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Otra vez, llega tarde otra vez, aunque no se sorprende, su amigo Raoul puede tener millones de virtudes, pero definitivamente la puntualidad no es una de ellas.
Agoney lleva veinte minutos esperando, su amigo quedó en llegar a las cuatro de la tarde, y son prácticamente cuatro treinta. Lo peor de todo es que lo conoce tan bien, que sabe que todavía demorará diez minutos más como mínimo, así que decide sentarse en el sofá y terminar de ver el capítulo de su serie favorita.
Solo pasan diez minutos y su teléfono suena, sonríe y niega al leer el nombre en la pantalla, es Raoul.
—¿Qué tal, rubio? —contesta al mismo tiempo que pone pausa en la televisión—. ¿Ya terminaste tu partido?
—Joder, lo siento. No me di cuenta de la hora —dice Raoul con algo de pena en su voz—. Acabo de ducharme, me visto y salgo a recogerte. Dame diez minutos y estoy en la puerta, lo prometo.
—No pasa nada, pollito. Ya le escribí a Nerea para decirle que llegábamos un poco tarde, así que seguro empezaron el trabajo sin nosotros, como han hecho siempre —se burla para picar a su amigo.
—¡De verdad que no vuelve a pasar, ahora salgo a buscarte, adiós! —se despide y cuelga la llamada.
Agoney vuelve a acomodarse en el sofá con una sonrisa en el rostro. Definitivamente Raoul no cambiará nunca, pero tampoco quiere que lo haga.
Pasan unos minutos cuando su teléfono vibra, esta vez con un mensaje de Raoul.
<Msj Raoul: Sal afuera.>
Agoney toma su mochila junto a sus llaves y sale de casa para dirigirse al auto de su amigo. Abre la puerta del copiloto y acomoda su mochila en el asiento trasero, al lado del bolso del rubio.
—¿Qué tal el partido, pollito? —pregunta mientras se coloca el cinturón de seguridad—. ¿Ganaron?
Da una pequeña palmada en la espalda de Raoul, cerca de su hombro derecho, y percibe una mueca de dolor por parte de su amigo.
—Qué bruto eres. —Sonríe, pero su amigo no hace lo mismo.
—¿Qué pasa? —pregunta serio—. No me digas que otra vez-
—No pasa nada, Ago —dice Raoul interrumpiendo sus palabras—. Solo fue un golpe tonto mientras jugaba.
—Ya... Un golpe tonto donde David no tuvo nada que ver, ¿verdad?
Ante el silencio de Raoul, Agoney no necesita una explicación. Sabe perfectamente que ese imbécil molesta a su amigo cuando tiene oportunidad. Pero no lo hace con palabras, es todo un cobarde que no tiene cara para mirarlo después de lo que hizo. Simplemente aprovecha los días que su grupo de amigos tiene un partido contra el de Raoul y descarga toda su frustración sobre el rubio.
Agoney no entiende cómo Raoul hace absolutamente nada, no comprende cómo lo soporta y no le da un puñetazo de una vez, o al menos lo manda a la mierda con unas simples palabras.
—Joder, Raoul. ¿Por qué no lo mandas a la mierda de una vez?
—No tengo razones para hacer eso —responde con simpleza.
—¡¿No tienes razones para hacer eso?! —La voz de Agoney suena indignada por la respuesta de Raoul—. Se acostó con tu novio. ¿Qué otra razón necesitas para romperle la cara?
—Ex novio —le susurra Raoul tranquilamente—. No tengo por qué pagarlo con él, si Lucas no supo mantener la polla dentro de sus pantalones cuando no me tenía al lado, es solo culpa suya, no de los tíos con los que se acostó. —Muerde su labio inferior con una sonrisa triste, porque aunque a veces intenta disimular, esa historia todavía duele—. Mi novio no me respetaba, no puedo pretender que lo hicieran un par de tíos que no me debían nada, quizás algunos ni siquiera sabían de mi existencia.
No hay respuesta, pues ninguno sabe qué decir. Raoul habla en plural, pero la verdad es que no tiene idea de cuántas veces Lucas lo engañó. Quizás fue solo con David, ese chico guapo con el que su ex compartía algunas asignaturas en la universidad, y que según Lucas, supo aprovechar su estado de embriaguez para seducirlo en una discoteca y terminar follando.
Sin decir una palabra más, Raoul arranca el coche y pone rumbo al piso de Nerea, donde seguro Miriam está enfurecida de tanto esperarlos.
Agoney mira a su amigo con los ojos tristes mientras conduce. Sabe perfectamente que no le gusta hablar de su ex, sabe lo mal que lo pasó cuando terminaron, pero es que una relación de tres años no se olvida fácilmente.
Lo sabe, pero no por experiencia propia, porque Agoney y las relaciones, no van de la mano. Él prefiere la libertad, divertirse y follar con las tías que quiera, siempre y cuando, ambos estén en sintonía, nada de sentimientos ni relaciones. Es algo que siempre debe quedar claro, porque su intención no es lastimar, engañar, o mentir, solo para conseguir un polvo. Para él, la sinceridad es lo primero, es fundamental.
A veces piensa que Raoul debería ser un poco más parecido a él en ese sentido, pero su amigo es un romántico perdido. Y aunque ha conseguido que Raoul se divierta más en los últimos meses y lo ha convencido de que tener un rollo, un polvo, o un simple morreo por una noche, no tiene nada de malo, sabe que en el fondo su amigo sigue esperando que esa persona especial llegue a su vida.
Sin duda esa persona será la más afortunada cuando aparezca en la vida del rubio, porque Raoul Vázquez es una persona maravillosa. Su mejor amigo merece a alguien que sepa amarlo de la misma forma que él sabe amar a los demás, de manera incondicional, entregando todo.
—No te preocupes, por favor —pide Raoul y sus palabras repentinas le sacan de sus pensamientos—. Estoy bien, no pasa nada. No pasa nada por hablar de Lucas —explica con una sonrisa sincera en sus labios.
—Vale, lo siento. Sé que es tu vida, es tu historia, no tendría que meterme tanto.
—Lo entiendo perfectamente, Ago. Eres mi mejor amigo, te preocupas por mí, como yo lo hago por ti —dice el rubio soltando una pequeña carcajada a la que se suma la del canario—. Haga lo que haga, seguirás metiéndote en mi vida, como yo hago con la tuya.
—Es verdad, tienes razón.
—Siempre la tengo —dice el rubio con aire de superioridad.
—¡Dios! No empieces, que no tenemos tiempo para tu ego, tenemos que llegar o van a matarnos. Miriam va a matarnos, así que mejor conduce.
—Vale, vale —Raoul asiente, ríe y le mira divertido antes de concentrarse solo en conducir.
Hace tanto tiempo que se conocen, que Raoul ya no recuerda su vida sin su mejor amigo canario al lado. Definitivamente han compartido muchos momentos juntos, Raoul supo que Agoney iba a ser una persona especial en su vida desde que le vio por primera vez. No se equivocó.
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¡Hola a todos! Esta es la primera vez que escribo algo. Hace tiempo quiero hacerlo pero no me animé a publicarlo hasta hoy. Solo espero que les guste esta historia y si es así, la apoyen. ¡Desde ya gracias y muchos besos a todos los que lleguen a leerme! Perdón si hay errores de ortografía. 💜💛
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Confundidos - Ragoney (en Edición)
FanfictionRaoul recuerda cada momento de su vida junto a Agoney, y aunque no fueron su primer beso, ni fueron su primera vez, quizás siempre fueron el primer amor, aunque no supieron verlo.