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Cuando Agoney despierta, no quiere moverse de la cama. Siente un poco de frío y el cuerpo de Javier lo abriga bastante. Gira un poco para abrazarse más a él y lo observa dormir plácidamente.

El moreno orgulloso de él, de lo que hará, porque sabe ver otra vez a su hermana será un momento muy duro. Ella representa la traicionó y eso aún genera dolor. Está convencido de que lo mejor para Javier es hablar con ella, enfrentar aquella situación de la que huyó tiempo atrás. Cree que así podrá cerrar por completo esa herida y avanzar de una vez. Él se lo merece.

Ahora que lo piensa, Agoney ni siquiera sabe su nombre, Javier nunca la ha nombrado delante suyo. No puede evitar imaginársela, es por eso que se queda unos segundos preguntándose cómo será ella, hasta que el sonido de su teléfono interrumpe sus pensamientos. Contesta rápido para no molestar al profesor y habla con su abuelo que es quien ha llamado.

—Hola —saluda con una sonrisa.

Hola, hijo, solo una pregunta, ¿vienes a cenar?

—Sí, ¿pero ya es tan tarde? —Observa por la ventana y comprueba que no, todavía es de día.

Pero qué va, si solo estaba aburrido. Estoy solo en casa, por eso te llamo. —Ríe su abuelo.

—Joder, dentro de un rato voy, me he quedado dormido —explica bostezando.

Vale, lo imaginaba, no molesto más, adiós.

El mayor corta la llamada sin dejarlo despedirse. Agoney se mueve con cuidado e intenta levantarse sin despertar a Javier. Le cuesta, pero lo consigue, toma su ropa y sale de la habitación para vestirse en el salón. Cuando deja todo impecable se marcha, enviándole un mensaje para que pueda leerlo al despertar.

<Msj Ago: Javi, pensé dejarte
una nota de mi puño y letra,
pero creo que hubiese sido
demasiado romántico,
Incluso para nosotros 😂
Espero que hayas dormido
igual o mucho mejor que yo.
Sequé y guardé los trastos
del fregadero, creo que dejé
todo en su sitio. Cualquier
cosa que necesites me llamas.
Nos vemos mañana 😄>

Camina hasta su coche y arranca, se muere de hambre y quiere una ducha caliente.

*****

Manu lo mira con el ceño fruncido cuando se lo encuentra al otro lado de la puerta, sin entender qué hace allí.

—Hola, Manu —saluda sonriente Raoul—. ¿Qué pasa?

—¿De dónde vienes? —Deja un beso en la cabeza rubia y le da un pequeño abrazo.

—De casa, es que he tenido partido y he preferido ducharme antes de venir —explica, ingresando a la casa y observando a su alrededor.

—Ah.

—¿Ago está arriba? —Señala la escalera, dispuesto a subir

—No, de hecho creía que estaba contigo —dice Manu caminando hacia la cocina.

—¡Hala! Bizcocho de chocolate. —Sus  ojos se iluminan en segundos.

—Siéntate, anda, ahora te caliento una taza de leche.

—Jo, gracias, Manu. —Da saltitos en la silla como un niño pequeño, ansioso, y lleva su mano directo al plato para comer—. ¿Dónde dices que está Ago?

—No sé dónde está —responde el mayor—. Me dijo que se había quedado dormido y creí que se hacían echado una siesta juntos, como siempre.

—Pues no, debe estar con Miriam.

Confundidos - Ragoney (en Edición)Where stories live. Discover now