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Cuando están los dos sentados alrededor de la mesa que hay en el salón, Raoul espera a que Ricky comience a hablar. El mallorquín le mira fijamente pero no dice ni una sola palabra y se dedica a observar el piso por varios segundos.

– Necesitáis un sofá – comenta de la nada.

Raoul mira a su alrededor, observa el sillón individual que hay a unos metros, aquel que Antonio dejó antes de marcharse, y asiente con la cabeza. Un sofá o un sillón más grande, uno en donde al menos puedan sentarse Agoney y él, les vendría muy bien.

– Esta mañana me he quedado sin polvo por tu culpa – suelta Ricky.

– ¿Cómo? – pregunta mirando sus ojos.

– Lo que oyes, Javi se enfadó conmigo.

– Pues algo le habrás hecho, ¿A mí qué me cuentas? – dice a la defensiva.

Ricky puede notar los ojos de su amigo más fríos, está distante y cree que sigue enojado por la tontería de la foto.

– Luego de que Ago me llamara, Javi se molestó porque piensa que siempre me paso contigo – Raoul no dice nada y desvía su mirada de él – ¿Tú crees que me paso contigo?

– N-No.

– ¡Ay, piensas que me paso contigo! – afirma Ricky luego de escuchar ese no tan poco convincente y se levanta para caminar – ¿De verdad Raoul?

– He dicho que no, eso es una estupidez – niega de nuevo intentando restarle importancia.

– Raoulito...

– Tú eres así, yo lo sé, no importa – dice jugando con sus dedos sobre la mesa antes de levantarse para ir a la cocina – ¿Quieres un café?

– Rubito... – le escucha a sus espaldas porque Ricky ha seguido sus pasos.

– No tengo muchas opciones, mañana debería ir al super, pero tengo café o puedo hacerte un zumo–

– ¡Raoul! – le llama al notar que intenta esquivar la conversación – Si algo realmente te molesta, prefiero que me lo digas – insiste el mallorquín – Que yo a lo mejor me paso con mis bromas y no me doy cuenta pero mi intención no es–

– ¡Que no pasa nada! – grita Raoul un poco más nervioso.

– Te enfadaste por lo de hoy – le recuerda el mayor cruzándose de brazos.

– Le dije a Ago que no hacía falta que te pidiera nada – comenta mientras calienta el café.

– Ya, estoy seguro de que él lo hubiese dejado pasar, pero no lo hizo por alguna razón que claramente tiene tu nombre – se acerca a su amigo y le quita una de las tazas que ha sacado para que le preste atención – Era una broma, no pretendía que te enfadaras, perdón si me he pasado.

Un silencio se instala entre ellos durante un breve tiempo, Raoul juega con sus dedos en la encimera y Ricky espera que le diga algo.

– No importa, de verdad – asegura quitándole la taza de nuevo para servirle el café minutos después – Tú eres así, yo soy el problema, porque soy un celoso de mierda...

– A ver–

– Yo soy el celoso y el inseguro, no Ago.

– Ya, pero–

– ¡Siempre soy yo el problema, Ricky, no eres tú, ni tus bromas, soy yo! – le interrumpe tomando una de las tazas para beber y alejarse de él – Pero... Estoy tratando de cambiar porque no quiero que esto salga mal.

Ricky frunce el ceño extrañado ante sus palabras, porque le parece ridículo que piense en la posibilidad de que su relación con Agoney pueda fracasar. En la mente del ojiazul, nadie en su sano juicio creería semejante disparate.

Confundidos - Ragoney (en Edición)Where stories live. Discover now