26.Violet 04

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Vimos en el cielo unas chispas verdes que nos indicaba que el otro grupo de Draco, Hermione, Taurus y Fang habían vislumbrado al unicornio. Eso hizo que Hagrid, Ron, mi hermano y yo dejáramos de seguir el sendero, para irnos directamente a donde provenían las chispas. Por suerte, no eran rojas. Eso significaba que no estaban en problemas.

Unos minutos después divisamos a lo lejos una luz que destacaba sobre tanta oscuridad. Parecía fuego y provenía de la dirección donde habían lanzado el otro grupo las chispas verdes.

-¿Un incendio? Tenemos que darnos prisa, puede que estén en problemas. -dije muy nerviosa.

Me preocupaba que estuvieran bien Draco y Hermione... Incluso me preocupaba por Taurus aunque se comportara como un imbécil. 

Agilizamos el paso pero de repente se paró Hagrid.

-¡Deteneos!. -nos ordenó Hagrid mientras levantaba la ballesta que tenía colgada. -Me ha parecido ver algo.

Tragué saliva. Estaba aterrorizada. Miré tanto a Ron como a Harry. No era la única que tenía miedo. Un arbusto se agitó y de entre las sombras  una figura encapuchada se acercó a nosotros. Hagrid  le lanzó un virote de ballesta que le pasó rozando a la criatura. Hizo una especie de gruñido y se escapó en dirección contraria.

-¡ME QUEMA!. -gritó mi hermano mientras se arrodillaba y se tocaba la cicatriz.

El terror que sentía hasta ese momento fue sustituido por preocupación por mi hermano.

-¡Harry!¡Harry!. -intenté calmarle con un abrazo pero seguía retorciéndose de dolor.

Pasaron uno par de minutos antes de que se calmara. Cuando se calmó se separó de mis brazos.

-Gracias Violet. -me dijo con una sonrisa. -Ya estoy bien. -le devolví la sonrisa.

Unos ladridos hicieron que me volteara. Era Fang que se aproximaba a Hagrid

-Me alegro. -dijo Hagrid. -Pero ahora tenemos que ir con el resto. Si Fang está aquí es posible que se hayan encontrado con algo peligroso.

Miré con enfado a Fang por ser tan cobardica. Unos minutos más tarde nos reunimos con el resto. Pero no estaban solos. Había tres hombres-caballo con ellos. Taurus tenía la varita levantada en dirección al fuego que tenía enfrente

-¡AQUA ERUCTO!- gritó Taurus

Un potente chorro de agua salió disparado de la punta de su varita. Retuvo el hechizo durante casi un minuto hasta que consiguió apagar el fuego. Cuando acabó su tarea se cogió de las rodillas respirando con dificultad. Supongo que el esfuerzo de ese potente hechizo le pasó factura.

-Es increíble...-dijo con los ojos como platos Hagrid. -Ese hechizo no lo enseñan hasta cuarto curso.

-Soy Taurus Malfoy medio-gigante. No lo olvides -dijo mientras aún respiraba con dificultad. 

Sonreí divertidamente. Seguía siendo el mismo cretino arrogante de siempre.

-¡Hagrid!, ¡Ron!, ¡Violet!, ¡Harry!. -gritó Hermione mientras se acercaba a nosotros y nos abrazaba.

Tenía lágrimas en los ojos. No sé si por el miedo o por la alegría de vernos. Quizá una mezcla de ambos. Eché una mirada a los hermanos Malfoy y me fijé que el pelinegro estaba en el suelo inconsciente.

-¡TAURUS!. -gritamos a la vez Draco y yo.

Me acerqué a verle y le tomé el pulso. Estaba bien. Simplemente se había desmayado del esfuerzo.

-Está bien, Draco. No te preocupes. -le dije.

-Ronan, Bane, Firenze. -dijo Hagrid mientras hacía una reverencia a los centauros. -Siento no poder charlar detenidamente con vosotros, pero tenemos que volver a Hogwarts a llevarlo a la enfermería. -

Posteriormente lo cogió entre sus brazos como si fuera un bebé. Me encantaría tener una cámara a mano para hacerle una fotografía.

-Un momento Hagrid. Chica, antes has dicho que una criatura estaba bebiendo la sangre del unicornio, ¿es cierto? -le preguntó un centauro a Hermione. Ésta asintió.

-¿Será la misma criatura a la que disparaste, Hagrid?-le preguntó mi hermano a Hagrid

-Puede ser. -comentó distraído el gigante.

Vi como ese centauro observaba a Harry con cuidado, fijando su mirada en la cicatriz.

—Tú eres el chico Potter —dijo el centauro llamado Firenze

Sentí una pizca de celos. Incluso criaturas mágicas reconocían a mi hermano.

—¿Sabes para qué se utiliza la sangre de unicornio?- le preguntó Firenze

—No —dijo Harry, asombrado por la extraña pregunta—. En la clase de Pociones solamente utilizamos los cuernos y el pelo de la cola de unicornio.

—Eso es porque matar un unicornio es algo monstruoso —dijo Firenze—. Sólo alguien que no tenga nada que perder y todo para ganar puede cometer semejante crimen. La sangre de unicornio te mantiene con vida, incluso si estás al borde de la muerte, pero a un precio terrible. Si uno mata algo puro e indefenso para salvarse a sí mismo, conseguirá media vida, una vida maldita, desde el momento en que la sangre toque sus labios.

-Pero ¿quién estaría tan desesperado? —pregunté en voz alta—. Si te van a maldecir para siempre, la muerte es mejor, ¿no?

—Es así —dijo Firenze— a menos que lo único que necesites sea mantenerte vivo el tiempo suficiente para beber algo más, algo que te devuelva toda tu fuerza y poder, algo que haga que nunca mueras. ¿Sabéis qué está escondido en el colegio en este preciso momento?

—¡La Piedra Filosofal! ¡Por supuesto... el Elixir de Vida! Pero no entiendo quién...- fui interrumpida por Hagrid.

-Sssshhhhhh. Se supone que es un secreto, Violet. -me riñó Hagrid.

-Tranquilo Hagrid, el único que no sabe nada de esto es Taurus y está inconsciente. -dijo mi hermano mientras se rascaba la cicatriz.- ¿Sabes quien ha sido la criatura misteriosa que nos ha atacado, Firenze?

—No puedes pensar en nadie que haya esperado muchos años para regresar al poder, que esté aferrado a la vida, esperando su oportunidad?

—¿Quieres decir —dijo con voz ronca Harry— que era Vol...?

-Shhh. -volvió a decir Hagrid. -EL que-no-debe-ser-nombrado está muerto. Deja de montarte películas en la cabeza. Y ahora tenemos que volver.


Efecto Mariposa - DramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora