Entre besos se acercan a la escalera, pequeños picos, besos superficiales, pero que provocan una sonrisa en cada uno.
– Espérame un momento – pide Raoul al bajar el primer escalón.
Se devuelve a su habitación y al rato sale con una mochila en la espalda. Agoney sonríe, no va negarlo, su mente sólo está pensado en una cosa.
– ¿Qué has cogido? – pregunta curioso.
Raoul no le responde, toma su mano y bajan las escaleras hasta llegar al salón.
– Papá, ¿Nos dejas el coche?
– ¡Raoul, no! – pide el canario llamando la atención del mayor.
– Ago–
– ¡No!
Manolo les mira con una ceja arqueada desde el sofá, esperando a que se pongan de acuerdo.
– Olvídalo, Manolo – dice Agoney sonrojado como si el mayor pudiera leer los pensamientos que dan vueltas en su cabeza – Podemos ir andando.
– Vale – cede el rubio.
Deja que Agoney camine hacia la puerta luego de saludar a su padre y él se acerca al sofá.
– No necesito explicaciones, sólo toma la llave – dice Manolo centrado en la televisión.
– Gracias papá, vamos–
– ¡Prefiero no saber! – le interrumpe.
– Pero si–
– ¡No quiero saberlo, pero tened cuidado con la tapicería!
Las mejillas de Raoul se sonrojan al darse cuenta del motivo por el que dice aquello y se levanta rápido para salir de la casa. Ha tomado las lleves y cuando el canario le mira con una sonrisa esperándole fuera, quita la alarma del coche.
– ¡Raoul! – se queja al ver que ha pedido el coche igualmente.
– ¿Puedes tranquilizarte? Sólo iremos a cenar.
– Ya, ¿Y tu concepto de cenar significa comerme la polla dentro del coche de tu padre?
– Qué romántico eres, moreno – ríe Raoul pero no dice nada ante sus palabras.
Suben al coche luego de dejar la mochila en el asiento trasero, y aunque Agoney no cierra los ojos una vez que está dentro, los mantiene fijos en su móvil durante todo el camino, intentado mantener la mente en otra cosa para no pensar que va dentro del coche.
– Cierra las ojos – le pide el rubio luego de algunos minutos.
– Raoul, ya cenamos, tenemos que volver, de verd–
– Amor, definitivamente tendremos que hacer algo con esa obediencia – gira los ojos y se acerca para besarle – ¿Puedes hacerme caso por favor?
El moreno cierra los ojos con un suspiro pero sonríe cuando siente los labios de Raoul sobre su mejilla.
– ¡Muy bien, así me gusta! – muerde su mandíbula y se acomoda de nuevo en su asiento.
Avanza y se desvía por otro camino, pasan varios minutos y Agoney no deja de preguntar hacia dónde van pero como no obtiene respuesta, luego del quinto intento deja de preguntar. Se concentra en la música que suena en la radio hasta que comienza a sentir los movimientos del coche un poco más bruscos y a una velocidad más lenta.
– ¿Dónde estamos? – pregunta aún con los ojos cerrados.
Raoul no le responde, sigue conduciendo por un par de minutos más hasta que finalmente detiene el coche. Agoney no espera y abre los ojos observando todo oscuro a su alrededor.
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Confundidos - Ragoney (en Edición)
FanfictionRaoul recuerda cada momento de su vida junto a Agoney, y aunque no fueron su primer beso, ni fueron su primera vez, quizás siempre fueron el primer amor, aunque no supieron verlo.