerar al hipogrifo que le agredió como peligroso para la seguridad pública. Por tanto, no nos queda otro remedio que condenar al hipogrifo a muerte. Recordamos que esta decisión se puede apelar.

Atentamente, la Comisión para las Criaturas Peligrosas.—leyó en voz alta Hermione.

Me puse pálida de inmediato. Me pareció en su momento una imprudencia lo que hizo Hagrid, pero Buckbeak no tenía culpa ninguna. ¡Era culpa de Parkinson! Además, Taurus nos aseguró que no diría nada ... ¿Por qué cambió de opinión?

—¿Por qué no nos dijiste nada antes, Hagrid? —dijo mi hermano. —¡Podríamos haberte ayudado!—

—No podríamos haber hecho nada. Mi padre tiene metidos en el bolsillo a todos esos diablos de la Comisión. Le tienen miedo. —dijo Draco con la mirada en el suelo, entristecido por la situación.

—Esto .... No puede ser .... Tiene que haber un error. —dijo Hermione, que le costaba tragar saliva y se le veía a punto de llorar. Luego, apretó el puño arrugando la nota y se fue de vuelta a las Tres Escobas. 

—¿A donde vas, Hermione? —preguntó preocupado Draco.

—A hablar con el señorito Taurus Malfoy Black. —dijo Hermione llena de rabia, imitando como se referían a él en la nota de la Comisión.

—¡Espéranos! —dije alarmada. Hermione no era el tipo de persona que hacía estupideces. Pero al ver su cara, supe de inmediato que hoy sí haría alguna estupidez.

La seguimos los cuatro dejando sólo en el callejón a un desolado Hagrid. Ya dentro de Las Tres Escobas, Hermione fue directa a la mesa de Taurus, que seguía embobado mirando al techo mientras sus compañeros se reían por algo.

—¿QUÉ SIGNIFICA ESTO, TAURUS? —preguntó Hermione, gritando a pleno pulmón y golpeando la mesa con la mano dejando la nota de la Comisión en la mesa. 

 Todos los del bar se quedaran en silencio, curiosos por lo que podía pasar. Draco, que estaba a mi lado sudaba como nunca antes lo había visto. Era el que peor lo estaba pasando. Taurus, dejó de mirar al techo y observó a Hermione con el rostro impasible.

—Sé más específica, sangresucia. —dijo Taurus con voz monótona.

—¡Esto! —dijo Hermione cogiendo la nota y tirándosela a la cara a Taurus.

 Éste, con buenos reflejos, la cogió al vuelo antes de que le tocara la cara. La leyó mentalmente, y por primera vez en lo que llevaba de día  su rostro reflejó alguna emoción. Si mis ojos no me engañaban, parecía que se sentía culpable.

—No es de tu incumbencia, sangresucia. —dijo Taurus, recobrando su cara de poker.

—¡Por supuesto que es de mi incumbencia! —replicó Hermione irritada, acercando su rostro a escasos centímetros del de él. Taurus no parecía inmutarse por la hostilidad de Hermione.

—¡Aparta tu fea cara de mi Tau! —gritó Parkinson levantándose de su silla y empujando con brusquedad a Hermione.

Ante tal acción, Aquarius, Aries, Crabbe, Goyle y Bulstrode se levantaron como un resorte dispuestos a pelear si se daba el caso. Rápidamente, Draco, Harry, Ron y yo nos pusimos delante de Hermione para evitar que la volvieran a agredir. El único que seguía sentado era Taurus que miraba embobado la nota.

—Taurus, estamos montando un espectáculo. ¿Por qué no te vienes afuera y hablamos del tema? —dije tratando de calmar los ánimos.

—Si esperas que voy a dejar a Tau sólo, con unas bárbaras como esa sangresucia y tú, es que no me conoces, Potter. —dijo Parkinson frunciendo el ceño y desafiándome con la mirada.

—Ya es suficiente, Parkinson. —dijo Taurus, sin dejar de mirar la nota. 

—Pero ... —dijo Parkinson sin comprender a Taurus.

—Como bien ha dicho la enana, estamos montando un espectáculo. Voy a ver que quieren decirme mi hermanito y sus compañeros de estudio. Esperadme aquí. —añadió Taurus, levantándose y guardando la nota en el bolsillo.

—No creo que sea una buena idea ... —repuso Aries. 

—No era una sugerencia, Aries. Es una orden. Esperadme aquí. —continuó Taurus saliendo de las Tres Escobas. —Acompañadme, sé un sitio en que no nos molestarán. —nos dijo Taurus a los cinco.

Obedecimos y nos dirigimos los seis a una vieja tienda de pociones abandonada, desierta y llena de telarañas.

—Creí que después de casi morir a manos de las hijos de Aragog habría superado mi miedo a las arañas. —me susurró Ron algo asustado. —Me equivoqué.

—No seas nenaza, comadreja. —dijo disgustado Taurus. 

—¿Por qué has testificado en contra de Buckbeak? —pregunté mirando a los ojos a Taurus. 

—Para acabar con Dumbledore. —respondió Taurus, sin emoción alguna.

Antes de que alguien pudiera replicarle, Hermione se acercó a él y le dio un fuerte tortazo que hizo que se le girara la cara. 

Sólo había visto golpear antes a Hermione a alguien en una ocasión. Fue también a Taurus, con el cuerpo de Bulstrode por la poción multijugos. Como consecuencia de ello, acabamos los cinco petrificados. Espero que esta vez acabe mejor la cosa.

Efecto Mariposa - DramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora