139.Violet 23

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Todos los personajes y la historia pertenecen a JK Rowling

POV VIOLET POTTER 23

—Lo primero que tenéis que saber de los hipogrifos es que son orgullosos —continuó Hagrid—. Se molestan con mucha facilidad. Nunca ofendáis a ninguno, porque podría ser lo último que hicierais.—

Hagrid y una criatura mortalmente peligrosa. Nada podía salir mal.

Parkinson, Crabbe y Goyle no escuchaban y hablaban en voz baja. Taurus en cambio miraba con admiración a la criatura. Draco y yo teníamos nuestras reservas, conocíamos los gustos de Hagrid por las criaturas más temibles.

—Tenéis que esperar siempre a que el hipogrifo haga el primer movimiento —continuó Hagrid—. Es educado, ¿os dais cuenta? Vais hacia él, os inclináis y esperáis. Si él responde con una inclinación, querrá decir que os permite tocarlo. Si no hace la inclinación, entonces es mejor que os alejéis de él enseguida, porque puede hacer mucho daño con sus garras. Bien, ¿quién quiere ser el primero?—

La mayoría de la clase se alejó aún más, incluidos Draco y yo. Incluso los más amigos de Hagrid, es decir, Harry, Ron y Hermione recelaban. El hipogrifo llamado Buckbeak sacudía sus feroz cabeza y desplegaba sus poderosas alas; parecía que no le gustaba estar atado.

—¿Nadie? —preguntó Hagrid con voz suplicante.

—Yo —se ofreció Harry.

Me acerqué de inmediato a él

—¿Harry estás seguro? Acuérdate de las hojas de té. —le dije nerviosa.

Harry no me hizo caso y saltó la cerca.

—¡Buen chico, Harry! —gritó Hagrid—. Veamos cómo te llevas con Buckbeak.—

Hagrid soltó la cadena y le desprendió el collar. Yo contenía la respiración muy preocupada. Draco fue hacia mí calmándome los nervios.

—Tranquilo ahora, Harry —dijo Hagrid en voz baja—. Primero mírale a los ojos. Procura no parpadear. Los hipogrifos no confían en ti si parpadeas demasiado...—

Vi como Harry obedecía el consejo de Hagrid, provocando que se le empezaran a irritar los ojos. Buckbeak había vuelto su cabeza grande y afilada, y miraba a Harry fijamente.

—Eso es —dijo Hagrid—. Eso es, Harry. Ahora inclina la cabeza...—

De nuevo, Harry hizo lo que Hagrid le decía. El hipogrifo seguía mirándolo fijamente y con altivez sin moverse.

—Ah —dijo Hagrid, preocupado—. Bien, vete hacia atrás, tranquilo, despacio...—

Tenía el corazón en un puño, otra vez las insensateces de Hagrid ponían en peligro. Pero entonces, ante mi sorpresa, el hipogrifo dobló las  rodillas delanteras y se inclinó profundamente. Draco y yo suspiramos a la vez de alivio.

—¡Bien hecho, Harry! —dijo Hagrid, eufórico—. ¡Bien, puedes tocarlo! Dale unas palmadas en el pico, vamos.—

Harry se acercó al hipogrifo lentamente y alargó el brazo. Le dio unas palmadas en el pico y el hipogrifo cerró los ojos, parecía que le gustaba.

La clase rompió en aplausos. Todos excepto Taurus, Parkinson, Crabbe y Goyle.

—Bien, Harry —dijo Hagrid—. ¡Creo que el hipogrifo dejaría que lo montaras! Súbete ahí, detrás del nacimiento del ala . Y procura no arrancarle ninguna pluma, porque no le gustaría...—

Harry puso el pie sobre el ala de Buckbeak y se subió en el lomo. 

—¡Vamos! —gritó Hagrid, dándole una palmada al hipogrifo en los cuartos traseros.

Efecto Mariposa - DramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora